Voyageuse bleue (Viajera azul)
Editorial L'Harmallan, París 2015Traducido al español por Sophie Ferreira Ramos
Prólogo de Daniel Vives
Viajera Azul
El poeta
Viajera celeste que en el fondo de la sima preparas tus nobles atuendos para encontrarte conmigo en el desierto. Yo siguiendo voy esta sombra que sale de mi cuerpo, por un camino que nadie ha frecuentado. Callados van mis ojos, callados los ruidos de mis pasos, sólo el polvo se levanta cuando paso. Cuando llego al pie de una montaña, voz y llanto de un niño golpea las rocas de polvo no cubiertas. No sé si alejando o acercando me voy de tu mirada, extranjera azul, tú que en alguna parte ya me esperas, como la oscuridad espera al día.
La Viajera
¿De quién es la voz que allá tirita, de quién la sombra que doblada se queda en una esquina? Estira sus brazos como si hablara con el aire, mas el viento, mientras intenta dar un paso, de sus negros pelos hacia atrás lo jala. Sus piernas soñolientas, como pegadas a la tierra lo retienen, y sus ojos como desterrados paradigmas, miran la sombra extraña, que desde el fondo de la ruta le hace un gesto.
El poeta
No sé si cruzar debo esta calle o la otra, viajera celeste, que pareces vigilar sin cuidado mi destino. Creo verte pero no te veo, es mi cansada memoria que confundiendo va los caminos y tu rostro. A veces siento frío, a veces duda y miedo cuando paso por lugares como estos. Allá veo un niño arrastrando la basura que en el desierto encuentra. Alguien se le acerca y sólo mira piedras en sus manos. Sólo el niño me mira, y mirándome no quiere alejarse, pero se aleja.
La Viajera
Hundiendo va sus pasos, ya en el polvo, ya en el barro que inunda su camino. Difícil ver su cara. Mas ese perfil me parece haberlo visto en alguna parte. ¿Quién entre todos podrá olvidar su herida? Cuando era niño lo vieron todos cruzar un río, y ya llevaba en la frente esa herida. Entonces sigue siendo él, la marchita hierba que nadie cuida.
Porfirio Mamami Macedo entre dos mundos, el de sus orígenes y el del exilio
Por Daniel VIVES
Université
de Rouen
Porfirio Mamani |
Porfirio
Mamani Macedo… el nombre de un poema, el
nombre de un poeta « mediterráneo » entre dos tierras, el Perú de
los orígenes y Europa del exilio, esta tierra del alejamiento que testimonia desde 2003 el libro Voz más allá de las fronteras. Entre
ambos, el del poeta es también el mestizaje, el doble origen ya inscrito en el
nombre. El hispánico por “Macedo”, y el andino por “ Mamani”. Aunque escritos
en un español muy puro, estos poemas; casi sin ninguna referencia
socio-histórica, están, sin embargo, situados.
A pesar de la distancia, la tierra natal aflora: “es hacia el sur que dirijo mi
mirada”, declara el poeta. En su búsqueda insatisfecha de la Viajera, la única
y celeste Amante universal, se percibe en él,
el sufrimiento de un recorrido en un largo camino, la imposibilidad de
por fin detenerse, de aprovechar el descanso en su compañía. Eso será una tensión inacabada hacia la idea
significada por el término quechua “Mamani ‘y”- tan próxima de la mención
patronímica del autor-, una palabra que,
en esta lengua, reenvía al acto de detenerse, de acampar para reposarse después
de un largo camino.
El
sustrato lingüístico, culturalmente aún muy presente en esta región de América
Latina, podría incluso reenviar a los morfemas “ma”, “man”, principalmente
connotados en dirección de un “ estar-
allá”, que se constata, de una necesidad existencial que se le acepta, al instar de la voz poética cuando se compara a
los “ desgraciados que se quedan allá, a mirar su destino”. Pero esta apariencia de
resignación va a la par con una tentativa incesante y renovada de reanudar con
una pertenencia, una infancia, un más allá
del “hic et nunc” : el sobre pasamiento de un “ día al día” sembrado de banalidad y de
decepciones. A pesar de la aparente melancolía de los textos, la esperanza de
una trascendencia queda en la obra de Porfirio Mamani Macedo, aunque todo “ más
allá”, es esencialmente un des-conocimiento, una ignorancia “que es la
condición sine qua non de nuestra
vida” (Jules Renard)
En el nuevo libro que propone Porfirio Mamani Macedo, el
mundo es visto, o mejor dicho entrevisto, en la oscura claridad “ de un azul
virginal”. Vestida con sus “ nobles atuendos”, La Viajera es la diosa de una
iluminación que el poeta interroga con un llamado doloroso. Su mirada lleva
hacia una especie de eternidad que tiene a la vez espejismo, y un vértigo y que no es sin recordarse el lirismo de un
gran místico como San Juan de la Cruz. Incierto, el camino recorrido parece
llevar hacia otro espacio, más profundo, y sin embargo siempre más lejano, más
atenuado hasta lo impalpable. Paralelamente; al filo de sus deambulaciones, la
celeste divinidad confiesa su desconcierto de no poder establecer el diálogo
con aquella que apenas distingue tanto como una sombra incierta, portadora de
un discurso plural, difícilmente audible; tanto como un niño errando en un desierto cuya palabra desesperada vacila,
estremece y se pierde en un grito que queda sin respuesta. Muy seguido, el
frente conversacional con la Viajera se transforma en lo que se denomina : “un
desencuentro”, un no encuentro, una cita no cumplida. Poesía del sueño, de la
mirada, del deseo, de la soledad, de la memoria, de la infancia, de la duda,
del desamparo y del encierro,…poesía de la infancia, del cuerpo, de la vida y
de la muerte, de la huida del tiempo…; al ritmo de los días, de las noches…;
simplemente todo, muy simplemente…
El autor de La
Viajera azul es un poeta de lo elemental. El tiempo de ese lirismo es
de aquel de un “ahora”, de un “medio
día”, de un “alba” o de una “ caída de la noche”, lejos de toda referencia
histórica, geográfica o sociológica. Las líneas, los motivos, los contornos muy
agudos de la cotidianidad se borran. Al mismo tiempo, el lector esta invitado a
penetrar en un universo primordial, un esbozo donde solo se dibujaría un cosmos
bruto, fundamental, vital: el sol, el viento, la montaña, la roca, la nieve, la
lluvia la luz, la sombra…
La prosa poética de Porfirio Mamani Macedo
Por Javier Morales Mena
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
La prosa poética de Porfirio Mamani Macedo confirma
aquella añeja idea respecto a que la poesía vive no necesariamente en el poema.
A doble banda, Viajera azul posee la
virtud de condensar en un lenguaje estremecedoramente lírico, el peregrinar de
un personaje que va tras un imposible. Tramo a tramo este peregrino atraviesa
el horizonte, se detiene en el abismo, repasa el espesor de las rocas y avanza
con cuidado por el resbaloso légamo sin perder de vista su azul anhelo. Es cuando la palabra poética de este peregrino busca
ser espacio para una revelación o un encuentro con lo imposible. Efectivamente,
Viajera azul es la aventura dramática
del poeta-peregrino por tratar de encontrar la revelación poética de lo
imposible: la poesía.
Conversación entre el poeta y la poesía
Por José Gabriel Valdivia Álvarez
Arequipa-Perú, diciembre 2014
Esta es
una conversación entre el poeta y la poesía. De una forma paródica se remonta
al diálogo místico amoroso del Cantar de
los Cantares, para plantearnos otro diálogo entre la Vida y la Poesía,
entre el hombre depositado en su mirador terrestre ante un universo vasto e
infinito.
Diálogo
intenso, de profundas connotaciones filosóficas y reminiscencias míticas, por
donde transita la incertidumbre del mundo junto al misterio de la propia
palabra poética, dichosa en sus artilugios pero temerosa del olvido y la
condena de un ser nómade sin destino.
Pero este
diálogo se extiende y parece interminable e inconcluso, como si la existencia
que lo produce fuera incompetente para culminarlo, como la muerte que todo lo
cubre de sueño, polvo y silencio.
Quizás el
amor explique en parte la condición humana y sea la única respuesta feble e
insensata, como un bastón a lo largo del camino. Y aún así, la gran pregunta
asoma para consuelo de las tribulaciones humanas que provocan la soledad, el
abandono. Pero hay que continuar sobreviviendo por las rutas que a duras penas
araña con sus manos indescifrables el poeta desamado hasta por la misma poesía
que permanentemente implora.
En suma,
una prosa poética, cuestionadora de la civilizada condición humana, en estos
días que fumigan las flores del mal.
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