miércoles, 22 de septiembre de 2010

Ómnibus n. 33. LOS MALABARISMOS DEL FUEGO: Especial cultura salvadoreña


LOS MALABARISMOS DEL FUEGO
 El fuego simboliza cambio, purificación, sacrificio; en pocas palabras, un proceso de transformación y regeneración que culmina en creatividad. Pero la ambivalencia del fuego proviene de su carácter, también, destructor. Creatividad-devastación pareciera ser la dicotomía que rige las manifestaciones culturales en El Salvador. Momentos de empuje, iniciativas intelectuales y artísticas con miras hacia el cambio, la aspiración por derrumbar estructuras socio-culturales caducas; explosiones de creatividad y poesía y colores y arte. Y, al mismo tiempo, cataclismos sociales, violencia insólita, dolor, muerte. Es un constante morir y renacer colectivo. Sus habitantes son verdaderos malabaristas de la risa y la ilusión. Algunos, como Hunahpú e Ixbalanqué, perecen en la pira encendida por sus enemigos, para renacer en el verdor de la palabra. Otros encienden su propia hoguera en su afán por perpetuar un ritual de vida para purificar el odio en una sociedad golpeada, amoratada, por masacres que datan desde 1932, desaparecidos y torturados, una guerra civil de doce años (1980-1992) y una violencia social que, desde hace más de una década, mutila cuerpos, amenaza, trafica. Pero la quema antes de la siembra, perpetúa en otra, y el grano que muere, vuelve a nacer. Volcanes y flores, barro y metralla, sangre y cemento, desolación e ironía, dolor y neurosis, risa fresca o sardónica, reflexiones espirituales, cantos antiguos, son algunas de las materias primas de una literatura que no muere nunca, aunque viva en los límites de la auto-destrucción.


Monográfico coordinado y dirigido por Tania Pléitez y M. Ángeles Vázquez.

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