por
Jorge Etcheverry
Título de la obra: Resolana
Autor: Mariela Griffor
Tapa blanda: 58 páginas
Editorial: El Taller del Poeta,
Colección EXILIO (diciembre 2013)
Idioma: Español
ISBN-13: 978-84-941529-4-8
Depósito legal: PO 466-2013
En el mundo actual de nómadas y expatriados,
de migraciones y trashumancia, el exilio no es excepcional. El filigrana
complejo y abarcador de la novela parecería ser el instrumento más adecuado
para crear un patrón que abarcara a todas esas odiseas, al absorberlas,
digerirlas y expresarlas. Pero sin embargo es la poesía y no la novela la que
puede representar todo eso muchas veces fragmentario en la forma mejor y más
rápida. El golpe de estado en Chile en 1973, por
las particularidades históricas e institucionales del país, y el exilio que
ocasionó, que incluyó prácticamente a la intelligentsia del país, fueron dos
caras de un evento que dejó una profunda impronta en América Latina y el mundo.
Las vicisitudes del exilio, de la
solidaridad contra la dictadura, la comparación sempiterna con el mundo
originario, siempre erizado de anécdotas muchas veces dolorosas y trágicas, dieron fruto en los diversos
países y regiones que cobijaron a las comunidades exiladas. En el caso de las autoras chilenas exiliadas,
entre ellas Mariela Griffor, la dimensión del género es un elemento importante
y definitorio. Pero no es la constelación
temática de la memoria, la nostalgia, la comparación del aquí y el allá,
el compromiso, el cuerpo y estatus femeninos como campo de batalla, la relación
afectiva, que en este libro es muy presente y determinante, lo que en definitiva realiza al poema en la
lectura, aunque formen las bases de su producción. Es el modo de articular y
presentar estos temas lo que producirá la empatía, la mímesis, en cada caso
particular. En este poemario, y en parte
para llegar a digerirlos, se intentan diversas maneras de indagar, reflexionar,
definir, comprender y presentar la
experiencia del golpe y el exilio, y cuyo rescate, preservación y exorcismo
constituyen esta resolana, este fulgor ambiguo que no extingue. Así, se va
desde el largo poema conversacional y enumerativo, hasta una concisión extrema.
En "Capitán" (p. 18) vemos un poema largo y polifónico, y en cambio en "Cómo
empezó el caos" (p.27) vemos cuatro versos y una sola imagen:
Una mariposa volando
a través de Santiago
en un día de lluvia
en el mes de Septiembre
Quizás
por la recuperación de la literatura y la poesía, para usar el lenguaje
guerrillero, o su devolución, a los grupos a que expresan y que las producen,
legitima los discursos literarios, y luego de la primera valoración por su
pertenencia al grupo originador, los textos tienen más necesidad aún de
valorarse por sus “cualidades internas”, como hubiera dicho Pound. Porque solo
así se realizan en su lectura. En algunos de los poemas entre los 29 de este
libro, la autora logra establecer una constelación de los diversos elementos de
contenido en torno a un hilo conductor del poema, que se entrega de manera
directa y por así decir llana. Por ejemplo, en el poema "Capitán" (p.28), es la ilación
experiencial de la hablante la que enlaza los diversos motivos y alternativas que
se enlazan en su experiencia del exilio, que se despliega en un diálogo cuyo
interlocutor es Neruda, al que se intimiza como confidente: "¿Qué me dirías
Neruda/si te contara todos mis secretos?" Así se inicia este poema. En general,
las alternativas del proceso vital desencadenado por la experiencia del exilio
llevan hacia una equivalencia de la experiencia vital y la expresión emotiva de
la poeta (o su voz) con la colectividad y sus avatares. Esto queda de
manifiesto en el análisis somero y quizás impresionista de algunos poemas de la
autora incluidos en este libro.
Si
tomamos por ejemplo "Amor en tiempos de
guerra", veremos cómo el proceso político de la revolución frustrada se personaliza y se intimiza en un nosotros:
Nos ha quedado una alegría pendiente
se quedó entre montes y valles
de este pueblo combatiente
No ceses el fuego ahora
no ceses de luchar
que aún tenemos muchos años
para los anhelos candentes
Así,
la única resolución del conflicto o la faena histórica que —o fue— la revolución
sólo llega a dar fruto, o incluso se plantea, dentro de la relación amorosa, que
comporta como elemento importante al compañerismo. La culminación afectiva y
emotiva equivale a, o internaliza, el proceso social revolucionario, que se
revela a la postre triunfante, ya que la derrota histórica de la revolución es
transitoria y se vincula a la esperanza y el deseo, todavía vivos.
La
segunda estrofa, aterrizada en el presente y por así decir más alejada o
distanciada del proceso, es a la vez más objetiva:
Dice la voz interna:
Lo mismo cada día
yo no hago caso, sobrevivo
día a día,
no me preocupo más de los sueños
de tenerte siempre cerca
de saberte siempre mío
hasta que es tarde
y la mano fría de la muerte te recoge
Y la tercera estrofa hace extensiva a todos esta
contradicción, o a lo mejor integración, o que se resuelve en integración, entre
el pasado y el presente, la memoria y la esperanza. Esta situación es personal,
a la postre individual, pero se realiza plenamente solo a nivel de la
colectividad, es decir esa dimensión universal ínsita en la poesía y que de
alguna manera también abarca al lector, aquí indirectamente apelado, quien por
el acto de lectura pasa a formar parte de esa colectividad (universal), ya que efectúa
un “compromiso” por el acto de lectura
Ahora le digo a todos
aquellos de alegrías pendientes:
no dejes que voces extrañas
te confundan de lo que sabes
“no dejes para
mañana
lo que bien
puedes hacer hoy”…
Así,
la autora se va construyendo como
auténtica poeta, testigo y portavoz del exilio y los compromisos y avatares que
implica.
Una
dimensión crucial e inevitable de la poesía exilada es el desarraigo y por ende
la anfibología del sujeto poético. Sus vicisitudes son más intensas en el
exilio que en la inmigración, por el carácter impuesto del primero, que agudiza
el desgarro o dislocación que acarrea el desarraigo. La dimensión existencial del trasplante, la
fluidez identitaria que lo acompaña, su lucha por mantener el núcleo de la
identidad originaria, son elementos ya paradigmáticos, pero que configurados y
reformulados por la poeta en este libro adquieren particular eficacia. Por
ejemplo tenemos el poema "Camaleón",
donde ya desde el título se predetermina de algún modo la lectura del poema, ya
que el camaleón cambia solo su apariencia, según su acepción popular, “cambia
de colores según la ocasión”, como dice la letra de una conocida pieza
bailable. Porque las circunstancias de la escritura —el aquí y el ahora— en que
se vive, no logran suplantar ni comprometer el meollo originario —un compuesto
ideológico, cultural, afectivo, lingüístico y geográfico que permanece pese a la
adaptación exterior o aparente de la emisora poética: “anoche soñé que me americanizaba/y
me llenaba de sílabas que no podía pronunciar/y que no podía traducir…y que
compraba el NY Times/en vez de leer La Tercera Online…y me vi que corría al
Café Caribou/para mi café sin cafeína…¡Oh
my Goshhhhh!”. Y la emisora poética se pregunta “¿Cómo voy vivir sin/mis sabores a mar” y se universaliza
“y pueda ser yo misma/con mi gusto por sílabas…/nasales, pensando solo en los
fermentos/de la escondida lengua humana?”. El idioma de origen nacional se
vuelve idioma original, edénico, primordial….
Iván Carrasco M. define así
a la literatura del exilio: Aparecida durante el período de la dictadura y la pos dictadura militar,
obligada a dialogar con otras lenguas y culturas, caracterizada por la
violencia descrita o implícita, la codificación plural de los textos, en
español de Chile y lenguas europeas modernas, sobre todo el inglés, la
aculturación, el desarraigo, etc.” (La literatura intercultural y sus expresiones en Chile, Universidad
Austral de Chile, 2005), lo que aquí queda patentizado, ya que la inserción
exilada cultural, cotidiana y lingüística en el idioma que se habla es obligada,
pero puede ser superficial. No hay un compromiso profundo, es más bien un
asunto de supervivencia. El autor cita a M. Teresa
Cárdenas, según quien el exilio “ se transforma en un método de sobrevivencia
física, económica y mental”. El
poema "Conclusión" (p. 28) ofrece una
manifestación de la necesidad de sesta supervivencia: “La vida comienza cuando
uno se dedica/a sacar afuera lo muerto,/es como la renovación de células”, ya
que “lo que vale aún lo llevamos por dentro,/lo que se quedó incrustado/en la
tela de araña de los sueños”, pero esa supervivencia, otra vez, necesita de lo
colectivo, ya que “falta la fuerza de todos unidos/y los rayitos de sol en la
madrugada”. La condición del exilio, sin embargo, pese a su núcleo originario, a
esa tozudez de permanecer, al ser concreta y desarrollarse en un medio en el
que a la postre hay que vivir y con el que hay que negociar, está siempre
amenazada de disolución y fragilidad,
“No me gusta la sensación del miedo/a perder lo que es mío, lo adquirido con
sacrificio y saña”. Con sacrificio, porque la situación originaria del exilio,
el Nacimiento del caos, que se mencionaba más arriba, es impuesto, no elegido,
“me he quedado atada al pasado/inmovilizada ante el dolor y la impotencia”
(Cristal quebrado, p.30) en ese camino uno puede perderse. Porque el exilio
nace originalmente de la asunción de un sueño.
Y en definitiva siempre se
implica el desarraigo y la trashumancia que impulsa a recorrer “horizontes
perpetuos” (Cristal quebrado). A la postre, el exilado es siempre “…un
extranjero/que sólo transita”.
Mariela Griffor nació en la ciudad de Concepción, Chile. Asistió a la
Universidad de Santiago y la Universidad Católica de Río de Janeiro. Dejó Chile para vivir en un
exilio involuntario en Suecia en 1985. Ella y su esposo estadounidense
regresaron a los Estados Unidos en 1998 con sus dos hijas. Viven en Grosse
Pointe Park, Michigan. Mariela Griffor es cofundadora del Instituto de Escritores Creativos en la Universidad Estatal de Wayne y
editor de Marick Press. Su trabajo ha aparecido en revistas de América Latina y
Estados Unidos. Mariela tiene un bachillerato en periodismo y un master en
Escritura Creativa de la Universidad New England College. Es la autora de House (Mayapple Press) y The Psychiatrist (Eyewear Publishing). Es Cónsul Honorario de Chile en Michigan.
Jorge Etcheverry Arcaya nació en Santiago de Chile en 1945, formó parte de la Escuela de
Santiago y del Grupo América, agrupaciones poéticas de la segunda mitad de los
sesenta, la primera de tendencia neo vanguardista y la segunda más
"comprometida". Fue coeditor de la antología 33Nombres claves de la
poesía actual chilena. En Canadá, donde llegó en 1975 debido al
"`pronunciamiento" militar, fue uno de los fundadores y miembros del
consejo editorial de Ediciones Cordillera, la editorial chilena en Canadá.
Sus libros de poesía son The Escape Artist/El Evacionista, Cordillera,
Ottawa, 1981; La Calle, Sin Fronteras, Santiago de Chile en 1986; Tánger,
edición conjunta de Cordillera en Canadá y Documentas en Chile, cuya versión en
inglés apareció en 1997 en Ottawa y el librito A vuelo de pájaro: antología
personal, de 1998. Mis textos poéticos han aparecido en las antologías 33
nombres claves de la poesía actual chilena, 1968, Poesía chilena contemporánea
de Roque Esteban Scarpa et al. (1984), Literatura chilena en Canadá, de Naín
Nómez (1982), Urgences, una antología de escritores latinoamericanos en Québec,
Compañeros, por Hugo Hazelton y Gary Geddes, que fue una antología de escritores
latinoamericanos y canadienses enfocada en Latinoamérica y en el número
antológico de la revista Arc dedicada a la poesía chilena en Canadá, compilado
por Luciano Díaz.
La editorial El Taller del Poeta publica Resolana,
el primer poemario publicado en España de
la escritora chilena Mariela Griffor
Resolana se
inscribe en una tradición egregia, aunque en los últimos tiempos, subvalorada,
de la poesía ética y testimonial. Resulta evidente la toma de conciencia de una
mujer que ya no es parte de una pequeña colonia de extranjeros, sino miembro de
una vasta colectividad de clases, colores, dialectos y formas de vida de gentes
muy diversas, a veces completamente incomunicadas, en otras oportunidades
asumiendo el desconcierto de la interracialidad y la multiforme escenografía de
las grandes urbes del norte. Mariela Griffor, quien es bilingüe, es una rara
excepción entre los autores líricos chilenos que publican en España o en otros
ámbitos. En Resolana se advierte una excepcional consistencia, una
coherencia en la negativa al robusto naturalismo de nuestra tradición y, sobre
todo, una formación cultural profunda –sin duda, se ha empapado en la lírica
estadounidense, sobre todo en Emily Dickinson, Wallace Stevens, Elizabeth
Bishop, Marianne Moore–, consolidada en himnos a lo común y corriente, en lo
cotidiano, en la alusión a la flora y fauna, que, sin explicitarse de forma
manifiesta, utiliza símbolos y recursos literarios para que el peso verbal se
imponga a sus lectores.
El golpe de estado en Chile en
1973, por las particularidades históricas e institucionales del país, y el
exilio que ocasionó, que incluyó prácticamente a la intelligentsia del país, fueron dos caras de un evento que dejó una
profunda impronta en América Latina y el mundo. Las vicisitudes del exilio, de
la solidaridad contra la dictadura, la comparación sempiterna con el mundo
originario, siempre erizado de anécdotas muchas veces dolorosas y trágicas,
dieron fruto en los diversos países y regiones que cobijaron a las comunidades
exiladas. En el caso de las autoras chilenas exiladas, entre ellas Mariela
Griffor, la dimensión del género es un elemento importante y definitorio. Pero
no es la constelación temática de la memoria, la nostalgia, la comparación del
aquí y el allá, el compromiso, el cuerpo y estatus femeninos como campo de
batalla, la relación afectiva, que en este libro es muy presente y
determinante, lo que en definitiva realiza al poema en la lectura, aunque
formen las bases de su producción. Es el modo de articular y presentar estos
temas lo que producirá la empatía, la mímesis, en cada caso particular.
En el universo poético de Mariela
Griffor hay sueños y realidades complejas que son parte de un vivir diario. Una
serie de surrealismo que ha pasado a ser parte de la vida diaria como una
pintura de Salvador Dalí en donde las realidades multidimensionales se mezclan
con facilidad. Saltamos de la unidad de los sueños a las emocionales y las
intelectuales sin miedo a la interpretación. De ciudades surrealistas que
existen solo en la mente de autora a una realidad socio política que puede
desaparecer al individuo de un golpe en segundos pasamos a las realidades
inventadas para sobrevivir las realidades del desplazamiento. Es el poder de la
imaginación la que trae el equilibrio, no es la negación de la realidad pero la
incorporación de todos los elementos que son posibles a la mente y realidad
humana la que hace de esta colección poética una manta brillante de colores
embriagadores y tentadores. Una manta de encantamiento ante la realidad triste
o sonora del exiliado. Resolana es la primera publicación de la edición exilio.
Libro a la venta en la página web del Taller del Poeta, en
el siguiente enlace: http://www.eltallerdelpoeta.com/exilio.htm
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