FABIO
MARTÍNEZ, CIENCIA FICCIÓN EN EL ESPACIO
HISPÁNICO
Consuelo Triviño |
Pero
Fabio Martínez, el autor, no está perdido en el tiempo, todo lo contrario,
anclado en el presente, ejerce la cátedra como profesor de literatura de la Universidad del Valle,
a la vez que dirige su sede del Pacífico en Buenaventura. Además, es columnista
del diario El Tiempo donde nos ofrece
su punto de vista no solo sobre la actualidad política, sino sobre diversos
temas de candente vigencia. De modo que estos dos polos a tierra como son el
periodismo y la docencia le impiden desviarse de la cronología que sin duda
rige su vida.
Consuelo Triviño |
Pero
tal rigor solo puede darse a medias en un escritor dominado por una vocación
literaria que se le impone, ya sabemos que la escritura es un desvío de la
prosa del mundo, esta llanura prosaica, a la montaña mágica de la imaginación y
la ciencia ficción es en este caso una vía de escape para conjurar cierto
malestar que nos asalta debido a los acelerados y sorpresivos cambios que la tecnología
ha introducido en nuestras vidas. Nos inquieta sobremanera que cambie nuestra
percepción del tiempo y del espacio, que hurgue en la intimidad del ser humano,
no sabemos si con la intención de deshumanizarlo o de despellejarlo vivo. De
hecho, el esfuerzo de los personajes de El
desmemoriado consiste en una simbólica resistencia a cambiar sus hábitos,
convencidos como están de que lo importante es mantener los lazos que los unen
y aferrarse tenazmente a los símbolos constitutivos de su identidad.
Este
es uno de los temas que se abordan en El
desmemoriado donde dos personajes son condenados a la marginalidad y a la
clandestinidad por haber quedado fuera del sistema, es decir, por no haber
llegado a tiempo para recibir una tarjeta electrónica y un pin que los conecte
a un sistema central, igual que al resto de los ciudadanos.
Consuelo Triviño y Fabio Martínez |
Por
la ciudad transitan clones y mutantes y gentes orgullosas de mantener a raya a
los pobres ciudadanos que viven en los márgenes, pues el centralismo ha
triunfado sobre las regiones apartadas. El funcionamiento del cerebro es
modificado para que las personas se adapten a las nuevas realidades: a cambiar
los alimentos por cápsulas, a solicitar los bienes y servicios a través de la
red y a obedecer sin cuestionarse las órdenes del jefe supremo, que solo desea
perpetuarse en el poder. Es preciso, por tanto, prolongar la vida de los
individuos e intentar incluso que alcancen la inmortalidad.
Mesa presentación: Triviño, Martínez y Vázquez |
Literatura y ciencia van de la mano aquí y este procedimiento propio de la literatura de ciencia ficción, como sugiere Arturo García Ramos, «lleva las teorías racionales más allá de sus posibilidades mediante la imaginación» (García Ramos, El cuento fantástico en el Río de la Plata, Mirada Malva, 2010:306).
Y es
que a medida que se avanza en la narración nos vamos dando cuenta de que ese
futuro no es de ninguna manera ajeno al presente. Entendemos que se cuestionan
el totalitarismo, el aislamiento e incomunicación entre las personas debido a
la avasalladora presencia de las tecnologías, como dice el protagonista: «En el
siglo XX, el hombre mató a Dios; en el siglo XXI el hombre mató al hombre».
Hay
que celebrar, por tanto, esta reflexión sobre el presente desde un futuro no
muy lejano, lo que se da en medio de la atmósfera inquietante del relato,
aunque todo ocurra dentro de una aparente normalidad, procedimiento que inserta
esta novela en nuestra tradición fantástica de ciencia ficción, que se remonta
a Leopoldo Lugones, autor de ese conjunto de relatos que son Las fuerzas extrañas (1906), hasta
llegar a la paradigmática novela de Adolfo Bioy Casares, La invención de Morel (1940). Con ellos la ciencia ficción en
nuestro entorno hispánico se ha abierto camino entre lo fantástico,
alimentándose no solo de los adelantos científicos, sino también del cine, de
los dibujos animados, tanto como de los clásicos. No cabe duda de Fabio
Martínez es un apasionado lector de las novelas de Julio Verne que nos
iniciaron en la lectura, pero sobre todo de obras como La máquina del tiempo de Wells, El fin de la eternidad de Isaac Asimov o Farenheit 451 de Bradbury que nos permiten reflexionar en lo que le espera a la humanidad bajo los regímenes totalitarios y sobre lo que le queda del ser humano cuando se manipula su cerebro. También de sus predecesores en Colombia como Antonio
Mora Vélez (1942), Glitza (1979) e
incluso José Félix Fuenmayor con Una triste aventura de catorce sabios, (1928) y
José Antonio Osorio Lizarazo con su novela Barranquilla
2132 (1932). Pero no olvidemos que El
desmemoriado es ficción dentro de la ficción, ya que Pitty, el
protagonista, nos deja al final sus complacientes opiniones sobre el relato que
acaba de escribir.
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