miércoles, 4 de octubre de 2017

Trilce. Teatro, nuevo libro de Pedro Granados

Trilce / Teatro
Trilce/ Teatro: guión, personajes y público
Pedro Granados
Premio Mario González
Editora ABH
Série Hispanismo, v. 5
2017

TLC (Traducción, Lectura y Crítica) 

Trilce es caja de resonancia del elemento alado
Noche oscura en alba transformándose
Flor serrana en leve vello púbico ensortijado
Alma del llama y del gato techero
Comestible por maquillado
En conejo, en margarita, en besos de tu boca
Trilce es sonaja del infante
Para que despierte y pida de comer
Su lonja de sinsentido y copa de sinpudor
Agua excesiva desde la pluma y desde la plomada Para no verte y encontrarte guardando
La compostura de decir la L
Que antes fuera W y acabó siendo T
Si el Señor no se hubiera llevado las manos al sexo
Y no se hubiera hallado espléndidamente erecto
Y fuera la C misma en el entrecejo
Y fueran TLC en ese modo de gritar en sordina
De hablar con clavículas y omóplatos
Que le decían Ministerio de Educación
Por lo cóncavo del torax Trilce y su zamba de olor de higo y canela
Justito en los 999 (novecientosnoventaynueve)
Grados para la evaporación
Para el abracadabra de combinar
El dolor con el dolor
Que a resultas da siempre lo opuesto
Algo así como doblar una ola de papel
Que moja Un origami del fondo de tu alma
Inevitable la muerte en la casta mirada
Inocente de tan culpable
Porque de hacer cosas con las palabras
Se trata
De meterse de uñas y manos en el poema
Con el impulso ciego que invariable
Va desde nuestros resueltos y no menos educados pies.

Pedro Granados


INTRODUCCIÓN

De modo semejante a lo que se propone Guido Podestá en Desde Lutecia:
“transformar lo marginal en liminar” (1994, p. vii), respecto al estudio del teatro de Vallejo frente, por ejemplo, a su tan bien valorada, difundida e investigada poesía; nosotros intentamos hacer lo mismo aquí, aunque desde Trilce. Es decir, no estamos de acuerdo con el tenor de la segunda parte del proyecto de Podestá: “La lectura de las crónicas me convenció que el teatro no era simplemente un tema. Formaba parte de un discurso más complejo que Vallejo desarrolla al llegar a París [a partir de 1923]” (1994, p. vii). Nosotros, más bien, puntualizamos --retrotrayendo el interés y la práctica teatral de nuestro autor a unos años antes, una vez instalado ya en Lima-- que el poemario de 1922 es la más lograda obra teatral de Vallejo (1); al margen de lo que, en general, la crítica ha observado como limitaciones en su papel en tanto dramaturgo [...].


1 Estudio que, de manera puntual, advirtió y dejó pendiente, verbigracia, Eduardo Neale-Silva: “El modo dramático en Trilce” (1975, p. 613). Para no referirnos a otros autores que, en general, han llamado la atención sobre este aspecto intensamente “teatral” de la poesía de César Vallejo; como por ejemplo Giovanni Zilio: “Ligado a la tendencia 'plástica', y en gran parte consecuencia de la misma, está el carácter de dramatismo de Vallejo. Empleamos este término en el sentido técnico, sinónimo de 'cinematografismo' o 'teatralidad', plástica dinámica y compleja, por la que las personas o las imágenes personificadas se hacen personajes, como si se desenvolviesen en un escenario (ideal) […] Ciertas situaciones o imágenes vallejianas podrían llevarse fácilmente a la escena, o a la pantalla tal y como están” (2002, 95). Ni lo que el mismo César Vallejo, en sus famosas “Notas para una nueva estética teatral” (1934), piensa al respecto: “hay que derribar esta frontera entre subjetivo y objetivo, entre lírica y épica, entre autor y obra creada. Se subjetiviza, así, la obra escénica, que debe ser obra de poeta, en la cual aquél pueda contemplarse él mismo y no solamente a través de sus personajes” (1999, p. 506). Sin embargo, en el caso específico de este estudio, el nuestro no es un texto técnico ni tampoco de semiología teatral; es decir, no pretendemos absolver todas las preguntas válidas que, seguro, seguirán pendientes de respuesta exhaustiva: “¿puede haber un teatro sin espectadores?, ¿puede haber un teatro sin actores?, ¿puede haber un teatro sin un espacio físico compartido?, ¿puede por último haber un teatro sin un tiempo real compartido?” (ABUÍN GONZÁLEZ, 2008, p. 47)


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