GARCÍA
MÁRQUEZ, UN ESCRITOR PARA LA HISTORIA
POR PEDRO
GARCÍA CUETO
Gabriel García Márquez. Cuadro de David Ortíz |
Nació en 1927, en Colombia, hombre de
imaginación prodigiosa, hay que destacar, de sus primeros libros, La hojarasca (1955), novela corta que
explora el mundo de la niñez del autor, en el pueblo de Aracataca, en este
relato hay lirismo emocionado, una búsqueda del mundo infantil, de la infancia
como universo irrecuperable, lugar donde las fantasías son espejo de todo,
donde las huellas de los antecesores del escritor cobran especial resonancia.
Aparece por primera vez Macondo, trasunto de su infancia en Aracataca, donde el
escritor nos ofrece ya la magistral capacidad de combinar la imaginación y la
realidad, en forma de recuerdo.
En ese tiempo, García Márquez dejó
Barranquilla para trabajar en Bogotá, lugar en que su pluma dio lugar a
artículos de gran interés.
Fue enviado como corresponsal en París,
surgió allí La mala hora (1961),
novela de gran calado, que ya anticipa los logros del escritor: poderosa
narrativa, lenguaje brillante y una imaginación que va calando en el lector,
ensimismado ante el universo del narrador, repleto de historias y de relatos
que son leyendas del pasado familiar.
En este ámbito de gran belleza, la ciudad de
la luz, surgió una magistral novela corta llamada El coronel no tiene quien le escriba, de gran talento, donde el
escritor plasma el tema de la soledad, el arrinconamiento del hombre que
espera, infructuosamente, el reconocimiento de sus derechos para la jubilación,
todo está vendido, no les queda nada, tan solo el gallo de pelea que fue de su
hijo y a quien quieren matar las fuerzas del Gobierno.
La soledad, el desprecio a un hombre que ha
prestado sus servicios a su país, representan una radiografía de la abulia y el
marasmo de una sociedad que desprecia a los ciudadanos, mientras la clase
política se enriquece cada vez más, ahíta de poder.
En La
mala hora, también circulan personajes que ya habían aparecido en La hojarasca, dato que nos señala la
influencia de Galdós y Balzac en la obra del escritor colombiano. En esta obra tenemos
el aviso de un aguacero que sirve de símbolo del poder represor, va aniquilando
las aspiraciones de libertad del pueblo, que empieza a enviar pasquines
nocturnos con proclamas de independencia. Todo está escrito, la maldad es
intrínseca al ser humano, además, una dictadura pesa sobre todos, en el poder
del ejército que reprime siempre a los ciudadanos.
García Márquez. Cuadro de Carlos Jacanamijoy |
Llegó Cien
años de soledad, como un auténtico mosaico de la vida humana, la novela no
está inmersa en la línea realista de la narrativa hispanoamericana, como lo
hace Vargas Llosa, pero tampoco en la fantasía intelectual de Borges, hay una
libertad total en la novela, es un retorno al mundo infantil, a una forma de
leer el universo, ya que no es solo la historia de una familia, los Buendía,
sino también una representación del mundo entero, como si de una Biblia se
tratase, el origen del mundo, cómo surge la familia, como institución santa y
sacrílega a la vez, cómo surge el deseo y la ambición del ser humano, en un
relato que debe mucho al cuento y a las historias que contaban los abuelos a
los hijos en la penumbra de la noche, frente al fuego de la chimenea, la
capacidad de trasladar la narración oral a la escrita es uno de los grandes
logros de esta novela, que tendrá luego discípulas aventajadas, pero con cierta
distancia en calidad, como Isabel Allende y su Casa de los espíritus.
Llegan otros libros, La increíble historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1972), sigue existiendo un mundo infantil detrás, no profanado por el adulto,
una forma de leer el mapa de la vida sin el desencanto del hombre ya maduro,
sin el desengaño de nuestros grandes del Barroco, como Cervantes y Quevedo.
García Márquez quiere retomar el tiempo del
niño, para que la literatura vuelva a ser virgen, no mancillada por el tiempo
ni por el mundo de las palabras que ya están manipuladas por la política o por
la religión, en un lenguaje que vuelva al paraíso de la infancia, notable
esfuerzo que se siente presente en cada página de Cien años de soledad, su obra
maestra.
Novelas como El coronel no tiene quien lo escriba, Crónica de una muerte anunciada o El amor en los tiempo del cólera, maravillosa historia que nos hace
sentir en nuestra carne el amor de los personajes, su angustia ante la
ausencia, un relato que hace de esta novela río un inmenso tratado del amor y
de sus sombras y luces, son gran parte de su legado literario que ha quedado para la
historia. Gran conocedor del alma humana, el escritor se pone en la piel de
Florentino Ariza y Fermina Daza, seres unidos por un amor, que en la línea del
gran poema de Quevedo, va más allá de la muerte, recordando aquel polvo
enamorado del gran poeta barroco.
Luego llegan libros de menos calado como Memorias de mis putas tristes o su
autobiografía, Vivir para contarla,
que también dejan claro la singularidad de este premio Nobel de las Letras, de
este universal narrador contemporáneo.
Como colofón, hay que recordar Relato de un náufrago, como ese
superviviente en el mar, como si el escritor, luchador ante la muerte y ante el
cáncer que le venía rondando desde hace tiempo, que, ahora, lo ha vencido, no hay
batalla que no pueda vencer el gran escritor, que ha hecho de la imaginación
todo un mundo, un regalo para sus lectores, pero la muerte siempre es negra e
invencible y se ha llevado al hombre, pero no su legado, uno de los más grandes
de la literatura contemporánea, deudor de Cervantes o Balzac, pero también de
Faulkner o Melville, porque su fuerza reside en las poderosas imágenes que
traducen sus palabras, siempre tan cerca de las del lenguaje original, esas que
no debemos olvidar, porque son lo mejor de nuestra infancia ya perdida.
RECOMENDAMOS
Portada Ómnibus n. 14: Especial García Márquez |
La revista Ómnibus rindió un homenaje a García Márquez en abril del 2007, con motivo de los 40 años de la primera edición de Cien años de soledad. Se puede consultar el número completo en http://www.omni-bus.com/n14/index.html
Monográfico dedicado a Gabriel García Márquez en el Centro Virtual Cervantes en http://cvc.cervantes.es/actcult/garcia_marquez/
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