I
El sol deja la estación te persigue, sube, se mueve frente
a ti, encuentra dónde habías estado, busca, allí o en otro lugar, en las
fachadas grises que no te reconocen, qué recuerdas del camino que se perdió,
vuelve a una esquina siéntate un rato, y una vez más, los caminos que estás
cambiando, horas que vagaste, ancianas que te miran a través de la ventana se
agrandan achican caminas sin salir a ningún lado, los caminos se ensanchan
estrechan tuercen bajo tus pies se elevan suben otra vez, te levantas sientas
avanzas un poco más, preguntas a alguien, entras, iglesia llena, habrá muerto
alguien, descansas un poco, rodillas cerradas, ojos cerrados, recuerdas algo
sales otra vez, otros contigo, la campana, el botones que abre la puerta,
entras detrás de ellos hasta el final del corredor, luego en la derecha y
subiendo las escaleras, lentes gruesos, y una mancha roja bajo su nariz, él no
te prestó atención ni te tomó por otra persona, cómo haría para reconocerte
mirando desde la luz a la oscuridad, o no ve bien, sube las escaleras, hasta
arriba, acuéstate, cúbrete, es demasiado temprano para dormir. Tienes frío,
cúbrete, te acurrucas, tiemblas, te tiras, de pies a cuerpo a manos un líquido
pegajoso te cubre, te tomó por alguien más y te dejó entrar, quién más vive
aquí, te cubre, te despiertas en un sueño, vacío, ojos que se abren y nos
separan otra vez, no puedes tirarla hacia ti, te levantas, te caes, tienes sed,
te despiertas por agua, siempre la misma historia, qué hora es, las luces
afuera, cuenta cuántas encendidas cuántas apagadas, el yeso cansado arriba
esperando, como una cucaracha, solo y quieto como una cucaracha, buscando aquí
y allá un lugar tibio para esconderse, sudas, del calor, el techo baja hasta
tus pies la ventana baja hasta tus pies, desde allí qué puedes ver, solo cielo,
cielo sin nada, nada sobre los techos, de tus pies hasta tus rodillas, te
levantas sales al corredor, las otras habitaciones vacías también, salvo donde
se escucha el dormir, vuelves a tu cama ojos abiertos hacia la oscuridad
esperas en la oscuridad para dormir.
(…)
II
Subimos. Una escalera
detrás de los baños, verticales casi, apenas si podía ver algo más, seguía casi
a ciegas. Como una ola alzándose, un suspiro. Como si no hubiera sido real
hasta que entramos y ella cerró la puerta. Silla, cama, no veía nada más, se
apiñaron alrededor mío. Ella corrió la cortina, la cama cedió, la silla para
sostener mis pantalones por un momento. Boca entreabierta. Boca entreabierta sobre
mí. Ella me tomó me senté a su lado me recliné ella se subió arriba abrió tomó
mi mano y la metió para tocarse entre sus pechos. Su mano en el medio separando
los pelos. Me levanté un poco para tocarla, caí de nuevo, su boca en mí. Ella
chupaba demasiado fuerte, la silla, dondequiera que podía, cerraba los ojos, todo
se nublaba y disolvía, no podía aguantar, yo cerraba los ojos para calmarme por
dentro, ni siquiera ahí dentro, ella chupaba demasiado fuerte, demasiado
rápido, nada, yo no podía, nada salía. Ella jadeaba, su aliento entre mis
piernas. No podía ver para afuera. La cortina que había tapado la luz del
cielo. Ola parada. Ella se sentó, me tocó hacia arriba y abajo. Pensé que había
visto un dedo de más en la palma de su mano. Fuerte, demasiado fuerte. Me
lastimaba. Intenté fijar mis ojos en su boca. No pude más, me paré. Su mano
sobre mí, me senté de nuevo a su lado, ella empezó otra vez, con su mano
batiendo y apretando, mi mano tendida sobre sus pechos pesados sin pezones estómago
sin ombligo. Labios en los que fijaba mi mirada, me recliné nuestras lenguas se
tocaron. Algo estaba punto de salir, después nada. Ola parada. Una sombra
detrás, la sombra de él, el terror de que me hubiera seguido hasta aquí. Golpeará
la puerta, la abrirá, me encontrará semi-desnudo, erguido en frente de la cama.
Ella seguía tocándome de arriba a abajo. La campana que se escuchaba afuera, que
repicaba por nosotros. Vacío entre sus caricias, nada salía de adentro. Sin que
ella pudiera sacar nada de adentro mío. Se levantó, corrió la cortina. Nadie.
Bajé de nuevo hacia la calle. Después de eso ya no recuerdo.
(…)
¿De dónde vine? ¿Mi nombre? ¿Hacia dónde me dirigía? Siéntate, si
quisiera sentarme por un momento. Relájate, había estado caminando largo tiempo
sin sentido antes de entrar, me asustaba volver a intentar. ¿Debería ella
atenuar la luz o mejor así? No quitarle la ropa. Yo acostarme y ella sentarse
en mi falda para que pueda mirarla. Como yo la había imaginado la noche
anterior cuando se había acercado a la ventana. La quise entonces. Voces de la
calle o los otros cuartos, risas. Pantalones cuidadosamente en la silla. ¿Por
qué habría de necesitarlo, el pañuelo? Me recosté con mis piernas estiradas
juntas, brazos pegados a mi cuerpo. Como en un ataúd. Y dejé de respirar por un
momento. Pero mejor si seguía respirando, con calma y un poco más despacio.
Ella comenzó, levanté mis ojos al techo. Blanco, una sábana blanca dos metros arriba
nuestro. Me preguntó si quería lento o más rápido, yo no podía sentir, dije un
poco más lento. Se sentía como si un miembro ajeno estuviera atascado a mi
cuerpo. Un miembro ajeno saliendo de mi cuerpo. De atrás a adelante, como
limpiando el cañón de un arma. De adelante a atrás, ahora más lento apenas. Sus
pechos continuaban avanzando. Enderecé mi espalda y me recliné de nuevo, así
mejor, lento, luego un poco más rápido. Ella bajó su mirada a su mano,
esperando atenta. Podía sentir que me apretaba y luego soltaba y relajaba.
Sentía cómo me exprimía la sangre en las venas, más y más fuerte, no entendía
cómo. Yo solo quería verla moverse arriba mío. No, todavía no, por un momento,
solo el espejo, la pared blanca de nuevo, el duro cuerpo sobre mí. Por un
momento no miras a ninguna parte, solo sientes, el cuerpo se desborda, saliva
en la boca, el animal razguña dentro y quiere salir, tú quieres salir, el
sediento animal empuja dentro para salir de tu mente desbordada. Desbordándose
entre sus dedos y creciendo y te mueves hacia sus pechos. Y luego, luego como
si no existieras, como si el animal muriera y yo que acabé entero dentro de
ella. Si pudiera permanecer así, vacío, vacío y limpio. Luego
el mundo aparece calmo, en paz, simple, limpio bajo tus ojos. Luego no importaría
qué tan solo pueda estar. Sonrió como si
supiera, me iría, volvería, la querría de nuevo, ahora estoy pensando en ella,
si tan solo de nuevo. Tomó el pañuelo me limpió. Y lo apretó por encima por un
momento, como sobre un grano que reventó.
(…)
III
Él habló Te perseguiré te superaré
Saciaré mi alma de la carne derritieron a todos.
Montado en olas
sangrientas
las cubrió
suspiro.
Antes de que se haga la noche cantemos a
en la entrega
dan frutos como escarcha en el suelo
ladridos de sabuesos al
acecho
Madera, y la habían
arrojado al agua
y fue dulcificada
pero la dejaron hasta la
mañana. Y
engendró gusanos y
apestó en el fondo
vasijas llenas y ellos no
podían beber
y se disolvieron todas
salvo una. Y los huesos bajo el sol
como yeso
y él partió del desierto
pasajes y acamparon ahí.
Danos brazos extendidos
hacia el agua
danos dioses que vayan
delante de nosotros
naufragio bajo el monte.
(…)
IV
Duermes de noche. De noche te despiertas. Ni siquiera la sombra de un árbol, una señal,
algo erguido. Desierto. Arena. Como tú ellos están durmiendo. Noche. Cada vez que te levantas esperas el alba, es
de noche, duermes te despiertas es de noche. Eso continúa muchos días mientras
que estás viajando. Como si estuvieras persiguiendo una luz que retrocede con
la velocidad que tú avanzas. Durante días es así.
Luego amanece un poco, un poco. Una línea
en el horizonte, luz, cielo o arena o cenizas, más luz, no sabes de dónde,
sigue por un par de horas, luego noche otra vez. Y luego todo otra vez, ya no
puedes llevar la cuenta cuánto dura el día o la noche o la luz. Al principio,
cada día casi igual luego más y más cortos, al final te parece que el sol sale
y se pone en cuestión de minutos. Como si el tiempo esfumándose como si nada
pereciendo aquí. Día como un tren moviéndose frente al tuyo, espera un poco,
luego se escapa hacia adelante. Apenas escuchas el silbido delante como viento
que viaja a través del tubo. Y mientras duermes tampoco sabes lo que pasa, lo
que podría haberse cambiado mientras dormías. Si las cosas son diferentes
cuando acabas de despertar, antes podría haber sido diferente y tú no haberlo
recordado. O si es lo mismo, el paisaje, de cualquier manera apenas lo ves. O,
podría ser que no recuerdas esto, otra cosa que recuerdas, duermes, despiertas
tantas veces, tan seguido, no sabes cuándo estás dormido y cuándo estás
despierto, por qué estar despierto, ahora podrías estar dormido, lo que
recuerdas lo puedes recordar en el sueño, despertar en un sueño, recordar
dentro de un sueño, memoria distinta otras cosas que recuerdas cuando estás en
un sueño, y puedes tener una vida propia en el sueño, recuerdas quién eres qué
hiciste, y aunque puedas no ser la persona que fuiste cuando volviste a
despertar no dudas quién eres en el sueño, incluso cuando estás cambiando y
cambiando continuamente, no te cuestionas, las cosas son así por naturaleza, no
es extraño, estás cambiando continuamente, tu cuerpo, a tu alrededor, todo en
todas partes, eres otra persona, pero eres el mismo, eres él. Esto es
continuidad, viajas, quizás en tu mente, un verdadero mundo de papel, Dios se
precipita por paisajes y edificios, derriba, abre nuevos caminos, no le gusta,
cambia otra vez, pero no hay división, Su mundo es uno, y no percibes ni
división ni contradicción, solo continuidad. Una inyección que olvidaste enseguida,
una piel cubriendo lentamente lo que recordabas, cambian, todas las cosas, la
memoria cambia, tú mismo cambias, alguna mujer que buscas, no sabes si estabas
buscando otra, si tenías alguna otra esperanza, alguna otra meta. Quizás mañana
algo más pueda borrar esas cosas también,
el nuevo velo del mundo, pero jamás lo sabrás, no serás capaz de
saberlo. Qué has hecho, si en verdad es lo que recuerdas. Quién habrá de
decírtelo. O siquiera saber tu historia. O si el nombre, el que escondes, si es
un nombre al final de una serie de nombres.
De todos modos, si puedo pensarme a mí mismo aquí,
debe haber algo más afuera, un lugar distinto. Ahora bien, si este afuera es
parte de mi mente, entonces mi mente no está hecha de una sola pieza, no es
una, está el aquí y el allá, fuera y dentro, es decir, de cierta manera, hay
algo en ella que está por fuera de mí. Algo por fuera de mí. En otra parte. Aunque
no sepa dónde resulte ser esto, dónde estoy yo, dónde resulto estar en el mapa,
qué lugar es aquí, qué lugar es otro. El pensamiento por sí mismo te lo dice.
Incluso si todo es de otra manera y no recuerdo correctamente, incluso si todo
lo que me rodea es falso. Estoy aquí, no estoy aquí: dos mundos ajenos entre
sí. Y luego, el espacio, la distancia, el camino, aunque no sea yo quien viaje.
El camino existe.
(…)
V
No escribe correctamente, casi agotado.
Línea que comienza y se esfuma.
Un color, ni tierra, ni horizonte, ni cielo.
Mirando adentro de una botella
vacía.
Una línea recta, sin giro alguno,
constante.
Quieta en los círculos de las ruedas
en las que vas tú.
La noche llegará.
Arbustos, muy esparcidos.
Como nieve o sal, no tan blancos,
más como arena.
Detente,
huye.
Nadie más ni delante ni detrás.
Tren detenido
en un agujero en el mapa.
Lo que recuerdas ya no es, ahora
olvídalo. Lo que escribiste.
U otras marcas, o sus propias partes
que has estado leyendo.
Ni las Escrituras se destacan, muy
dispersas, como los arbustos.
Llama, para ver si alguien te
escucha.
Y si me encontraran qué harían de mí.
No me importará, no tengo miedo como
antes.
El motor apagado
también, nada se escucha.
Tengo hambre y el frío me está afectando.
Periódico adentro por todo calor que pueda mantener.
Presiono y juego con mi dedo en mi
estómago y cruje.
Estaba escribiendo cuándo duermo y cuándo me despierto para ayudarme
a distinguir los días.
Aquí nadie duerme ni despierta, ni
la luz entra por ningún lado.
No puedes saber cúanto dura todo eso.
Sigues escribiendo porque aún tienes esperanzas,
casi.
Algo que siga viviendo.
Aparte de ti.
Lugar.
Lugar donde se vacía el mundo.
Una apertura o lugar o casa de Dios en la tierra,
una apertura o Portal sin lado interior
sin entrada.
Mientras siga estando delante de ti no hables y
no pienses.
Es el fin de la línea pero no estás listo, te
irás y volverás otra vez.
Da la vuelta y toma el tren.
Y calla y escribe solo lo que veas y lo que oigas.
De aquí en más solo lo que veas y lo que oigas.
Sobre ti nada más, haz silencio sobre ti.
El dolor se irá por fin, lograrás salir.
Cáete y alaba pero no pienses nada.
Cae de rodillas y vacíate.
Y espera solo a oír.
Empezó, el motor otra vez.
(…)