Zingonia Zingone. Poeta, escritora y traductora. Creció entre Italia y Costa Rica, y es licenciada en Economía. Vive en Roma.
Poemarios:
Máscara del delirio (Perro Azul, 2006; Lietocolle, 2008), Cosmo-agonía
(Perro Azul, 2007), Tana Katana (Perro Azul, 2009), L’equilibrista
dell’oblio (Raffaelli Editore, 2011), The Acrobat of Oblivion (Poetrywala,
2011), Equilibrista del olvido (Editorial Germinal, 2012). Novela en
Italiano: Il velo (Elephanta Press, 2000).
Su
obra ha sido incluida en numerosas revistas literarias y ha sido traducida al
inglés, al chino, al hindi, al kannada, al marathi y al malayalam.
Compliadora y traductora del inglés
al español, del poemario Alarma de Virus (Ediciones Espiral, 2012), del
poeta marathi Hemant Divate.
Integrante
de la junta organizadora del festival internacional de poesía “Kritya” (India)
y responsable de la sección de poesía latinoamericana para el festival
intercontinental de las artes “Mediterranea” (Italia). Desde el 2007 ha
participado en numerosos festivales internacionales de poesía
en América Latina, Italia y Asia.
Equilibrista del olvido
(Selección)
Pies en la tierra
Hay quien vive entregado
al futuro,
hay quien amanece de
recuerdos.
Ella desata la polaina y
saca chiquito
el pie. Lo estira.
Saborea el parquet.
Doliente.
Hay quien al contacto
llora,
hay quien le niega al
palmo
el tacto y sonríe,
ausente.
Ella escoge un escarpín
para el baile,
haciendo a un lado la
medianoche.
Retumba, retumba:
el reloj es inclemente.
Ella, la de los dedos
perfectos,
en su calabaza, lejos del
amanecer.
Equilibrista
Camina la cuerda en
equilibrio,
los brazos tendidos
como zozobra sonriente.
Camina de punto a punto
repitiéndose,
sin volver la mirada o el
paso
hacia el arranque.
Vira la cuerda en el
viento,
trompo de asuntos al
aire,
se hace ovillo,
se hace hueco en el
centro.
Sigue la cuerda el camino
que llaman demencia,
los brazos tendidos y
sonriente.
El cultivo del asceta
Será la falta de música
en la sala
o el vino
que he dejado de tomar
será mi hijo
en casa de la abuela
o mi perro lejos
en la campiña
lo que esta noche
ha abierto en mi pecho
una hendedura
llena de afonía.
Apago el teléfono
para no entorpecer
la labor del hado
para no confundir
a los aduladores
con la suerte.
De la calle sube
el vocerío de los turistas
trepa a mi ventana
por las telarañas
de mi soliloquio.
En un texto sagrado leo
que un ángel
custodia este sopor
vestido de insomnio
hago a un lado la
tristeza
que Sísifo me ha enseñado
ser eterna
hago a un lado los sueños
que la Vida me ha enseñado
ser bombas
que revientan en su ápice
no me queda más
que el tacto de lo
certero
el sofá tres almohadas
mientras el alma
como el humo de un puro
asciende lenta.
Virgen de los nudos
Arrodillarse frente a la
Virgen Santísima
que toma de la piadosa
mano de un ángel
el cordel anudado del
actuar
limpia la cinta sucia
disuelve
las ataduras
encamina
el verde cordel desenredado
hacia su Hijo, su Padre.
Arrodillarse y
murmurarle:
Madre, que a través de tu
obediencia
desligaste el nudo
de la trasgresión
de Eva
líbrame de mi terquedad
de las ciegas cadenas
que cargo por ser hija de
Eva
de la carne y su vanidad
del vacío y sus
matorrales.
Arrodillarse con la
entrega
del desasosiego
con la esperanza
de quien ha tocado el
fondo.
Ejemplo
Un joven se sienta
en la banca de madera
apoya su mirada
en la piedra vibrante
del silencio
no canta el canto
ritual
no levanta la cabeza
hacia la cruz
escruta en la desnudez
de las baldosas
la sombra agitada
de un niño
del niño que hubiera
podido ser.
Captura en la lente
de sus entrañas
el hondo deseo de amar
y saca del bolsillo
un billete mayor
que su último ayuno
lo deja caer en la bolsa
sin el estrépito de la
limosna.
Remordimiento
En los
grandes ojos color del lago
vive el
mapa de tu conciencia
hoja de
laurel reseca en el otoño tuyo,
suelta olor
a nada
y son de
campanas tristes,
concierto
de mudas inquietudes y sordas razones.
¡No tengas
miedo! si soy tu amiga
no me
obligues a seguir la ruta dudosa
a navegar
tus venas
y las olas
tempestuosas que origina tu corazón
hasta
alcanzar –tal vez-
un día
tu alma
disuelta
tragada por
el bárbaro pesar
de tus
acciones.
Tan sólo
mírame
y dime que
un riachuelo
une tu lago
con el mar.
Viaje al este de la noche
Las voces del rosario se
arrastran por la basílica
en concierto con el
bruñir de mis rodillas.
Los pájaros del ángelus
hacen plegarias de su
canto
y el poeta apoya su
embriaguez a una columna.
La luz del Espíritu Santo
aloja Su reflejo
en el negro engominado de
sus pensamientos.
Es tan sólo un niño. Y el
guaro su juguete.
Espera paciente que yo me
agote en redimirlo
para emprender el viaje
al este de
la noche;
que yo trague su vicio
para matar la soledad
y cargue el viejo títere
para partir el peso de su
cruz.
Periferias
Camina
triste
el perro
vagabundo
por las
calles de la soledad.
Busca
amparo
en la noche
refugia su
mirada
en la
complicidad de la luna.
El barrio
huele a verbena:
la pólvora
colorada estalla
en las
alturas,
enciende el
firmamento
de un nuevo
año.
Botellas
vacías
y vidrios
rotos
bolsas
plásticas
despojadas
de alimento;
residuos
filtrados
de almas
fiesteras.
Camina
sordo
el perro
errante
por las
bullas del gentío.
Busca
esperanza
en el
amanecer
borra sus
huellas
del asfalto
mundano.
Así pasan
los días
en la
periferia cosmopolita
y para él
no hay agua
ardiente
ni maní
azucarado,
se nutre de
nostalgia
recorre un
desierto.
Raíces
Nunca sentí la exigencia
de escarbar mis raíces
semilla
en la
tierra/mundo
que originó
mi sangre.
¿Qué
importa si no fue Adán
si sólo soy
célula de
una célula del mar?
¿Qué
importa si en otra vida
fuimos
hermanos o amantes
desconocidos
gente
nacida del mismo
latir del
tiempo?
El barro
húmedo
es señal de
pertenencia
el aire
el silencio
parpadeante inagotable
que se
renueva y es respiro
del alma.
Me
preguntan quién soy.
Me encojo
de hombros.
La
tradición es un marco
sobre una
mesa de noche
jaula que
encierra
el futuro
nombre que
define
el límite
se agota
como hoja
seca
o sigue su
curso
desde el
cauce del río.
¿Qué busca tanto
atrapar
el hombre?
El grano de arena
recibe
indefenso
la ira del
mar
su caricia
su lunático
ir y venir
sin fronteras.
Coliseo contemporáneo
A George Bush Jr.
El
emperador del mundo
reorganiza
el Medio Oriente
con su
ejército disciplinado
de fuerzas
unidas
cosmopolitas.
Gladiadores
en uniforme de fatiga
aeronáuticos
marinos y
submarinos
informáticos
espías y
contra-espías
infiltrados
todos
juntos
para domar
las feroces
fieras
fundamentalistas
y el
público aclama.
Bestias
entristecidas
desalojadas
desnaturalizadas huérfanas
iracundas.
Revientan
las jaulas
en el
nombre de Dios
porque ya
no aguantan
al
Emperador optimista
invadiendo
el universo
$anguinariamente
$onriente.
1 comentario:
Excelente selección. Felicidades, Abrazo.
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