LA HONDURA
DE HAROLD BLOOM, SUS LUCES Y SOMBRAS
POR PEDRO GARCÍA CUETO
Harold Bloom |
Bloom
ha sido un gran profesor, pero también ha sabido mirar a través del Canon Occidental la obra de muchos de
los grandes: Dante, Tolstoi, Montaigne, Moliere, Whitman, Milton, Joyce o
Virginia Woolf. Era Bloom un pensador que enriquecía, como un creador, con sus
opiniones el texto, haciendo que la semblanza de muchos de los estudiados
cobrará nueva resonancia, precisamente por venir de su mano.
Por
decirlo de otro modo, miraba con la hondura del humanista que perpetra a través
de sus opiniones un nuevo magisterio, haciendo que el lector quede atrapado en
esa senda, es decir, que vaya a los grandes novelistas con ojos nuevos,
entrenados.
Para Bloom, Shakespeare y Dante están en el centro del canon, cito al
crítico:
“Shakespeare y Dante son el centro del canon porque superan a todos los demás escritores occidentales en agudeza cognitiva, energía lingüística y poder de invención”.
Es
sin duda alguna esta apreciación una apuesta arriesgada, porque deja fuera o al
margen el poder impresionante de Cervantes en su Quijote para inventar
personajes que cobran vida y que tienen un psicologismo indudable, tanto es así
que la novela abre la senda de la narrativa moderna porque la invención de
estos personajes se convierte en universal, pero también deja fuera a otros,
que han generado espacios de gran agudeza cognitiva, como Dostoievski o
Tolstoi, sin olvidar a Thomas Mann y la grandeza de sus propuestas en novelas
inmensas como La montaña mágica.
William Shakespeare |
La
opinión de Bloom sobre Dante también es cuestionable, Dante era un transgresor,
su Divina Comedia es un lúcido
artificio sobre el ser humano, convertido en un mosaico de diferentes voces que
resuenan en el eco de un silencio. Dante es el espejo de una época, donde la
metáfora todavía no es un recurso literario pero que cobra en el italiano una
fuerza impresionante, de ahí al símbolo hay un paso.
En mi
opinión, Bloom se centra demasiado en Shakespeare, un artista de la palabra y
un jugador aventajado del idioma, pero olvida el vuelo de escritores que han
abierto brechas a la narrativa como Malcolm Lowry o el citado Lawrence.
Es
consciente el gran crítico de la fuerza de una Virgina Woolf o de George Eliot,
pero deja en ese canon la mirada de muchas escritoras americanas que son de un
prodigio verbal inusitado como Carson McCullers. La voz de la española Emilia
Pardo Bazán para explicar el naturalismo en Los
pazos de Ulloa es olvidada porque Bloom se centra en el mundo anglosajón
principalmente. Se agradece que cite a Whitman y lo analice, con esa capacidad
de ver en Hojas de Hierba un canto a
la libertad que pocas veces se ha dado en la literatura.
Concluyo con esta idea: Bloom abre polémicas, enciende discusiones y
plantea nuevos prismas donde mirar la literatura, es esencial su legado porque
podemos no estar de acuerdo, pero da a la crítica razones apasionadas (era muy
conocido por su prodigiosa memoria para recitar en sus excelentes clases a los
grandes). Muere un hombre de gran estatura que, de alguna forma, aunque haya
dialogado con unos más que con otros, conoció y vivió el amor por los libros
como un legado universal.
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