CLAUDIO
MAGRIS Y GEORGE STEINER: DOS HUMANISTAS CONTEMPORÁNEOS
POR PEDRO GARCÍA CUETO
George Steiner |
Steiner que ha escrito muchos ensayos
interesantes, logra con este libro, profundizar en la importancia del maestro
como el referente ineludible de futuros genios, el hombre que, dotado de
sabiduría, va trazando el camino hacia la gran cultura de nuestro tiempo, como
dice al principio del libro, el profesor puede destruir al alumno, movido por
su desencanto vital, o construir, a través de la enseñanza participativa y
dialogante, un universo rico donde el alumno se convierta en un hombre dotado
para la cultura, un pensador que siga la senda de su maestro.
Claudio Magris |
Si Steiner es el pensador que abre una
puerta a la enseñanza verdadera, la que cala hondo en el discípulo, Claudio
Magris (Trieste, 1939) es el hombre que transita por el viaje continuo como
forma de conocimiento, se puede ver en El
infinito viajar, Microcosmos y,
especialmente, en El Danubio.
Con Magris, la experiencia de viajar cobra
una clara resonancia, es el viaje el lugar de encuentro, donde los siglos
convergen, en El Danubio, logra el
pensador italiano concitar un universo apasionante que nos lleva a otra época,
a través de Centroeuropa, desde su mención del holocausto nazi y la figura de
Mengele a la más rica herencia de los magiares, Magris piensa en un universo
que concita mundos paralelos, la Viena finisecular (s. XIX), la Hungria de
principios del siglo XX, Alemania, país de filósofos y pensadores, todo aparece
en este libro mágico, en este ensayo completo sobre una época y sobre un tiempo
que no ha de volver.
No en vano, titula Utopía y desencanto, uno de sus libros, porque todo es utopía y en
el paso del tiempo, a través de tantos escritores de gran talento (Svevo,
Sebald, Roth, Marai, etc), el mundo de la Europa del siglo XX va trazando sus
contornos, sus perfiles más lúcidos y sombríos.
Con Magris y su afán por el viaje vamos
sintiendo que el único camino del hombre es el retorno a un pasado que ya no
recuerda, el eterno devenir de Nietzsche, volver a lo vivido, a ese deja vu que
nos produce el tiempo, sitios que hemos estado o que hemos imaginado, espacios
que hemos recorrido o que hemos soñado, el viaje como un eterno proceso de
descubrimiento, donde dialogamos con nuestros grandes pensadores, los de otros
siglos, que viven en las piedras, en los monumentos, en los ríos, en los
espacios de luz y sombra de las ciudades amadas.
Dos humanistas de nuestros tiempo, desde la
reflexión continua ante el saber como el mejor caudal para vivir y soportar la
vida de Steiner, a el viaje, como el único paso para nuestro reencuentro con el
hombre originario, ese que somos todos y que vamos perdiendo con el paso del
tiempo, el viaje nos desvela nuestros perfiles, nuestros anhelos, nuestras
quimeras, siempre dejando utopía y desencanto, como el título de uno de sus
libros más conocidos. Dos humanistas necesarios en estos tiempos donde la
banalidad nos rodea, donde la tecnología absorbe a nuestros jóvenes, donde el
pensar parece demasiado cansado, la reflexión, en mi modesta opinión, es el
único camino para encontrar al hombre que llevamos dentro. Nada más y nada
menos.
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