viernes, 24 de marzo de 2017

Poemas de Fabio Strinati

Pensieri nello scrigno. Nelle spighe di grano è il ritmo. Fabio Strinati

Poemas de Fabio Strinati


De Pensieri nello scrigno. Nelle spighe di grano è il ritmo

(Edit. Il Foglio, 2014)




ANIMA


La morte ha un odore di selvatico

più delle lacrime cadute a terra prematuramente,

seminate di speranza e di sorgenti

con accanto le mostrine incanutite di poveri soldati

caduti in guerra e mai risorti,



come

la morte, lei penetra porta scompiglio

e in novembre, solo un vago ricordo di quell'anima

vagante che ha vagato stanca per i campi spenti.






DENTRO LA MIA ANIMA



Dentro il mio io interiore, a volte triste e in solitudine...



ho l'anima che cerca il romanzo della vita

per non morire giovane su questa terra affaticata,



...solcare il mare

lasciandosi alle spalle un lacrimoso tramonto,

che sappia rinverdire l'anima mia di gioia e di speranza



I miei occhi osservano la primavera: stagione che penetra

con eleganza, come ogni mattina

quando penso alla preziosità della vita...



la più bella scoperta,

l'avventura in un lungomare di conquista





IO



Credo che la vita sia il mio principale aguzzino,



e quando ci sono quelle giornate umide

e le mosche bidonate nella lordura del momento,

mi ritiro nel mio bureau di taccuini,

guardo il cielo e mi rivedo spiaccicato

su quelle lente nuvole stracolme d'acqua

in quei giorni stringati di dicembre

e i cortili imbiancati come lenzuoli d'avi e di morte.





PRELUDIO                                                                  




La voce arranca, arretra tardiva al tramonto

crepa e sospira,


consuma un tempo nell’ambiguo vuoto circostante,


mentre scompare il vento che lì finisce e straripa.






VUOTO                                



Ho in prestito illusori letarghi d’animale

come invisibili le tane patite e noi, frasche


abbandonate all’interno di un vuoto assonnato.





ANGOSCE                                                                                                                                      



L’anima che invecchia tra gli alberi

dove un legno secco marcisce

è preda del suo spreco inciso

sulla pelle fustigata, estenua del presente,



scende sconosciuta fuliggine

che piano si nasconde.





MORTE


La polvere sui quadri
come sui vermi
i maturi frutti.




LA FALCE



L'attenzione è un trucco,

segue le ombre,
le più stanche.

jueves, 23 de marzo de 2017

Sospechosos en tránsito: las vueltas abiertas de América Latina

Esta antología publicada por Demipage Editorial (2017) reúne a escritores nacidos en algún lugar de Latinoamérica y que viven en España. Todos han conspirado en el apretado salón del cuento. Contiene, además, un mapa para escapar de los corsés ideológicos que tantos militares, políticos e intelectuales trataron de imponer al continente; un pergamino con veinte itinerarios que recogen distintas formas de huir, de volverse sospechoso en dos países a la vez, en el despegue y en el aterrizaje. Veinte maletas con ropa suficiente para vestir al anfitrión de huésped.

La mayoría de las veces, el escritor que elige emigrar no cuenta con facilidades, y en su experiencia confronta circunstancias que no hubiera vivido de haber permanecido en su país de origen. A los autores aquí reunidos les une la experiencia de la partida y cómo repercute en su escritura.

Selección de Doménico Chiappe

«Aeroplanos cortan el celofán de un cielo tropical,
abriendo surcos para llevar al exilio o la vuelta
a los que ya no aguantaron más.
Huellas en el mar».
Charly García

Autores antologados
Clara Obligado
Santiago Roncagliolo
Hernán Casciari
Gabriela Wiener
Marcelo Luján
Fernando Iwasaki
Lucas García París
Rafael Romero
Carlos López-Aguirre
Sergio Galarza
Carlos Salem
Elisa Fuenzalida
Jose Antonio García Simón
Consuelo Triviño
Juan Carlos Méndez Guédez
Leonardo Valencia
María Fernanda Ampuero
Jorge Eduardo Benavides
Cristina Peri Rossi
Karina Sainz Borgo

viernes, 17 de marzo de 2017

Palabra de autor (Conversaciones con escritores)

Marcos Fabián Herrera Muñoz, Colombia, 1984. Poeta y periodista cultural ha ejercido la crítica literaria en diversos periódicos y revistas de Europa y América, entre ellos Prensa Latina, Revista Universidad de Antioquia, Aurora Boreal,  Alhucema, Ómnibus, Puesto de Combate y Cuentosymas. Autor de los libros El Coloquio Insolente: Conversaciones con Escritores y artistas colombianos;  Dialogantes; Silabario de Magia y Huerto de olvidos (poesía). Varios de sus cuentos y poemas han sido traducidos al francés, italiano y el inglés
Sus diálogos con escritores y artistas para la prensa cultural hispanoamericana, le han reportado unánimes elogios y lo han ubicado como uno de los cultores más versátiles, documentados y agudos de la conversación literaria.

Palabra de autor (Conversaciones con escritores) es su última publicación en Sílaba editores (2017) donde entrevista a Consuelo Triviño Anzola, Julio Ortega, Fabio Martínez, Fernando Cruz Konfly, Darío Ruiz, Sergio Ramírez, Javier Vásconez y  Pablo Montoya, entre otros.

lunes, 13 de marzo de 2017

Taller GYM de Cuento online

 Taller GYM Internacional de Cuento con descuentos para lectores de 

Taller cuento y relato LiterAula
Literaula


Llega un concepto innovador y revolucionario para la práctica de la escritura creativa: el GYM ONLINE de Cuento LiterAula. Ideal para todas las personas que quieran entrenarse y mejorar en el arte de escribir cuentos. El aprendizaje está garantizado con buen entrenamiento y buenos instructores.

Mirada Malva y LiterAula, el programa español de formación online para narradores, suscribieron un acuerdo que beneficia a los lectores de la revista Ómnibus y del blog Mirada Malva para que puedan acceder a este Taller GYM Internacional de Cuento por solo 29 euros/mes.

VENTAJAS del GYM ONLINE de Cuento

* Entrenamiento narrativo de primer nivel guiado por escritores profesionales desde España.
* Usted entrenará con personas de diferentes países que tienen sus mismas aficiones e intereses. LiterAula fomenta el intercambio creativo internacional.
* Los mejores cuentos y relatos de los alumnos se publicarán en España y en revistas internacionales de literatura. ¡Dele visibilidad internacional a sus creaciones!

El trabajo creativo de los cuentistas suele ser aislado, solitario y muy sufrido. Escribir aislado produce cansancio y provoca el desaliento y a veces la desesperación. El GYM ONLINE de Cuento LiterAula ha llegado para resolver todo esto. La creación de cuentos y relatos es una actividad individual, ¡pero no debe ser solitaria! El GYM LiterAula es el mejor lugar de internet para entrenar y mejorar la calidad de sus textos.

GYM ONLINE de Cuento y Relato

Periodicidad: Mensual
Duración: Indefinida
Plazas: Limitadas a un máximo 15 alumnos por grupo.
Apertura de Grupos: Cada mes se abren las inscripciones para nuevos alumnos.

Precio al público en general: 39 Euros/mes

Precio para lectores de Ómnibus y Mirada Malva: 29 Euros/mes

¿Cómo funciona el GYM ONLINE de Cuento y Relato?
El GYM LiterAula es un espacio virtual de entrenamiento privado para los integrantes de cada grupo (de máximo 15 personas), con la guía de escritores profesionales desde España. A partir de las propuestas del profesor, los alumnos crean e intercambian sus cuentos y relatos, valoran los trabajos de sus compañeros y reciben la tutoría del profesor para la mejora de sus textos. Este espacio virtual de entrenamiento está abierto todo el año y fomenta la interacción entre los alumnos para optimizar el aprendizaje individual y colectivo. En el GYM LiterAula usted nunca estará sol@.

Temario del GYM ONLINE de Cuento y Relato

1. Cómo se cuenta un Cuento y un Relato
2. La creación de personajes
3. El diseño de la trama
4. La ambientación de cada historia.
5. Técnicas de desbloqueo: la protogénesis del Cuento y el Relato (el proceso de creación de una pieza corta a partir de cero o de pequeñas ideas y emociones).
6. El narrador y el punto de vista
7. La verosimilitud de los personajes y de la historia
8. La claves de la ficción y de la no ficción
9. El principio y el final en el Cuento y el Relato

El entrenamiento en el GYM ONLINE de Cuento y Relato también abarca todos los ámbitos técnicos, temáticos y conceptuales de la narración corta. Usted se entrenará en todos los géneros del Cuento o en aquellos que más le gusten. Sus mejores cuentos y relatos se publicarán en España y en revistas internacionales de literatura. ¡Apúntese y entrénese!

Mirada Malva y la revista Ómnibus fomentan el desarrollo cultural de todas las comunidades que hablan y escriben en nuestro idioma y recomiendan este GYM ONLINE de Cuento y Relato porque anima a las personas a narrar sus historias reales y de ficción y a aumentar la riqueza y diversidad cultural de nuestra gran comunidad hispanohablante.

Información e inscripciones en la web:

Bienvenid@ al GYM ONLINE de CUENTO LiterAula.

Usted ya no está sol@.



domingo, 12 de marzo de 2017

Poemas de DIMITRIS LYACOS

Poemas de Dimitris Lyacos
Dimitris Lyacos


Fragmento de POENA DAMNI. Ζ213: EXIT de Dimitris Lyacos


Traducción de pasajes selectos 
por Javier Aldabalde y Marcelo de Maio 






I

El sol deja la estación te persigue, sube, se mueve frente a ti, encuentra dónde habías estado, busca, allí o en otro lugar, en las fachadas grises que no te reconocen, qué recuerdas del camino que se perdió, vuelve a una esquina siéntate un rato, y una vez más, los caminos que estás cambiando, horas que vagaste, ancianas que te miran a través de la ventana se agrandan achican caminas sin salir a ningún lado, los caminos se ensanchan estrechan tuercen bajo tus pies se elevan suben otra vez, te levantas sientas avanzas un poco más, preguntas a alguien, entras, iglesia llena, habrá muerto alguien, descansas un poco, rodillas cerradas, ojos cerrados, recuerdas algo sales otra vez, otros contigo, la campana, el botones que abre la puerta, entras detrás de ellos hasta el final del corredor, luego en la derecha y subiendo las escaleras, lentes gruesos, y una mancha roja bajo su nariz, él no te prestó atención ni te tomó por otra persona, cómo haría para reconocerte mirando desde la luz a la oscuridad, o no ve bien, sube las escaleras, hasta arriba, acuéstate, cúbrete, es demasiado temprano para dormir. Tienes frío, cúbrete, te acurrucas, tiemblas, te tiras, de pies a cuerpo a manos un líquido pegajoso te cubre, te tomó por alguien más y te dejó entrar, quién más vive aquí, te cubre, te despiertas en un sueño, vacío, ojos que se abren y nos separan otra vez, no puedes tirarla hacia ti, te levantas, te caes, tienes sed, te despiertas por agua, siempre la misma historia, qué hora es, las luces afuera, cuenta cuántas encendidas cuántas apagadas, el yeso cansado arriba esperando, como una cucaracha, solo y quieto como una cucaracha, buscando aquí y allá un lugar tibio para esconderse, sudas, del calor, el techo baja hasta tus pies la ventana baja hasta tus pies, desde allí qué puedes ver, solo cielo, cielo sin nada, nada sobre los techos, de tus pies hasta tus rodillas, te levantas sales al corredor, las otras habitaciones vacías también, salvo donde se escucha el dormir, vuelves a tu cama ojos abiertos hacia la oscuridad esperas en la oscuridad para dormir.

(…)



  
II


Subimos. Una escalera detrás de los baños, verticales casi, apenas si podía ver algo más, seguía casi a ciegas. Como una ola alzándose, un suspiro. Como si no hubiera sido real hasta que entramos y ella cerró la puerta. Silla, cama, no veía nada más, se apiñaron alrededor mío. Ella corrió la cortina, la cama cedió, la silla para sostener mis pantalones por un momento. Boca entreabierta. Boca entreabierta sobre mí. Ella me tomó me senté a su lado me recliné ella se subió arriba abrió tomó mi mano y la metió para tocarse entre sus pechos. Su mano en el medio separando los pelos. Me levanté un poco para tocarla, caí de nuevo, su boca en mí. Ella chupaba demasiado fuerte, la silla, dondequiera que podía, cerraba los ojos, todo se nublaba y disolvía, no podía aguantar, yo cerraba los ojos para calmarme por dentro, ni siquiera ahí dentro, ella chupaba demasiado fuerte, demasiado rápido, nada, yo no podía, nada salía. Ella jadeaba, su aliento entre mis piernas. No podía ver para afuera. La cortina que había tapado la luz del cielo. Ola parada. Ella se sentó, me tocó hacia arriba y abajo. Pensé que había visto un dedo de más en la palma de su mano. Fuerte, demasiado fuerte. Me lastimaba. Intenté fijar mis ojos en su boca. No pude más, me paré. Su mano sobre mí, me senté de nuevo a su lado, ella empezó otra vez, con su mano batiendo y apretando, mi mano tendida sobre sus pechos pesados sin pezones estómago sin ombligo. Labios en los que fijaba mi mirada, me recliné nuestras lenguas se tocaron. Algo estaba punto de salir, después nada. Ola parada. Una sombra detrás, la sombra de él, el terror de que me hubiera seguido hasta aquí. Golpeará la puerta, la abrirá, me encontrará semi-desnudo, erguido en frente de la cama. Ella seguía tocándome de arriba a abajo. La campana que se escuchaba afuera, que repicaba por nosotros. Vacío entre sus caricias, nada salía de adentro. Sin que ella pudiera sacar nada de adentro mío. Se levantó, corrió la cortina. Nadie. Bajé de nuevo hacia la calle. Después de eso ya no recuerdo.

(…)

¿De dónde vine? ¿Mi nombre? ¿Hacia dónde me dirigía? Siéntate, si quisiera sentarme por un momento. Relájate, había estado caminando largo tiempo sin sentido antes de entrar, me asustaba volver a intentar. ¿Debería ella atenuar la luz o mejor así? No quitarle la ropa. Yo acostarme y ella sentarse en mi falda para que pueda mirarla. Como yo la había imaginado la noche anterior cuando se había acercado a la ventana. La quise entonces. Voces de la calle o los otros cuartos, risas. Pantalones cuidadosamente en la silla. ¿Por qué habría de necesitarlo, el pañuelo? Me recosté con mis piernas estiradas juntas, brazos pegados a mi cuerpo. Como en un ataúd. Y dejé de respirar por un momento. Pero mejor si seguía respirando, con calma y un poco más despacio. Ella comenzó, levanté mis ojos al techo. Blanco, una sábana blanca dos metros arriba nuestro. Me preguntó si quería lento o más rápido, yo no podía sentir, dije un poco más lento. Se sentía como si un miembro ajeno estuviera atascado a mi cuerpo. Un miembro ajeno saliendo de mi cuerpo. De atrás a adelante, como limpiando el cañón de un arma. De adelante a atrás, ahora más lento apenas. Sus pechos continuaban avanzando. Enderecé mi espalda y me recliné de nuevo, así mejor, lento, luego un poco más rápido. Ella bajó su mirada a su mano, esperando atenta. Podía sentir que me apretaba y luego soltaba y relajaba. Sentía cómo me exprimía la sangre en las venas, más y más fuerte, no entendía cómo. Yo solo quería verla moverse arriba mío. No, todavía no, por un momento, solo el espejo, la pared blanca de nuevo, el duro cuerpo sobre mí. Por un momento no miras a ninguna parte, solo sientes, el cuerpo se desborda, saliva en la boca, el animal razguña dentro y quiere salir, tú quieres salir, el sediento animal empuja dentro para salir de tu mente desbordada. Desbordándose entre sus dedos y creciendo y te mueves hacia sus pechos. Y luego, luego como si no existieras, como si el animal muriera y yo que acabé entero dentro de ella. Si pudiera permanecer así, vacío, vacío y limpio. Luego el mundo aparece calmo, en paz, simple, limpio bajo tus ojos. Luego no importaría qué tan solo pueda estar. Sonrió como si supiera, me iría, volvería, la querría de nuevo, ahora estoy pensando en ella, si tan solo de nuevo. Tomó el pañuelo me limpió. Y lo apretó por encima por un momento, como sobre un grano que reventó.
(…)

                                          
III


Él habló                                  Te perseguiré te superaré
Saciaré mi alma       de la carne       derritieron a todos.
Montado en olas sangrientas
las cubrió

suspiro.

Antes de          que se haga la noche        cantemos a
en la entrega

dan frutos            como escarcha en el suelo
ladridos de sabuesos al acecho

Madera, y la habían arrojado al agua
y fue dulcificada
pero la dejaron hasta la mañana. Y
engendró gusanos y apestó               en el fondo

vasijas llenas y ellos no podían beber

y se disolvieron todas salvo una. Y los huesos bajo el sol
como yeso

y él partió del desierto

pasajes                        y acamparon ahí.
Danos                          brazos extendidos hacia el agua

danos dioses que vayan delante de nosotros

naufragio                      bajo el monte.

(…)




IV


Duermes de noche. De noche te despiertas. Ni siquiera la sombra de un árbol, una señal, algo erguido. Desierto. Arena. Como tú ellos están durmiendo. Noche. Cada vez que te levantas esperas el alba, es de noche, duermes te despiertas es de noche. Eso continúa muchos días mientras que estás viajando. Como si estuvieras persiguiendo una luz que retrocede con la velocidad que tú avanzas. Durante días es así. Luego amanece un poco, un poco. Una línea en el horizonte, luz, cielo o arena o cenizas, más luz, no sabes de dónde, sigue por un par de horas, luego noche otra vez. Y luego todo otra vez, ya no puedes llevar la cuenta cuánto dura el día o la noche o la luz. Al principio, cada día casi igual luego más y más cortos, al final te parece que el sol sale y se pone en cuestión de minutos. Como si el tiempo esfumándose como si nada pereciendo aquí. Día como un tren moviéndose frente al tuyo, espera un poco, luego se escapa hacia adelante. Apenas escuchas el silbido delante como viento que viaja a través del tubo. Y mientras duermes tampoco sabes lo que pasa, lo que podría haberse cambiado mientras dormías. Si las cosas son diferentes cuando acabas de despertar, antes podría haber sido diferente y tú no haberlo recordado. O si es lo mismo, el paisaje, de cualquier manera apenas lo ves. O, podría ser que no recuerdas esto, otra cosa que recuerdas, duermes, despiertas tantas veces, tan seguido, no sabes cuándo estás dormido y cuándo estás despierto, por qué estar despierto, ahora podrías estar dormido, lo que recuerdas lo puedes recordar en el sueño, despertar en un sueño, recordar dentro de un sueño, memoria distinta otras cosas que recuerdas cuando estás en un sueño, y puedes tener una vida propia en el sueño, recuerdas quién eres qué hiciste, y aunque puedas no ser la persona que fuiste cuando volviste a despertar no dudas quién eres en el sueño, incluso cuando estás cambiando y cambiando continuamente, no te cuestionas, las cosas son así por naturaleza, no es extraño, estás cambiando continuamente, tu cuerpo, a tu alrededor, todo en todas partes, eres otra persona, pero eres el mismo, eres él. Esto es continuidad, viajas, quizás en tu mente, un verdadero mundo de papel, Dios se precipita por paisajes y edificios, derriba, abre nuevos caminos, no le gusta, cambia otra vez, pero no hay división, Su mundo es uno, y no percibes ni división ni contradicción, solo continuidad. Una inyección que olvidaste enseguida, una piel cubriendo lentamente lo que recordabas, cambian, todas las cosas, la memoria cambia, tú mismo cambias, alguna mujer que buscas, no sabes si estabas buscando otra, si tenías alguna otra esperanza, alguna otra meta. Quizás mañana algo más pueda borrar esas cosas también,  el nuevo velo del mundo, pero jamás lo sabrás, no serás capaz de saberlo. Qué has hecho, si en verdad es lo que recuerdas. Quién habrá de decírtelo. O siquiera saber tu historia. O si el nombre, el que escondes, si es un nombre al final de una serie de nombres.

De todos modos, si puedo pensarme a mí mismo aquí, debe haber algo más afuera, un lugar distinto. Ahora bien, si este afuera es parte de mi mente, entonces mi mente no está hecha de una sola pieza, no es una, está el aquí y el allá, fuera y dentro, es decir, de cierta manera, hay algo en ella que está por fuera de mí. Algo por fuera de mí. En otra parte. Aunque no sepa dónde resulte ser esto, dónde estoy yo, dónde resulto estar en el mapa, qué lugar es aquí, qué lugar es otro. El pensamiento por sí mismo te lo dice. Incluso si todo es de otra manera y no recuerdo correctamente, incluso si todo lo que me rodea es falso. Estoy aquí, no estoy aquí: dos mundos ajenos entre sí. Y luego, el espacio, la distancia, el camino, aunque no sea yo quien viaje. El camino existe.

(…)



  
V


No escribe correctamente, casi agotado.
Línea que comienza y se esfuma.
Un color, ni tierra, ni horizonte, ni cielo.
Mirando adentro de una botella vacía.
Una línea recta, sin giro alguno, constante.
Quieta en los círculos de las ruedas en las que vas tú.
La noche llegará.
Arbustos, muy esparcidos.
Como nieve o sal, no tan blancos, más como arena.
Detente, huye.
Nadie más ni delante ni detrás.
Tren detenido en un agujero en el mapa.
Lo que recuerdas ya no es, ahora olvídalo. Lo que escribiste.
U otras marcas, o sus propias partes que has estado leyendo.
Ni las Escrituras se destacan, muy dispersas, como los arbustos.
Llama, para ver si alguien te escucha.
Y si me encontraran qué harían de mí.
No me importará, no tengo miedo como antes.
El motor apagado también, nada se escucha.
Tengo hambre y el frío me está afectando.
Periódico adentro por todo calor que pueda mantener.
Presiono y juego con mi dedo en mi estómago y cruje.
Estaba escribiendo cuándo duermo y cuándo me despierto para ayudarme a distinguir los días.
Aquí nadie duerme ni despierta, ni la luz entra por ningún lado.
No puedes saber cúanto dura todo eso.
Sigues escribiendo porque aún tienes esperanzas,
casi.
Algo que siga viviendo.
Aparte de ti.
Lugar.
Lugar donde se vacía el mundo.
Una apertura o lugar o casa de Dios en la tierra,
una apertura o Portal sin lado interior
sin entrada.
Mientras siga estando delante de ti no hables y
no pienses.
Es el fin de la línea pero no estás listo, te
irás y volverás otra vez.
Da la vuelta y toma el tren.
Y calla y escribe solo lo que veas y lo que oigas.
De aquí en más solo lo que veas y lo que oigas.
Sobre ti nada más, haz silencio sobre ti.
El dolor se irá por fin, lograrás salir.
Cáete y alaba pero no pienses nada.
Cae de rodillas y vacíate.
Y espera solo a oír.
Empezó, el motor otra vez.

(…)


jueves, 2 de marzo de 2017

Poemas de Alejandro Rejón

Alejandro Rejón
© Fotografía: Rubén Adrián Naíl Marín 
Alejandro Rejón Huchin (Mérida, 1997) es estudiante de la Licenciatura en Literatura Latinoamericana en la Universidad Autónoma de Yucatán. Fue becario del Festival cultural ISSSTE-INTERFAZ los signos en rotación ciudad de Mérida 2016 en la categoría de poesía. Editor de la Antología de poesía yucateca contemporánea publicada en la revista Círculo de poesía. Actualmente es miembro del Colectivo Naufragio y dirige la revista literaria Marcapiel. Poemas y artículos suyos han sido publicados en revistas como: La raíz invertida: revista latinoamericana de poesía (Colombia) Almiar (España), Triplo V (Portugal), Letralia (Venezuela), Sinfin (México), Letrass5 (Chile), Revarena (México) Carruaje de pájaros (México) y en la Primera Antología Poética de Poesía Nómada (2016). Ha participado en distintos encuentros literarios, como el XVI Congreso Internacional de Poesía y Poética realizado en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y obtenido distintos premios estatales de poesía. Actualmente funge como editor de contenidos en la revista círculo de poesía: revista electrónica de literatura.



Poemas de Alejandro Rejón

Samir Delgado (poeta español)

La escritura poética de Alejandro Rejón Huchín (Mérida, 1997) brinda desde los aposentos de su juventud creativa cargada de futuro,  un mosaico  arrebatador y embriagante de imágenes nucleares, de una textualidad torrencial, anclada en la desmesura simbólica y el apetito cognoscitivo, debelador de una subjetividad lírica que embebida de los cimientos de la tradición mexicana, acomete con desenfado total y alegría sensitiva el desafío de irradiar nuevas ubicaciones y emplazamientos de fertilidad sobre el horizonte problemático del yo poético en la era virtual de la posmodernidad, valga esta muestra de ejemplo sucinto:


Niebla de sol

Donde la boca del alba siembra tus labios
el agua corre hasta el caudal del sueño,
se desata toda tu piel hasta
callar la noche como un alma que gime
sobre los focos de aceite
que tiñen los espejos,
disipan todas las aguas en tu color
despertando en lienzos donde
los bondadosos racimos se abran
como la arena entre los ojos,
figuras de ángel se incrustan en los tallos
hasta que tu vientre anidando los poros
dispersos en los pastos de aire donde va nuestra vida
refracta una gota de ceniza
como todas las lecturas
del barro que transporta nuestra carne.



Caudal óptico

Una parvada de signos deglute con sus cristales
el estupor que se ilumina.
el oído del diluvio deja abierta la jaula de sonidos
que flotan en el borde de la imagen.
se desdobla un espejo en el fondo de la vista:
hilos de piel costuran los símbolos.


Lago volátil

Las mujeres saben que el sueño
descalzo sobre el umbral
no es una piel de algo
sino la espora deglutiendo
todo el paisaje inamovible:
la nieve que es líquido vientre
de flor eyaculada desde la superficie.
se vierten desde las bisagras
como un diluvio que consagra toda la
amputación del cardumen,
y piensan el latir desde una sombra que arrecia las nubes,
acarrean todo hasta ese arroyo
donde sangran las espigas,
dejando el todo al aire:
ciénega retratada.



Canción del sueño

 La nada se entreteje con los párpados del aire,
 llueve como hilera entre el envés de los sueños.
 aquella hilera dulce de joyas y escamas
 ya no acongoja tu vientre,
 se ha vuelto salitre de luz,
 impávido surco que se extingue de mareas.

Cierro la memoria.
En este borde flotan riscos que se extienden hasta el alma.
Flotan pies que se abren con las nubes,
Se detiene un círculo entre la niebla,
Dibuja sus manos con luciérnagas de agua.

Hay una ruina líquida detrás del sueño,
Tus cabellos se mecen,
Moléculas explotan en el incesto de los astros,
El ángel se incinera la vista con sal y opio.

Las hileras han vuelto, amor,
los días caen a mis espaldas,
Entran como silbidos en la migraña de la casa,
Y nosotros,
Otro pliegue entre el agua de tu sombra.



Poema

Un tallo se derrama
verbalizando
los oídos que brotan
desde el ventanal
donde dialoga la luz.



 Sin título IV

Se detiene la llovizna sobre el párpado del agua.




La luz se quebranta
Y fluye en los ojos de la madera,
Es un ángel sediento
Sobre la puerta del párpado que abre el hollín 
en el espíritu de las cenizas.



Bajo la brizna de la infancia
un jazmín llueve en su espalda
y se connotan las imágenes como fulgor
de otro lago que mece las sombras
en el agua del tiempo.