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domingo, 1 de septiembre de 2024

Exposición “El Río de la Memoria. Arturo Alape"

 

Entrevista a Natalia Tejada García, curadora de la exposición “El Río de la Memoria. Arturo Alape”, en la Biblioteca Nacional de Bogotá.   El video hace parte de la serie titulada “Artistas, vida y obra” realizada por Le Monde diplomatique, Ediciones Desde abajo y el Colectivo audiovisual Desdeabajo Televisión (DaTV) en Bogotá.


CARLOS FAJARDO FAJARDO

Exposición “El Río de la  Memoria. Arturo Alape”. Entrevista a Natalia Tejada García. Curadora de la exposición.

https://youtu.be/G6SYk-rmG0Q?si=z8Vtk35C84AjsTii 

Director de la serie Artistas, vida y obra: Carlos Fajardo Fajardo.

Realización y producción: Le Monde diplomatique, Ediciones Desde Abajo y el Colectivo audiovisual Desdeabajo Televisión (DaTV) en Bogotá.

LINK de la Serie Artistas, Vida y Obra:

https://www.youtube.com/playlist?list=PLXSRA_SQHRlwRFLJQPQxdw-KRoiY05FH9


martes, 23 de marzo de 2021

Un bemol en la guerra de Marcos Fabián Herrera


Un libro de cuentos que rescata la verdadera narrativa y el verdadero género, primero porque se adentra en las vidas de cada uno de sus personajes, siempre al margen, y este hallazgo, le permite crear una dimensión inédita de un lugar, de una región, de un espacio inventado  dónde se sitúa un alma que camina buscándose. Y la música es decisiva porque sin música no seríamos nada ni nadie: la música, decía Wilde, nos concede un pasado del cual carecíamos, y esto es lo que sucede de manera magistral en estos cuentos de personajes que deambulan, que no buscan una definición sino ese horizonte que la música señala. Objetividad en la perspectiva, capacidad de crear atmósferas, de encontrar el lenguaje innombrado de cada ser que de la nada  pasa a contar con la biografía que le concede una escritura que fue capaz de verlo.


Darío Ruiz Gómez


martes, 19 de noviembre de 2019

Exposición artista colombiano Franco


Más allá de las apariencias, o del  abstracionismo « mítico-expresionista » (El Dorado) en la pintura (*) del artista colombiano Franco


Por Mario Wong
Escritor peruano

« L’origine ne désigne pas le devenir de ce qui est né mais bien ce qui est en train de naître dans le devenir et le déclin. L’origine est un tourbillon dans le fleuve du devenir et elle entraîne dans son rythme la matière de ce qui est en train d’apparaître. (…) »
Walter Benjamin

A Miguel Rodríguez Liñán y a Tito Diez

La pintura « matérica-abstracta » (y hago uso del oximoron; pinta sobre yute y utiliza diversas materias: arena, vidrio…, restos metálicos, óxidos… ; y la  abstracción…, ¿ expresionista ?) de Franco es una explosión de múltiples  colores -en sus series « El Dorado », « Senderos » y  « Atmósferas »-, que bien podría hallarse emparentada con la « abstracta-expresionista », onirista-mítica, de un Jacson Pollock (1). La encuentro  de repente, yo, en el jardín de los senderos que se bifurcan (Borges)  del arte contemporáneo, en esta segunda exposición en la galería Mona Lisa, en sus nutrientes míticas precolombinas y en ese lenguaje, personal, del mundo de los sueños como una impugnación frente a una modernidad, un progreso, que  ya « tocó techo ».
… Así, su arte subvierte el espacio de la representación, y « manifiesta » (expresa) la destrucción de los diversos eco-sistemas del planeta Tierra; los « espectros » de la destrucción (los he visto en…), como si se tratase de una historia, pictórica, universal de la infamia, se hallan ahí presentes en sus cuadros. Son rostros fantasmáticos que nos sorprenden; es como si el caos fuese el motivo de su arte, y Franco recorriese el terreno de las representaciones indígenas (de sus geometrías, laberintos y senderos… ; véase su serie « El Dorado »), como si estuviese en búsqueda de una « salida » a la locura…, a la entropía y anomia social del capitalismo globalizado. He visto lo que he visto…, hay cosas que no recuerdo y sin embargo… (D.C.)
Las imágenes no son el substrato de « nada sólido» (…léase L’art à l’état gazeux, de Yves Michaud); el espectador no puede « estabilizar » las imágenes para « fijarlas » mejor  en una « visión retiniana » (M. Duchamp, y su crítica del  art rétinien…, del « fin del arte » o de lo estético vilipendiado… ; del repudio de lo bello y del triunfo de la fealdad y de la nada, o de lo insignificante y la « copia » (W.B.) en el arte contemporáneo), de esencias inmóviles (como si fuese una mariposa, que no es posible describirla sino cuando ella se halla con las alas abiertas, en una vitrina, atravesada por un alfiler… ; pero, ¿cómo describir una mariposa batiendo sus alas en pleno vuelo?); las imágenes, en los cuadros de Franco, en esas explosiones múltiples del color, tienen, lo repito (me repito…) algo de espectrales, como si oscilasen en distintos tiempos y espacios...  Bien podría aplicárseles la expresión wiggensteiniana de « verlas » una vez como tal cosa y, otra vez como tal otra… (2); son las capas, bien trabajadas, de lo matérico de sus pinturas, que hace que sus « superficies » creen ese efecto… ; los elementos utilizados dan a su pintura textura y volumen y trasmiten, con el uso de otros recursos técnicos, también velocidad y movimiento.

  

(*) Galerie Mona Lisa, 32 rue de Varenne, 7ème Arr., Paris; exposición de noviembre. Incluye pinturas de tres series: « El Dorado », « Senderos » y « Atmósferas »; y también algunas esculturas de su exposición anterior  (mes de julio) : « Seres ».

París-Montmartre, 7 de noviembre del 2019.


Notas :
(1) Más no creo que sea la misma técnica, action painting, que inventase el pintor norteamericano…, que descartaba el uso del caballete y practicamente del pincel (usaba directamente el chisguete, la espátula y otros medios…, para verter y salpicar, chorrear, gotear…)  y que implicaba -pintaba con la tela extendida sobre el suelo-, la involucración completa de la mente y el cuerpo del artista (esto último literalmente, ahí están las fotos), como si fuese un ritual chamánico, en la obra…, que adquiere el dinamismo que caracteriza el estilo de este  gran artista.

(2)Cito in extensius: «(…) Que l’image soit instable, cela signifie qu’elle voue notre langage lui-même –qu’il s’agisse d’interpréter ou même, seulement, de décrire ce que nous voyons – à l’oscillation des temps et des aspects. Si l’image n’est le substrat de rien de solide, mais un simple, jamais simple en réalité, passage des aspects, alors le langage qui tente d’en consigner l’expérience ne saurait être lui-même  qu’un passage des temps dont  l’expression wittgensteinienne « voir (l’image) une fois comme telle chose, une autre fois comme telle autre chose » (einmal als das eine,einmals als das andere Ding sehen) donnerait probablement la formule de base. Ce n’est pas un hasard, d’ailleurs, si la théorie des aspects, dans la linguistique de… » (Véase Didi-Huberman, Essayer voir, Paris, Les éditions de Minuit, 2014, pp. 63-64). 

lunes, 1 de julio de 2019

El ojo en la aguja de Consuelo Triviño Anzola

Nuevo título de Mirada Malva:

El ojo en la aguja (cuentos)
Consuelo Triviño Anzola
Tamaño: 13cm x 21cm
Páginas: 106
EAN 13: 9788412020519

Desde sus primeros cuentos, Consuelo Triviño Anzola aporta la constancia de la soledad y la insistencia de una búsqueda que se fija, simbólicamente, en seres fracasados. Nunca se colma la inquietud, siempre surge la aparente contradicción entre la mujer aburguesada que busca la libertad y la mujer libre que no encuentra la felicidad. Los personajes sienten la necesidad de huir, de dónde sea y hasta lo indefinible, siempre en busca de una plenitud que se sabe inalcanzable. Si en los relatos iniciales podía pensarse en un romanticismo juvenil, en estos, ya de madurez, que componen El ojo en la aguja, se comprende que responden a la insatisfacción interior de la mujer actual. Un libro que el lector mantendrá en sus manos tiempo después de concluir su lectura.

jueves, 6 de junio de 2019

Entrevista a Julián Nalber


Un cigarro y una copa con Julián Nalber, el creador del Detective Santré

"Por medio de la novela negra puedo escudriñar diferentes rincones de la ciudad, en este caso Bogotá, una urbe que me apasiona”.
Por Mauro Javier Hernández

Detective Santré de Julián Nalber
Portada Detective Santré
Mauro Javier Hernández. Su novela Detective Santré, el caso Chang (2017), ha despertado cierto interés entre los lectores del género. ¿Cuéntenos acerca de la génesis del texto?

Julián Nalber. La novela es una historia breve que sigue las peculiaridades típicas de la narrativa de crímenes; un detective que investiga asesinatos y desapariciones en una ciudad tan beligerante como la Bogotá del presente. El embrión de la novela tiene que ver con un hecho que sucedió en la ciudad, y a la vez con múltiples casos de tráfico de mujeres colombianas que terminan en el laberinto de la prostitución en los sitios más impensados del mundo.

M.J.H. ¿Tomó usted muchos elementos de la realidad colombiana?

J.N. Hay fragmentos, hechos y situaciones de esa realidad. El contexto de Bogotá, con sus barrios y calles está ahí. Pero como lo suelen decir muchos autores cuando se les pregunta sobre este juego entre la realidad y la ficción, la novela es ficción pura, un universo aparte, los personajes solo se deben a sus realidades, a sus mundos, a sus circunstancias. A veces no sé si es tan importante profundizar en esa oposición de la realidad versus la ficción. Por otro lado, uno puede decir que Santré se puede parecer a su creador o el creador se puede parecer a Santré, pero los dos son seres independientes.

M.J.H. Y hablando de Colombia, ¿cómo ve la situación actual de su país?

J.N. Colombia es una zona del mundo muy particular. Sus gentes cuentan con mucho talento y gran potencial en cualquier campo. Pero el país históricamente ha sido gobernado por élites terriblemente corruptas que siempre ha pensado en sus círculos familiares y sociales, nunca en las mayorías. Una nación que se la roban todos los días. Colombia, después de tanto tiempo, sigue teniendo una estructura social muy parecida a la de la época de la Colonia. Unos pocos mandan, se enriquecen, manipulan y dejan postrado al resto en la ignorancia y la desinformación. Desde luego esto tiene diversos matices y situaciones específicas que habría que considerar. Igual a pesar de todo, sigue siendo un país fascinante. En Colombia pueden pasar mil cosas en un solo día. Nadie se aburre.

M.J.H. ¿Por qué se inclinó por este género literario?

J.N. No es que tenga una tendencia marcada hacia él. Hay otras opciones que me llaman la atención. Sin embargo, por medio de la novela negra puedo escudriñar diferentes rincones de la ciudad, en este caso Bogotá, una urbe que me apasiona.

M.J.H. Se ha dicho que la trama de su novela llega a ser muy unidimensional y un poco predecible. Pero a la vez, también se ha mencionado que es entretenida.

J.N. Sé muy bien que esta novela no reviste ningún tipo de revolución estética. Nunca he pretendido nada de eso. Mi plan es muy modesto. La creé con el objetivo de que un lector cualquiera se distraiga al leerla. Yo mismo me divertí escribiéndola. Siempre he hablado de un experimento. Desde luego, la labor de narrador, como cualquier oficio, necesita práctica, es decir experiencia. Y tanto mi prosa como yo, estamos en ese proceso.

M.J.H. Entre la gran gama de personajes de este estilo (investigadores privados, detectives, policías, etc.), ¿qué tan original es su protagonista Santré?

J.N. Quizás no mucho porque él sigue los parámetros generales de estos personajes. Alguien podría decir que lo original está en que Santré es un profesor universitario que por falta de trabajo termina en esta profesión. Lo diferente, si en verdad hay algo, es el contexto. No es lo mismo desarrollar una historia en Pekín, Moscú o Bogotá. Para cada caso se precisa de conocer bien el medio, la idiosincrasia, las formas de hablar de la gente, la cultura de los personajes que sobreviven en cada espacio. Creo que ese mundo de la "colombianidad" o de la "bogotaneidad" se puede ver en la novela, hablo de rasgos particulares que son únicos. Esto último no lo digo yo, lo han afirmado algunos lectores.

M.J.H. ¿Pero entiendo que usted no pretende ser un narrador consagrado?

J.N. No me interesa del todo el protocolo que eso implicaría. También sé bien que tal consagración nunca llegará, hay que ser realista. Además, no dedico todo el tiempo de mis días a esta labor. Tengo otra profesión definida y ella toma buena parte de mi cotidianidad. Lo que me atrae es desarrollar historias que a la gente común y corriente le puedan gustar y divertir. Después de eso todo será ganancia. En tiempos de la era digital que nos avasalla, la gente poco está interesada en el placer de la lectura. A veces, el ejercicio de tomar un libro y leerlo se convierte en una tarea titánica para muchos.

M.J.H. ¿Entonces no se asume como escritor?

J.N. Me asumo como un simple y humilde trabajador de la palabra que desea superarse cada día. Y esto último no me suena muy original, aunque sea verdad. Me suena hasta cursi. Seguro que alguien lo tuvo que haber dicho antes.

M.J.H. ¿Y entonces cuál es su meta como narrador?

J.N. Por ahora, ninguna. De hecho, mi primera meta era escribir una novela policial y publicarla, y ya la cumplí. Lo he dicho un par de veces, si un muchacho de un colegio público de Bogotá (o de Colombia) escribiera un ensayo sobre la novela me haría feliz. 

M.J.H. ¿Y lo del seudónimo?

J.N. Ese es otro enigma más que coincide bien con el género.

M.J.H. Su escritura se encuentra muy ligada al estilo episódico de las historietas (comics), que se leían mucho en América Latina hace unas décadas. ¿Es consciente de eso?

J.N. Sí, desde luego. De niño y adolescente mis primeras lecturas fueron las historietas de legendarios personajes de aquellos días. Hablo de personajes creados en América Latina, no de Superman o Batman que no me interesaban tanto. En muchos casos, de esos héroes no queda nada. Solo las recuerdan los adultos mayores de cuarenta años. En países como Colombia, estas historietas eran muy populares y los muchachos las devoraban. Si logro que mis novelas lleguen a tener ese ritmo ágil de aquellas aventuras trepidantes; ese interés de parte del lector en seguir con el siguiente capítulo hasta llegar al final, me daría por bien servido.

M.J.H. En esas historietas frecuentemente había una moraleja, ¿en su novela la hay?

J.N. Supongo que los lectores responderán mejor esa pregunta.

M.J.H. ¿Vendrán más aventuras de Santré?

J.N. Sí, pero por ahora me interesaría promocionar más esta primera. Es posible que este año salga una nueva edición.

M.J.H. ¿Se puede conseguir en Colombia el libro con facilidad?

J.N. El trabajo de distribución y promoción de un libro no es sencillo y no tendría que corresponderle al autor. Lo he dicho también antes, si no tienes un buen respaldo editorial, un agente literario, una empresa detrás de ti la tarea es casi que imposible. Antes el libro tenía mayor distribución, incluso se vendía en una librería muy acreditada de Bogotá que no hace mucho cerró sus puertas y por ahora nada se sabe de esos ejemplares. Es por eso que este año espero que se concrete una nueva edición con mayor alcance.

M.J.H. Finalmente, ¿por qué y para quién escribe?

J.N. Escribo porque es un ejercicio intelectual que me satisface. Es una acción intimista que me permite viajar, caminar mentalmente por lugares conocidos (incluso desconocidos). Es también un regreso a la niñez en el que por medio de la escritura vuelvo a jugar, a crear y me siento momentáneamente feliz. Y escribo para mí y para los que generosamente deseen leer lo que escribo.

martes, 4 de junio de 2019

Oficios del destierro de Marcos Fabián Herrera

Oficios del destierro. Marcos Fabián Herrera


Nuevo libro de poesía de Marcos Fabián Herrera

OFICIOS DEL DESTIERRO


Programa Editorial de la Universidad del Valle, 2019



En este poemario de Marcos Fabián Herrera, a través de la representación de lo insólito transcrito en oficios de artesanos minuciosos, confinados a los márgenes (equilibristas, campaneros, luthiers, pajareros, relojeros...), los héroes se desploman  irremediablemente para mutarse en ídolos caídos o en villanos atrapados entre los espejismos de los sueños. Su poesía en Oficios del destierro reafirma su fuerza en el reconocimiento de la sórdida realidad de un espacio vital en ruinas. Para ello, a decir de Blanca Varela, la voz poética le “da nombre a todas las sombras, a todos los fantasmas” a modo de viaje iniciático que atraviesa las distintas galerías del alma humana para comprender el oscuro misterio de la palabra inscrita en una encrucijada oscura y misteriosa.  

Es sorprendente en la poesía de Herrera, esa mirada precisa de la fugacidad de la existencia como metáfora gótica del fluir del tiempo o la destrucción de lo humano, piezas condenadas a la hecatombe del individuo en ominoso tránsito. Con un lírico y pulido lenguaje, su obra poética nos acerca a un universo de palabras, hacia el laberinto del hombre en permanente “exilio”,  como parábola de un éxodo que recorre las distintas estancias que habitan los temas eternos y su antítesis: el amor, la mujer, el dolor, la muerte o los monstruos.

María Ángeles Vázquez






























viernes, 5 de abril de 2019

El Quijote, novela y cultura de Álvaro Pineda

El Quijote, novela y cultura
Portada El Quijote, novela y cultura
Nuevo título de Mirada Malva

El Quijote, novela y cultura
Álvaro Pineda Botero

15.3cm x 23.3cm
Páginas: 336
EAN 13: 9788494852374

¿Por qué El Quijote, que fue escrito hace más de cuatrocientos años, ha sido y sigue siendo el paradigma de todas las novelas y uno de los símbolos culturales de mayor influencia en el mundo?
Tal es la pregunta que nos anima en la composición de esta obra. Nuestra indagación partió de la vida de Cervantes y del ambiente cultural y literario de su época, los cuales conforman el contexto adecuado para llevar a cabo una lectura secuencial y cuidadosa del texto. Y es en esta lectura donde aparecen las claves para definir el concepto de novela que subyace en la narración y también para comprender la influencia del libro no solo en España y Europa sino también en Colombia.
El Quijote era lectura favorita de los patriarcas colombianos de los primeros años de la República. En él encontraron las semillas que hicieron germinar en su propuesta de identidad nacional: la huella quijotesca es evidente en las obras literarias  y también en los debates políticos y en las constituciones del siglo XIX, como analizamos en los apartes correspondientes. 
En consecuencia, El Quijote, novela y cultura, ofrece no solo una visión amplia y comprensiva de la obra, útil para los lectores de todas las latitudes y culturas, sino también una reflexión sobre la problemática siempre vigente de la identidad nacional de países que, como Colombia, son herederos de la cultura española.

jueves, 24 de enero de 2019

Un bemol en la guerra de Marcos Fabián Herrera

Un bemol en la guerra
Portada Un bemol en la guerra

Paraísos humanos

Un rápido comentario al libro de cuentos, 
Un bemol de la guerra, escrito por 
Marcos Fabián Herrera

Por Jorge Guebely


Reconforta leer los cuentos de un escritor que aún no pertenece al jet-set de los autores consagrados por las grandes empresas editoriales. Nada lo condena para que escriba bajo los parámetros del mercado. Nadie le exige una producción anual para conservarlo en las librerías nacionales e internacionales. Sólo la íntima necesidad de escribir lo transporta, lo estalla para poner en letras su libre percepción del mundo. Un escritor todavía limpio, sin las brillantes manchas de la oferta y la demanda, sólo con las del ser humano, las que lo impulsan a la escritura.

Textura propia de los siete cuentos escritos por marcos Fabián Herrera bajo el título: Un bemol de la guerra. Relatos publicados por Navíos Libros, con impecable cuidado y con agradable resultado físico. Agradan sus ilustraciones como la disposición física de sus textos. Ambas se confabulan para que el lector viva una reparadora experiencia lectora. Para que experimente agradecimientos vitales al leer la última línea del último cuento.

Porque sólo agradecimiento se siente con un autor que devela un abanico de diversas posibilidades de los paraísos humanos en la tierra. Distintos espacios para convertir la existencia en el bello ejercicio de vivir sin el peso de la esperanza. Superar el infierno de cada día, ese brillante laberinto de la vida civilizada, para saborear el instante diluente sin bajos ni altos relieves.

Así se compone la semántica de estos cuentos. Como en la música barroca, un mismo tema entonado por instrumentos diferentes. Una misma obsesión musical que cobra vida en los diferentes cuentos. Desde el primero, Música incidental”; hasta el último, “Sin itinerario; pasando por el que da título al libro, “Un bemol de guerra. Durante toda la lectura, el lector se encuentra, una y otra vez, con esta rara dimensión.

La belleza del lenguaje abre las puertas del libro. Expresión estética visible a los ojos del lector. Una ejecución musical donde todos los instrumentos están debidamente afinados. Limpieza expresiva, riqueza lingüística, sorprendentes construcciones, inesperados giros, surgen en cada párrafo. Lenguaje sostenido que se conserva a lo largo de los siete cuentos. Lenguaje que se eleva de lo rutinario, pero sin caer en la confusión ni en la pedantería. Lenguaje que intenta superar la medianía para insistir en la calidad de lo esencial.

Rasgo lingüístico que armoniza con la semántica de los cuentos. Párrafo a párrafo, se develan las tragedias de los personajes, seres humanos oscuramente adaptados al infierno. Los que ya no soportan la existencia gris de todos los días y huyen de la catástrofe existencia para encontrar un paraíso en la tierra. Los que ya no resisten más la corrosión de la rutina y se sienten cadáveres en vida. Los que aún tienen la osadía de partir para encontrar un asidero más amable, más humano, más divino, en los predios de la existencia.

Cipriano, el personaje de “Música incidental”, encuentra su lugar exacto en la calle. No lo obnubiló el éxito de dirigir exitosamente su propia orquesta, ni los varios acetatos grabados, ni la hermosa cantante que los acompañaba, ni el reconocimiento en la radio. El mundo de la farándula debió hostigarlo con sus falsos brillos. La calle constituía su verdadero territorio, un lugar sin jefes, sólo con transeúntes desprevenidos y sin los voraces dogmas de las iglesias. No era un lugar para desechables, sino el espacio donde era posible la libertad de ser. Ahora dirijo a mi grupo en las calles…

Vida civilizada y adocenada padecen los ciudadanos del primer mundo. La llevan como un ataúd en la conciencia. La necesidad de huir, encontrar parajes más originales, más naturales, impulsan a Jack, en “Las meditaciones de Jack”, a internarse en un lugar libre de la dura civilización. La referencia a la Barca de Juan Bustos, ese maravilloso prostíbulo fluvial, nos lleva a la Neiva antigua.  El alcohol, la trasnocha, las drogas, enjambre de descomposición mental, lo estimulan para testimoniar a través de un poema que el paraíso existe en la anulación del pensar. Un poema escrito por el gran Jack Kerouac, personaje ancilar de la generación beat que anduvo literariamente en el suroccidente colombiano:
Cuando un pensamiento
brote llegando de lejos con su manifiesta
presencia de imagen, debes engañarlo y fuera con él,
quítatelo de delante, dríblalo…

Diferentes alternativas de los paraísos naturales del ser humano surgen en otros cuentos. En un “Bemol de guerra”, El aparente boticario, que llega a un lugar distante, es un músico y funda una escuela de música. Huye de la civilización para refugiarse en un lugar apartado y en la música. Huye como huye el desertor de la guerra con el Perú a pesar de las diatribas patrióticas del presidente de la República. Tanto el aparente boticario como el desertor se refugian en la música, en ese paraíso de sonidos donde tampoco existe el pensamiento. “Con la flauta puede enseñar la música y curar su destierro”

Así transcurren todos los cuentos de Marcos Fabián Herrera. Con esa impronta que nos saca, momentáneamente, del barro y nos eleva a sugerencias literarias que nos hablan de un mundo asequible. Con él, sólo agradecimientos por la riqueza de paraísos que develan sus siete cuentos. Por los espacios insólitos e inesperados, tratados con la responsabilidad de un autor comprometido con la condición humana. Por las pulsiones oníricas –Cipriano- y fantasmales –La nana-, que nos muestran regiones paralelas y nos iluminan. Por el conjunto de recursos literarios que enriquecen la literatura, que la rescatan de los excesos de la oferta y la demanda, que le devuelven su misión original: develar las tragedias humanas impuestas por la barbarie del poder brutal. Por hacer una literatura que no apunta al prestigio, sino al ser humano.


viernes, 30 de noviembre de 2018

Obra artística premiada de Milthon

Milthon, la « Gran Guerra » (1914-18), el soldado desconocido (« poilu ») y su perro…

Por Mario Wong
Escritor peruano

In memoriam Jean y Emilie Carles, pacifistas ejemplares
 
Obra premiada de Milthon
Obra premiada de Milthon

El gran artista colombiano Milthon acaba de obtener un premio -convocado por un prestigioso jurado, cuyos miembros forman parte de los jurados de « Trofeos de Perros Héroes » y del « Premio de Bellas Artes » de la Société Centrale Canine-, por una escultura que « simboliza la poderosa unión del soldado y su perro », en la « Gran Guerra »… Ocurre que leía y releía el libro autobiográfico de Emile Carles, Une soupe aux herbes sauvages (*), lo que me suscitó escribir esta nota, mirando en la net la foto de la escultura del artista. Cito seguido, in extensium, dos párrafos de la interpretación que hace el artista de su obra premiada :
« Serrées l’un contre l’autre face à l’adversité environnante, proche et imprévisible, le chien et l’homme font face et ne doivent pas faillir.
Ils se tiennent là, en attendant de contrer le destin en une seule pensée, en une attitude unique sous la pèlerine qui leur sert de refuge… »
… El soldado desconocido de Milthon vive, esta etapa de la historia, con su fiel perro « Céline », en un Voyage au bout de la nuit  (Jean  y  Emilie Carles s’y retrouvaient en lisant les pages de cet chef-d’œuvre de la littérature); el soldado y su perro étaient pris, en una trinchera, en esa fuga en masa hacia la muerte, en común hacia el fuego; ocurría en el presente y ça venait des profondeurs et c’était arrivé (Céline). Él y su fiel perro, en un acto de heroicidad extraordinaria se encuentran bajo el intenso fuego enemigo, dos soldados alemanes (otros dos brothers in arms, dos puntos negros, igualmente desconocidos…) que les disparan, desde hace más de un cuarto de hora… ; él no tiene más de veinte años y, bajo el  fuego del enemigo sienten (animal y soldado) toda la locura y la absurdidad de la guerra :
...tout cela m’apparaissait soudain comme l’effet d’une formidable erreur. Dans une histoire pareille y’a rien à faire, il n’y a qu’à foutre le camp que je me disais après tout… Au-dessus de nos têtes, à deux millimètres, à un millimètre peut-être  des tempes venaient vibrer l’un derrière l’autre ces longs fils tentants  que tracent les balles qui veulent vous tuer dans l’air chaud d’été…     Le vent s’était levé brutal de chaque côté des talus, les peupliers mêlaient leurs rafales de feuilles aux  petits bruits secs qui venaient de là-bas vers nous… (Céline).
 
(*) Emilie Carles, Une soupe aux herbes Sauvages, Paris, Éd. Jean-Claude Simoën, 1977.  Emilie estuvo casada con el obrero anarquista y pacifista Jean Carles; ésta es una historia de Francia (y no sólo de ella) que desde el « mirador » de un pueblo, Val-des-Prés (Les Haûts  Alpes), a través de su vida da cuenta desde  comienzos del siglo pasado, de  más de siete décadas de dicha historia, signada por los acontecimientos de entre las dos guerras mundiales...
 
París-Montmartre, 27 de noviembre del 2018


sábado, 10 de noviembre de 2018

No era fácil callar a los niños (20 años de Prohibido salir a la calle)

No era fácil callar a los niños. Veinte años de Prohibido salir a la calle de Consuelo Triviño Anzola
Portada de No era fácil callar a los niños
Nuevo título de Mirada Malva: 

No era fácil callar a los niños

Veinte años de Prohibido salir a la calle,
novela de Consuelo Triviño Anzola

María Ángeles Vázquez (edición de)

Clasificación: LITERATURA: HISTORIA Y CRÍTICA
Colección Mirada ensayo nº 7
Tamaño: 13cm x 21cm
Páginas: 206
EAN 13: 9788494852343
PVP: 15 €
Peso: 225.57 g.
ISBN: 9788494852343


SINOPSIS:
Hay escritores que huyen del brillo mediático y realizan una obra coherente fuera de los focos, y las revistas de papel couché. Construyen un mundo que no padece otro desenfoque que el de la propia escritura, es decir, el concepto del mundo que el autor se fue forjando y que fundamenta una literatura.

Consuelo Triviño Anzola (Bogotá, 1956) pertenece a esos escogidos, que publican despacio, sin las presiones de los mercados o la política [...] Siempre hay en Triviño una lengua cuidadísima y apropiada para sus personajes y sus situaciones, como pocas veces encontramos en la literatura actual. Este volumen, con la colaboración de grandes especialistas en literatura hispanoamericana, conmemora los 20 años de su primera novela, Prohibido salir a la calle, donde se busca ofrecer un homenaje a la autora y subrayar su presencia trascendente en la literatura que se hace hoy en español.


sábado, 25 de agosto de 2018

La canción de los hacinados de Jhon Walter Torres Meza

Portada La canción de los hacinados
La canción de los hacinados
de Jhon Walter Torres Meza
Editorial Poemia, con el apoyo de la Universidad del Valle, Sede Zarzal, Colombia, 2018

La historia cíclica de la violencia ha atravesado nuestra literatura. Desde la generación de Gabriel García Márquez hasta las jóvenes generaciones, la noria negra ha sido una constante en las letras colombianas.

La canción de los hacinados, el primer libro de cuentos de Jhon Walter Torres Meza hace parte de esta saga literaria que no se detiene en el país.
Jhon Walter Torres ha escrito unos cuentos crueles donde la vida no vale nada y la muerte ronda como una señal fatídica y acechante.

Son trece cuentos donde el amor y la muerte, como una pareja inseparable de la condición humana, afloran sin remedio en medio de un paisaje gris y opaco.

Fabio Martínez
Escritor colombiano


La canción de los hacinados abre con violencia y cierra con violencia. Nada extraño, si consideramos el lugar de la caña y la humedad donde ha crecido su autor. Está escrito con furia, así acostumbra la literatura a serenar el ánimo de algunos personajes, a edulcorar el escenario de los amores juveniles.
 No hay alegría en estos cuentos, porque no hay ningún cuento que invite a la alegría. Solo hay espacio para  ese cuadro de costumbres que suele gobernar lo incierto convertido en penuria y mala costumbre. Cuando aparece el cuerpo se signa en él lo imposible. Lo erótico se convierte en lujuria, a veces en esperpento. Pero nada se llena de promesa. O sí, quizá la única promesa sea la literatura, aquella que un viejo lujurioso destella en sus “ojos de perro azul”, o aquella que una mujer, Rachel, destella en sus “ojos salvajes”. He aquí, en todo caso, briznas de nuestra educación sentimental. No sé si es posible escapar a sus efectos.
Rigoberto Gil
Escritor colombiano

miércoles, 25 de julio de 2018

Percepciones e imágenes de Bogotá de Álvaro Antonio Bernal

Percepciones e imágenes de Bogotá. Expresiones literarias urbanas de Álvaro A. Bernal
Portada Percepciones e imágenes de Bogotá
Nuevo título de Mirada Malva:

Percepciones e imágenes de Bogotá. Expresiones literarias urbanas
Álvaro Antonio Bernal

Colección Mirada Ensayo n. 6, julio 2018
ISBN: 978-84-948523-1-2


Bogotá dentro del mapa literario ofrece rutas cautivantes, la representación de ese escenario ha sido tarea de variados autores. Conocer la ciudad por medio de su pintura literaria, caminarla, recrearla y sentirla. La ciudad ficcional florece de la real y por momentos ambas se cruzan y mimetizan. Cuatro escritores imprescindibles en este proceso de narrar la capital colombiana, sus novelas y relatos nos sirven para descubrirla, indagar por su vida urbana, su historia reciente, sus transformaciones y cambios. Consuelo Triviño abre el camino de la década del sesenta con su novela de culto Prohibido salir a la calle. Antonio Caballero con Sin remedio nos adelanta una década. Mario Mendoza y sus narraciones nos acercan a los ochentas y noventas. Y Alonso Sánchez Baute nos advierte de la nueva ciudad del entre siglo con Al diablo la maldita primavera. En orden cronológico y con las herramientas de un amplio análisis interdisciplinario, el lector conocerá realidades de una inquietante urbe latinoamericana por medio del estudio de un tipo de ficción que prioriza la Bogotá física: la de los mapas, la de las calles y avenidas emblemáticas, la de los barrios y plazas identificables. Como colofón, cuatro generosas entrevistas a los autores que de viva voz cuentan de su proceso creativo y de su experiencia con Bogotá.
«Estudio sobre la representación y expresión del espacio urbano de Bogotá en la literatura contemporánea colombiana. Las novelas que se analizan muestran el cambio producido en la ciudad de Bogotá en las últimas décadas y cómo ha sufrido el proceso de modernización del país. Para ello, Álvaro Antonio Bernal no solamente profundiza en las relaciones del espacio con las obras para mostrarlo en lo escrito, sino que además se apoya en las voces de sus autores, a través de entrevistas, con el fin de recuperar también así lo imaginado o lo recordado». Portal Hispanista del Instituto Cervantes

martes, 5 de junio de 2018

Transterrados, nueva novela de Consuelo Triviño

Transterrados, novela de Consuelo Triviño Anzola
Portada Transterrados
Transterrados | Consuelo Triviño Anzola | Novela
Valencia: Editorial Calambur Narrativa, 2018, 266 pp.
ISBN: 978-84-8359-451-3

Transterrados es una novela sobre la inmigración latinoamericana en España. Pero es también una historia de encuentros y desencuentros en los que se mezclan amores y desamores, víctimas y victimarios.

Un periodista huye de su país presionado por las amenazas que se ciernen sobre él. Deja atrás amistades y familia para refugiarse en la soledad del desterrado. Una madrugada se encuentra ante el cadáver de su nueva pareja. Es incapaz de recordar lo ocurrido y la defensa no llega a esclarecer los hechos. Todo resulta confuso. Inquieta por el resultado del juicio, una narradora nos introduce entre las amistades de la víctima en busca de respuestas coherentes; desconcertada, se enfrenta a hombres y mujeres, que perciben la verdad como una amenaza, que intentan cambiar sus vidas ocultando los desgarros del pasado, reinventándose. Así, los testimonios de los distintos personajes nos llevan a un universo complejo, en las fronteras de la delincuencia: el trabajo informal, la trata de blancas, las bandas y el narcotráfico que salpican a los más vulnerables.

La crítica más exigente ha señalado la profundidad de la obra de Consuelo Triviño Anzola (Bogotá, 1956). Su prosa es, en palabras de Julio Ortega, tersa, analítica, dramática y valiente. Su primera novela, Prohibido salir a la calle (1998), fue considerada por la revista Semana, de Bogotá, como una de las mejores de la literatura colombiana moderna. La segunda, La semilla de la ira (2008), es para William Ospina «una larga, serena y sostenida obra de arte», y en el diario El País (suplemento Babelia) Dasso Zardívar la destacó como una de las mejores novelas latinoamericanas.

lunes, 5 de febrero de 2018

Nuevo poemario de Carlos-Enrique Ruiz


La noche, sedimento de la memoria

de Carlos-Enrique Ruiz

Ediciones Revista Aleph: Manizales, 2018


…, un árbol dice su clamor
y arde la lengua del olvido

Antonio Gamoneda
Uno sigue andando un buen rato
y escucha y llega entonces
a un punto donde
las fronteras se abren
o más bien
donde todo se convierte en frontera.

Tomas Tranströmer



Cuatro poemas:


Pregones en las cosas

La verdad de las cosas está en su figura
con la medida de suplicios interminables
que a la postre desdibujan caminos
en la consideración de horizontes turbios
                                en mares de inocencia

Pregones ocultos en las cosas delatan lo sublime
en el encanto de tejido con lunas salidas de furor

La exigencia suele ser más larga en los estados
de artificios cosidos a palabras de tregua

Cosas involucran la necedad de actos
                             salidos de cordura
con aprecio a la única longitud de la quimera


Arrumes de ruido

Las palabras en ruina hacen cascajo la vida
                                 por las calles
entre el consuelo de faroles subyacentes
                                 en la memoria
de náufragos y peregrinos

Palabras descompuestas en fragmentos insonoros
producen arrumes de ruido
en la vecindad de catedrales y de monumentos
                                                  históricos

Noción de siglos en el tiempo
cubre de pátina las vocales y las sílabas
con la dura pronunciación en rogativas
                                   y melodramas


Rugir de canciones

Parangones de vidas al corriente de sucesos
                                 desprendidos de historias
con el fin advertido en riachuelos
                                 de la discordia

Especulaciones en el ir y venir de nubes
                                 o de intrigas palaciegas
por senderos tapizados de ignominia
despiertan la luz oculta en los espejos
                                 de cristal-de-Murano

Los sucesos se iluminan entonces de nuevo
y aquellas sombras ocultas pasan a la primera fila
en medio del rugir de canciones medievales

La consigna se vuelve pasto para el consumo
de vocaciones incipientes


Un destino de azar

Ansias de saber son el usufructo del conversar
                                                entre camaradas
especuladores del deseo
y guardianes del privilegio de las cosas sensatas

El camino resulta ser oficio de especuladores
                                               o de jugadores de azar
con las trazas de sus sombras
agitadas en el muro antes expuesto al insulto
de provocadores en un destino de sombras

Luces difuminadas en laberintos distraen la salida
y entretienen el canto de aves urbanas
con la sola premisa de dejarlas actuar
en espacio inclinado a la compasión




sábado, 16 de diciembre de 2017

Reminiscencias de Colombia

Reminiscencias de Colombia de Eugenio Chang-Rodríguez


     
Eugenio Chang-Rodríguez
En 1965 interrumpí mis labores de “scholar in residence” en la Universidad de Oklahoma, con el fin de viajar a Colombia a pasar una semana en Bogotá como asesor de Jimmy Yen (1893-1990), presidente del Institute of Rural Reconstruction, fundado en 1960, en cuyo directorio figuraban William Orville Douglas (1898-1980), Juez de la Corte Suprema de los Estados Unidos, y otras personalidades norteamericanas progresistas. Acepté la invitación para viajar a la llamada “Atenas de Sudamérica”, capital de Colombia, cuyo ex ministro de educación Germán Arciniegas (1900‑1999), era el autor de la “Introducción” a mi libro La literaria política de González Prada, Mariátegui y Haya de la Torre[1].  
        Con estos antecedentes, se puede comprender cuán preparado estaba mi ánimo al arribar con Jimmy Yen a Bogotá el viernes 20 de agosto de 1965, en circunstancias de relativa calma política en la mayor parte de Colombia. Nos hospedamos en el Nueva Granada, sucesor del hotel donde se habían alojado muchos delegados e invitados especiales a la IX Conferencia Panamericana[2], interrumpida por el bogotazo, iniciado el 9 de abril de 1948, a raíz del asesinato del dirigente liberal Jorge Eliécer Gaitán (1898-1948). Este albergue ya no era el principal hotel de Bogotá, pero su comedor seguía siendo uno de los mejores de la zona.  El 10 de abril, el principal diario de la ciudad informó:

Designado como uno de los diez revolucionarios más importantes de nuestra época por su vida consagrada al titánico trabajo contra los cuatro males principales que azotan a los pueblos subdesarrollados (según su concepto: la pobreza, la enfermedad, el analfabetismo y la indiferencia cívica), llegó ayer a Bogotá, procedente de Nueva York, Jimmy Yen, llamado el genio de la reconstrucción rural y presidente del movimiento internacional de educación de las masas.  Lo acompaña el catedrático de la Universidad de [la Ciudad de] Nueva York, Eugenio Chang-Rodríguez. Jimmy Yen fue el artífice de la reconstrucción rural de Filipinas y de otros países, demostrando la eficacia de su movimiento de educación de las masas campesinas con la colaboración de todo el pueblo[3].

        También en setiembre de 1965, Gloria Valencia Diago, nacida en 1927, licenciada en comunicación social de la Universidad Javeriana y directora durante veinte años de la sección de Cultura del diario El Tiempo de Bogotá, me entrevistó para informar a sus lectores acerca de mis labores de asesor literario de la Charles Scribner’s y del progreso en editar obras literarias latinoamericanas traducidas al inglés[4]. Terminada la entrevista, la prestigiosa columnista y crítica de arte amablemente me llevó en su auto a varios lugares históricos de la ciudad.  Otro día, tuve la oportunidad de visitar el Instituto Caro y Cuervo en Yerbabuena, donde conversé con profesores del Instituto, entre ellos, Luis Flórez,[5]  y  conocí a Alcira Valencia, eficiente secretaria del Instituto, con quien por muchos años iba a mantener correspondimos con motivo de nuestro intercambio de libros y revistas. El Instituto me remitía regularmente su revista Thesaurus y algunas publicaciones y yo les correspondía con libros y separatas de artículos.
 
Germán Arciniegas
     Años después, tuve la satisfacción de reencontrarme varias veces con Germán Arciniegas en Washington, Nueva York y Lima.  Almorzamos en casa de Armando Villanueva del Campo el 29 de julio de 1985, al día siguiente de la ceremonia de inauguración del presidente Alan García. En esta ocasión, me pidió un artículo para publicarlo en una nueva revista que proyectaba en la Universidad de los Andes. En 1988, Carlos Lemos Simmons, Embajador de Colombia en la OEA, me llevó al Aeropuerto Nacional de Washington a recibir a Germán Arciniegas. Entonces yo era Ministerio Consejero de la Embajada del Perú en Washington, D. C.  Algo después, Carlos Lemos Simmons fue nombrado canciller y presidente de su patria por breve tiempo y diez años más tarde sería precandidato presidencial en las elecciones generales. Con Germán Arciniegas, nos volvimos a ver en Nueva York en 1989, cuando The Americas Foundation lo honró con la bien merecida distinción de “
Hombre de las Américas”.  Aunque estaba programado como uno de los oradores principales en el homenaje a Víctor Raúl Haya de la Torre en el Museo de la Nación de Lima en 1995, a última hora Germán Arciniegas no pudo viajar y Otto Morales Benítez leyó su conmovedor discurso[6]. Mucho lamentamos sus admiradores el fallecimiento de Germán Arciniegas ocurrido en el 1999, meses antes de cumplir cien años de fructífera vida.

Otro recuerdo de Colombia me lo ofreció Mario Vargas Llosa (n. 1936), Premio Nobel de Literatura de 2010, nuestro amigo desde 1968, cuando se alojó en nuestro departamento de entonces (420 E 55th St., Manhattan). Mario nos obsequió una copia del folleto publicado por el colombiano Francisco Posada Díaz (1934-1970), Los orígenes del pensamiento marxista en Latinoamérica (Cuadernos de la Revista Casa de las Américas 6, La Habana: Casa, 1968), en cuyas pp. 14-16 se ocupan de mi Literatura política de González Prada, Mariátegui y Haya de la Torre (México: De Andrea, 1957). Nos obsequió también una copia del mismo libro de Francisco Posada publicado en Madrid por la Editorial Ciencia Nueva (1968), que tiene en sus pp. 13-17 comentarios sobre la Literatura política…ya mencionada. Mario Vargas Llosa conoció a Francisco Posada en París a principio de 1960 cuando simpatizaba con sus ideas.
       El padre de Francisco Posada Díaz fue el abogado Francisco Posada Zárate, uno de los ministros claves en el gabinete de Gabriel Turbay Abinader, candidato liberal a la presidencia de Colombia en 1946. Su hermano mayor, Jaime Posada, fue a los 19 años director de Lecturas Dominicales, el suplemento cultural más prestigioso del país, publicado semanalmente por el periódico El Tiempo, de propiedad del expresidente Eduardo Santos. A los 21 se desempeñó además como director de la Revista de América. Francisco Posada Díaz fue uno de los seis filósofos principales en Colombia del siglo XX, junto a Cayetano Betancur, Danilo Cruz Vélez, Nicolás Gómez Dávila, Guillermo Hoyos Vásquez y Ramón Pérez Mantilla. Posada comenzó a destacarse a mediados de la década de 1950, cuando era miembro del grupo Nuevo Signo y directivo de la Federación de Estudiantes Colombianos FEC. Y autor del Esquema de una teoría de las emociones de Jean-Paul Sartre en la revista Mito. Ese tratado figuraba desde 1949 en el Index librorum prohibitorum.

Francisco Posada Díaz
      A finales de la década de 1950 y comienzos de los años de 1960, Posada vivió cierto tiempo en Gotinga, Frankfort sobre el Meno y París, en donde se contactó con Jacques Lacan, cuya obra había divulgado desde 1958 en Tierra firme, asistió a cursos de Lucien Goldmann, y se relacionó con jóvenes escritores de otros países latinoamericanos establecidos entonces en París, como Mario Vargas Llosa. Además, se interesó vivamente por los procesos políticos y sociales de América Latina.  Al retornar a Colombia y se vinculó con la Universidad Nacional, la impulsó y se interesó en la obra de José Carlos Mariátegui. Francisco Posada Díaz falleció a los 36 años siendo decano de la Facultad de Filosofía. Sus publicaciones son parte importante de la historia intelectual colombiana del siglo XX.




[1]. Germán Arciniegas, "Introducción" a La literatura política de González Prada, Mariátegui y Haya de la Torre, por Eugenio Chang-Rodríguez (México: Studium, 1957): 9‑17.  Reproducido como "González Prada, Mariátegui, Haya de la Torre: tres momentos de una sola vida" en Cuadernos Americanos 93.3 (mayo‑junio 1957): 203‑11; La Tribuna (Lima) 11, 13 y 14 de julio de 1957; y en folleto aparte, publicado por Armando Villanueva del Campo en Lima en 1958.
[2] . La IX Conferencia Panamericana, inaugurada, el 30 de marzo de 1948, estableció la Organización de Estados Americanos (OEA) en reemplazo de la Unión Panamericana. A ella asistieron notables delegados, como el general estadounidense George Marshall (1880-1959), el poeta mexicano Jaime Torres Bodet (1902-74), y el poeta y ensayista guatemalteco Luis Cardoza y Aragón (1901-1992).
[3]. “Desde Eldorado”, El Tiempo (Bogotá), 21 de agosto de 1965, p. 8.     
[4]. Gloria Valencia Diago, “Selección de escritores colombianos publicarán en E.U”, El Tiempo (Bogotá), 29 agosto 1965, p. 13. Artículos de Gloria Valencia Diago de gran difusión fueron: “En bienal se convertirá el Salón Panamericano de Artes Gráficas”, El Tiempo (Bogotá, Colombia). -- nov. 4, 1972 ill, y Académicos vs. Artistas: el monumento a Bolívar, El Tiempo (Bogotá, Colombia). -- ago. 7, 1980 1- B: ill.
[5]. El colombiano Luis Flórez es muy apreciado por La pronunciación del español en Bogotá (Bogotá:  Instituto Caro y Cuervo, 1951; Habla y cultura popular en Antioquia (Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, 1957); Léxico de la casa popular urbana en Bolívar (Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, 1962); El español hablado en Santander (Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, 1965);  “Muestra de anglicismos y galicismos en el español de Bogotá”, Boletín de la Academia Colombiana 14 (1964): 260-78; y sus contribuciones al atlas lingüístico de Colombia.
[6]  Otto Morales Benítez (1920-2015), abogado internacionalista, ex Secretario General del Partido Liberal, miembro correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua, exministro de Trabajo y Agricultura, exsenador, Diputado a la Asamblea Departamental de Caldas, varias veces precandidato a la Presidencia de la República fue nombrado y profesor honorario de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en Lima. En 1990 el Congreso Nacional de Colombia le confirió la condecoración "Gran Cruz de la Democracia" por los servicios prestados a ésta.