miércoles, 24 de septiembre de 2014

El secreto / Le secret de Javier Vásconez

NOTA DE PRENSA

El secreto
Le secret

Javier Vásconez

2.50 € | Novela Corta
ISBN: 978-84-15634-31-7




El señor Gómez, jefe de la oficina, se acerca a Camacho y le dice: «...el secreto está en levantarse temprano, desayunar, leer el periódico, vivir al día y superar
los sueños con el trabajo». Pero Rubén Camacho lleva algo dentro de él que va a estallar. Un secreto como una bestia negra. Un lobo que acecha la ciudad.

Basado en la historia real del famoso asesino conocido como “el Desdentado”, Daniel Camargo Barbosa, uno de los psicópatas más terribles y extraños de Latinoamérica. En el momento de su detención se le encontró con obras de Dostoyevski y Vargas Llosa. Tenía el perfil de una persona con una inteligencia
superior a la normal, las pruebas en la cárcel probaron un coeficiente de 116, además poseía una cultura insólita en un ser marginal. El secreto narra la historia y se adentra en la psicología del criminal. El libro se vio envuelto en la polémica, tanto que la edición llegó a ser censurada en algunos países.

Javier Vásconez
Javier Vásconez nos presenta una novela corta que se aleja de cualquier connotación de juicio moral y construye una novela corta dura y cruda.

Editorial Foc la recupera en edición electrónica y bilingüe en francés.

«De pocos escritores latinoamericanos se puede decir que son dueños de un mundo propio. Javier Vásconez ha creado un universo singular y anómalo».
                                         Pedro Ángel Palou




viernes, 19 de septiembre de 2014

Entrevista a Diana París: Secretos familiares ¿Decretos personales?



Diana París es licenciada en letras, profesora universitaria y editora. Dentro del psicoanálisis, hace diez años se dedica a Psicogenealogía.

Con objeto de la reciente publicación de su libro Secretos familiares, ¿decretos personales? (Editorial Del Nuevo Extremo, 2014), concede una interesante entrevista al suplemento de Clarin Entremujeres, que podéis leer en este enlace:





martes, 9 de septiembre de 2014

Reseña a La muerte tiene los días contados de Mario Meléndez



La muerte tiene los días contados de Mario Meléndez



Reseña de Ombretta Ciurnelli
Ensayista y crítica italiana
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La editorial Raffaelli de Rimini ha publicado la obra del poeta chileno Mario Meléndez La morte ha i giorni contati (1). La colección de poemas, publicada en libro y en formato electrónico, presenta el texto original y la traducción italiana de Alba Metaponte. Mario Meléndez, considerado una de las voces más importantes de la nueva poesía latinoamericana, nació en 1971 en Linares, en el centro de Chile. Su infancia fue testigo de la violencia del régimen de Pinochet y la difícil condición de los exiliados.
Luego se traslada a Ciudad de México, donde se ocupa activamente de industria editorial, periodismo, crítica literaria y en particular de poesía, dirigiendo en “Laberinto Ediciones” una colección de los mayores poetas latinoamericanos. Actualmente vive en Italia, en la región Marche, donde ha colaborado, entre otras cosas, con la Universidad de Urbino, dando clases de poesía y literatura hispanoamericana.
Su poesía es de difícil colocación entre las corrientes y los géneros propios de nuestra literatura; Luca Benassi dice que «es una poesía que no se deja encasillar, sobre la cual la cola de las etiquetas no pega».(2)

En su libro, donde la muerte es protagonista de un representación que se articula en ocho tiempos (“La vida privada de la muerte”, “La muerte lloró a los pies de Jesús”, “La muerte tiene los días contados”, “Los heterónimos de la muerte”, “Los personajes de la muerte”, “La muerte lleva una camisa de fuerza”, “Postales del más allá”, “La muerte, todavía”), encontramos muy poco de lo que mucha literatura, música y arte han expresado sobre este tema. Meléndez está lejos de pensativas meditaciones, de impulsos místicos y religiosos, de reflexiones sobre el misterio de nuestro ser y de nuestro fin, y en la colección no hay lugar para esperanzas o tentaciones metafísicas. Lo que anima su poesía es, sobre todo, una extraordinaria imaginación surrealista a la que se funde un uso irreverente de la ironía. Parece que el Autor quiere burlarse de la muerte, ridiculizarla, no para exorcizarla en un subtenso juego apotropaico, sino para quitarle el velo de las hipocresías a través de un humor macabro y metafísico, como en los versos que anticipan la primera parte de la colección (“La vida privada de la muerte”): La muerte pidió que la cremaran / y esparcieran sus cenizas / sobre todos los vivos, o como en el poema “Reporte del forense”: Murió de un lanzazo en el costado / luego de desvariar durante horas / llamando a un tal Dios / (no se consigna el apellido) / y prometiendo la vida eterna / a quien se lo pidiera.
La representación parece grotesca: el día de su nacimiento la muerte era tan fea como las gordas de Botero, convirtiéndose más tarde en bebé robusto al que hasta Dios le cambia de pañales. Ella, en su autorretrato (“Autorretrato de la muerte”) confiesa con cinismo que ha sido feliz en los campos de batalla / aconsejando a los suicidas / mientras se miran al espejo por última vez. Dice Francisco Véjar en el prólogo al libro: «Finalmente un poeta que le quita el velo a la muerte y la hace dialogar con nuestro tiempo». El Autor quiere también subrayar la famélica espectacularización de la muerte que caracteriza la información de nuestro tiempo por parte de periodistas cínicos, listos para captar su rostro recién despierto o su esbelta figura en cualquier rincón.
A veces la muerte puede ser seductora y, como Mefistófeles, le promete a Jesús en la cruz un pastel con 34 velas si él se acordará de ella en su reino o le promete a Michael Jackson dejarle más blanco que los pechos de Madonna si él le enseña la sinuosidad de sus movimientos y de sus pasos de baile. En un rico escenario Meléndez mueve con habilidad  a sus personajes más allá de cualquiera coherencia espacio-temporal; Sky y CNN están presentes junto con Moisés, Picasso y Ulises en su representación del Calvario (“La muerte lloró a los pies de Jesús”), en un guión visionario que se presenta a mitad entre un macabro Evangelio apócrifo y los ritmos de una encuesta judicial: Dios andaba en bicicleta / cuando la muerte lo fue a buscar / Ha fallecido tu hijo, le reveló / lo acabo de oír en la radio. O como dice el poema “Al tercer día”: Y quién resucitó entonces / preguntó la muerte, sorprendida / Y Dios no supo qué decir // (La cruz, los clavos, la corona de espinas, / el arma homicida y otros medios de prueba / ya son parte del sumario).
Imágenes surreales, fuera del tiempo y del espacio, se superponen y se persiguen con soluciones escénicas prodigiosas y sorprendentes para reflexionar sobre la muerte, más que como un hecho individual y personal, como una dimensión política y social.
Más allá de los textos desacralizadores, en la colección hay poemas en donde lo representado es el drama de la historia. Así en la poesía “El testamento de la muerte” encontramos las herramientas de la muerte: la guillotina de Robespierre, los fósforos de Nerón, la bacinica de Stalin, una silla eléctrica confiscada por falta de pago, y, finalmente, la guadaña, metáfora por excelencia de la muerte, que pasa a manos de Charles Manson, uno de los más sangrientos criminales del siglo XX.
Grotesco, y probablemente por esta razón aún más dramático, aparece el “turismo” en los lugares de la muerte (“La muerte está de moda”): desde Auschwitz al Patio 29, donde «fueron enterrados y luego exhumados unos 200 cuerpos de detenidos desaparecidos durante la Dictadura Militar» (3), desde Isla Dawson a Villa Baviera, otros lugares símbolo del drama del pueblo chileno durante ese periodo. Sobre la poesía social de Meléndez, Manuel Cohen escribe que: «la épica de su gente constituye y determina el hábito y el ámbito de su atención. Nuestro autor nos habla de su vida, sus pasiones, sus furores, sus dolores, y continuamente remite, reverbera y se refiere a pasiones, furores y dolores de su tierra.»
El lenguaje, adaptándose a la dimensión irónica y grotesca de la representación, se desliza hacia un sarcástico cinismo, al representar la muerte como mercancía de un supermercado: Sorpréndase con las ofertas del día: / una mandíbula rota, una lanza en el costado / un cráneo con salida de proyectil. El de Meléndez es un lenguaje sencillo y coloquial, capaz de construir imágenes cargadas de crudo realismo, en cuyo concreto, sin embargo, se disgregan relaciones y sentidos hasta llegar a una dimensión onírica y surreal donde todo puede ocurrir y donde se rompen las tradicionales categorías descriptivas y representativas.
Concluimos esta reseña con un juicio sobre Mario Meléndez que apareció en el blog “La bella poesía”: «La poesía de Mario Meléndez es sorprendente, intensa, imaginativa, y sin embargo clara, inmediata; encuentra los sueños y las ansiedades del lector y le otorga alas de libertad y, además, rigor expresivo; es la confluencia de muchos ríos y tradiciones culturales; en sus versos se oye el eco de los grandes poetas chilenos, empezando por Pablo Neruda y Gabriela Mistral, pero se reconoce también la gran tradición visionaria de García Márquez y de Amado, desbordantes en metáforas y sugestiones. Por lo tanto, no sólo una tradición circunscrita en precisos confines culturales, sino un crisol de historias y culturas diferentes, una mezcla de mares tumultuosos que logran reunirse al final en un único, inimitable estilo, lleno de ritmos de absoluta pureza poética.» (4)

Mario Mélendez, La morte ha i giorni contati, trad. di Alba Metaponte, Rimini, Raffaelli Editore, 2014, págs. 142.
14 agosto 2014
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Edic. México, 2010

1 Título original: La muerte tiene los días contados, Laberinto Ediciones, Ciudad de México 2010.
2 Luca Benassi, Ricordi del futuro. La poesia di Mario Mélendez; en: http://issuu.com/inrealtalapoesia/docs/ricordi_dal_futuro_-_benassi, pág. 7.
3 nota a la poesía La muerte está de moda (págg. 54 55).

sábado, 6 de septiembre de 2014

100 años de Parra


100 años de Parra: 
no + mentiras piadosas 






Ayer, 5 de septiembre se celebró nada menos que el cumpleaños número cien de Nicanor Parra, el poeta vivo más importante de la lengua castellana. Y al celebrarlo  nos recorre una escalofriante sensación de vértigo,  pues por una parte, al autor de la antipoesía se le reconoce como un testigo privilegiado de ese revolucionario siglo XX,  y por otra, su obra nos hereda la apuesta estética  posiblemente más radical de la historia literaria de ese siglo*. 

Nicanor Parra. Archivo
Estos hechos explican por sí solos la magnitud de este acontecimiento. Es por eso quizás que intentar hacerle justicia mediante unas cuantas pinceladas resultaría un gesto tan vacuo como impertinente, si con ello se pretendiera dar cuenta de la profundidad de esa impresionante revolución estética. Hacerse cargo de esta revolución, nos lleva, de hecho,  a una encrucijada nada trivial,  pues nos enfrenta a las viejas y desgastadas premisas del paradigma crítico literario modernista. Éste ha conseguido que críticos y profesores  hayan
anestesiado y reprimido los verdaderos aportes revolucionarios de la antipoesía. En pocas palabras, esta celebración debiera servirnos al menos como invitación a una lectura liberada del yugo esteticista de la crítica literaria, es decir, serviría para invitar a releerla más allá de las premisas estético–metafísicas que la asfixian y mutilan intentando convertirla en simple poesía, en circunstancias que ella misma, en su radical complejidad antipoética, deshace y problematiza precisamente ese hechizo “poético” que se nos aparece cada día más lejano y anacrónico: 

                                               T O D O   E S   P O E S Í A
                                                       Menos la poesía                        
(Artefactos, 1972)

¿Sabemos pensar esta contradicción? O mejor ¿sabemos pensar la contradicción? La antipoesía no es sólo una nueva propuesta poética, sino también una herramienta privilegiada para reflexionar lo que se nos quiere hacer pasar por medio de ese juego de lenguaje llamado poesía: es una invitación para conocer nuestro modo de vivir y pensar. De aquí la importancia de incorporar la contradicción en toda su radicalidad (no se olvide que fue Aristóteles quien la  excluyó de su órganon) y eso, naturalmente va más allá de lo lógico y lo meramente poético:

                                               TAREA PARA LA CASA
                                               aprender a vivir en la contradicción
                                               sin conflicto    
                                   
(Obras Públicas, 2006)

Hoy que celebramos el centenario del autor galardonado con el prestigioso premio Cervantes nos da la oportunidad de volver los ojos a su obra tan aparentemente difundida y a la vez tan poco conocida. Por eso decimos que ha llegado la hora de dejar atrás esa simplicidad metafísica y asumir de una vez por todas la complejidad que nos introduce la antipoesía. Ya no podemos seguir aplicando modelos teóricos preexistentes a esta escritura, pues si realmente se quiere trabajar con su riqueza  se necesitan herramientas y paradigmas nuevos que permitan dar a luz  a ese lector nuevo que esta escritura construye, es decir, se necesita expandir el actual horizonte de lectura y de esa manera abrirse a la experiencia compleja de su legado. Algo que sin duda escapa a lo que todavía hoy se sigue enseñando y difundiendo como poesía, literatura incluso como cultura: 

Doy x inaugurado el siglo XXI
Fin a la siutiquería grecolatinizante
Venga el bu
No + mentiras piadosas
Hay que decirle la verdad al lector
Aunque se le pongan los pelos de punta
Basta de subterfugios
Asumamos de una vez por todas
Nuestra precariedad agropecuaria
Lo demás es literatura
Mala literatura modernista
A otro Parra con ese hueso señor Rector

 A mí me carga la literatura
Tanto o + que la antiliteratura

(Discurso de Guadalajara, 1991)





* Para abordar esta revolución antipoética remito a dos de mis trabajos sobre su obra: Nicanor Parra en serio & en broma Ediciones del Departamento de Estudios Humanísticos de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, Santiago de Chile, 1997 y La antipoesía de Nicanor Parra, un legado para todos & para nadie, Museo Histórico Nacional, Santiago de Chile, 2012.


martes, 2 de septiembre de 2014

Especial poesía latinoamericana: Ómnibus n. 47

Revista Ómnibus n. 47: Antología poesía latinoamericana (1965-1980)

ANTOLOGÍA DE POESÍA LATINOAMERICANA



Estimados amigos:

En este número especial sobre POESÍA LATINOAMERICANA (1965-1980), Ómnibus edita una antología seleccionada por el escritor chileno Mario Meléndez, que con prólogo de Xavier Oquendo [...] reúne algunos de los autores más significativos de la nueva poesía escrita en este continente. Los distintos imaginarios y tesituras que desfilan a través de estas páginas, sus herencias y derivaciones, dan cuenta de una realidad necesaria, amparada en una tradición cuya impronta permanecerá en la memoria colectiva como un testimonio vital. Los poetas incluidos, acusan influencias diversas, que van desde lo clásico, lo neobarroco, lo experimental, lo lúdico, lo anecdótico, teniendo como base un marco teórico y referencial sustentado en las diversas lecturas en las cuales se inserta dicho proceso [...]

Además puedes encontrar nuestra sección de artículos críticos en LITERATURA, RESEÑAS y CREACIÓN.

Gracias de nuevo por seguirnos en esta aventura literaria.


Consejo Editor de Ómnibus.
Revista intercultural