La vida breve. Antología personal. I. Goldemberg |
Texas Tech University
Reseña de Isaac
Goldemberg, La vida breve. Antología personal (2001- 2012). Ediciones
UPAGU: Cajamarca, 2012.
Este libro del escritor
Isaac Goldemberg (Chepén, Perú, 1945) reúne más de diez años de labor
poética. El autor, reconocido sobre todo por su novelística, particularmente La
vida a plazos de don Jacobo Lerner, 1978, ha publicado numerosos poemarios
a partir de 1970. En esta antología selecciona poemas de sus libros Peruvian blues, 2001; Los
cementerios reales, 2004; Libro de las transformaciones, 2007; Cuerpo
de amor, 2009 y poemas inéditos que incorpora bajo el título Variaciones
Goldemberg en 2012.
La
antología está precedida de una excelente introducción y estudio crítico de
Eduardo González Viaña, donde éste destaca la experiencia bicultural del
poeta. Goldemberg mira simultáneamente al Perú y a New York e, hijo de un
matrimonio mixto, de padre judío y madre católica, reflexiona sobre su
judaísmo. En el primer poemario de la antología, Peruvian blues, toma como modelo
poético el “blues”, composición musical melancólica que expresa en sus letras
las experiencias sentimentales de los negros norteamericanos de manera
coloquial y humorística. Notamos en poemas que reflexionan con sarcasmo sobre
la vida, como “Huayno zapateado de Chepén a Santiago de Chuco”, “Los judíos en el infierno”
y “Memorias de mercachifle”, un deseo explícito de integrar cultura popular y
alta cultura.
Goldemberg
recrea el mundo de su infancia en el Perú, su relación con sus padres y la vida
comunal de Chepén. Es una experiencia que lo marcó. Podemos pensar que allí aprendió a
entender la vida desde una perspectiva espiritual y religiosa que caracteriza
su poesía. El poema “Crónicas” sintetiza este punto de vista; dice el poeta:
“…hoy en día la palabra ha dejado de ser el arma del profeta/ y la razón de
esta época distanciada como nunca/ del misterio que nos teje el universo/ sólo
se refleja en la mudez de nuestros muertos”.
En su
próximo poemario antologado, Los cementerios reales, del 2004, juega
con el título del famoso libro de Garcilaso, Comentarios reales. Hace de
“comentarios”, “cementerios”. Es un libro en que mezcla el humor popular con la
burla, y dirige el sarcasmo hacia sí mismo y hacia su dios, como en el “Soneto
inexacto del judío peruano y viceversa” y “Mail de Dios a los pueblos
elegidos”. Ese tono burlón es uno de los aportes más interesantes de Goldemberg
en el uso de la lengua: es el humor peruano criollo, que tan bien supo
representar Palma en sus inigualables Tradiciones. Si bien el poeta ha
residido en New York la mayor parte de su vida, notamos en su lengua poca
influencia del inglés. Su castellano denota más bien el uso de la lengua de New
York, donde habita una colectividad hispana multiétnica proveniente de
diferentes países hispanohablantes de más de dos millones de personas.
El
español de New York, literariamente hablando, es un español léxicamente empobrecido, ya que la
educación pública es en inglés y el español es estudiado como segunda lengua o
lengua extranjera, pero parece conceptualmente fortalecido por la relación
entre variantes nacionales del uso de la lengua y su contacto con el inglés. El
hablante multilingüe tiene conciencia de la sintaxis de cada lengua y su papel
en la escritura. Sabe recurrir con soltura al uso pragmático y “hacer” cosas
con la lengua. Esto lo observamos en poemas como “Resucitar un muerto” y
“Testamento”, donde el poeta realmente siente que la lengua tiene una utilidad
relacionada con sus necesidades y sus experiencias.
El hablante de las
minorías hispanas de New York, al que Isaac representa, está siempre deseoso de
salir de su condición subalterna, es consciente de la mirada desvalorizadora del otro, del
angloparlante que se siente representante legítimo de su país. Hay en la poesía
de Goldemberg una búsqueda de legitimidad, de filiación, de aceptación. Sus dos
primeras identidades: la judía y la peruana, confluyen en otra identidad nueva:
la de hablante minoritario hispano en un país angloparlante. New York es la
puerta cosmopolita a Estados Unidos y en ella pueden encontrar espacio de
convivencia los sujetos de múltiples países. New York se constituye como una
cultura diaspórica. Isaac se identifica con ese sujeto diaspórico neoyorquino, que sólo
puede vivir en una ciudad abierta y plural. Recrea los recuerdos de su patria
en un juego literario lleno de nostalgia que contribuye a fortalecer su nueva
identidad.
Esa
conformación de un lenguaje nuevo, conceptual y sintético, “descolorido”, lo
vemos en poesías como “Hombre de paso”, cuando dice “Todo es por accidente:/ se
le pierde el miedo a la muerte/ porque hay días del hombre/ que se le escapan”.
El poeta busca captar, explicar conceptualmente lo que siente, la idea de lo
que es ser “hombre de paso”. Tiene necesidad de ser claro para todos los
hablantes y hasta pedagógico. Las condiciones subjetivas del hablante
minoritario cambian radicalmente en relación con las del hablante que siente
que representa la lengua nacional legítima de un país. Es una situación
enunciativa casi “secreta” y culposa. El sujeto de las minorías tiene un miedo
inconsciente a la marginación y al rechazo, que se hace evidente en la
escritura.
En el
próximo poemario de la antología, Libro de las transformaciones, de
2007, que alude al I Ching chino, el oráculo que orienta al ser humano sobre
cómo conducirse en la vida, Goldemberg lleva a cabo una importante meditación
histórico-religiosa sobre sus dos raíces: judaísmo y cristianismo. La
convivencia de ambas se materializa para el sujeto en una lucha, una agonía,
que vemos en poemas como “Oración fúnebre”, donde la máscara de una momia
peruana del museo de New York lo lleva a dialogar imaginariamente con sus
familiares del Perú durante su niñez, y en “Umbilicus mundi”, donde medita sobre
las dos ciudades representativas y simbólicas de sus dos religiones y culturas:
Jerusalén y Cusco.
El
último libro antologado es Cuerpo de amor, de 2009. Aquí el poeta cambia su preocupación
existencial para cantarle al amor. Aparece la imagen del doble, y de la
ambigüedad amorosa en los amantes. En “Dobles” dice: “Del lado del doble de la
mujer/ se ha sentado el hombre a ver su doble”. Ensaya composiciones populares,
como la décima, para hablar al ser amado de manera más coloquial e íntima, más
persuasiva, y otras inspiradas en danzas criollas peruanas, como la marinera y
el vals, el tondero y el fandango. Aquí usa un lenguaje popular apicarado y
vivaz, adecuado al coloquio de la danza; dice en “Fandando criollo”: “Tú eres
sagrada y profana/ tú eres cau-cau y turrón/ anticucho de corazón/ frejol a la chepenana/ cajón de buena
jarana.”
La antología
termina con su producción más reciente inédita, que reúne bajo el título Variaciones
Goldemberg, de 2012. En esta última parte, cuya organización quizá no sea
definitiva, vuelve a aparecer la preocupación histórica y antropológica que
encontrábamos en Libro de las transformaciones. Es un tipo de poema,
como “Tierra prometida”, que tiende a una interpretación épica y ética del
mundo, desde una posición contemporánea responsable ante las posibles
catástrofes que pueden aguardar al ser humano si no controla su ambición y
cruel lucha por el poder. Dice Isaac: “En el deseo de transmutar el futuro,/ en
los planetas vacíos,/ en las presencias amargas,/ una larga cadena nos dejó
caer./ Faltó la paz en cuevas y cabañas./ Abundó la
guerra.”
Isaac Goldemberg |
Toda
esta antología refleja una actividad y meditación constante del poeta maduro,
que sigue buscando con su poesía nuevos caminos. Isaac Goldemberg se plantea su
poesía como espacio de expresión, pero también de cambio, de transformaciones.
Ve la poesía como un espejo de la conciencia en que el poeta debe mirarse y ver
al mundo reflejado en él. Notamos en su poesía un progreso constante, es un poeta
que no se repite a sí mismo y busca nuevos rumbos para su obra. Testimonia a un
nuevo tipo de escritor aún pobremente estudiado y comprendido: el escritor de
las minorías hispanas norteamericanas que se expresa en su lengua materna. Un
escritor diaspórico que ve el mundo dividido, donde su pasado se separa de su experiencia
contemporánea, y que, en el caso de Isaac, suma a esa separación de nación y
lengua, su situación religiosa conflictiva, como judío nacido en un país
católico y en un matrimonio mixto. Su literatura se caracteriza por expresar un
sentimiento doloroso de pérdida y la necesidad de reparación, que obliga al
sujeto a bucear en su pasado y estar en constante búsqueda de su
identidad.
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