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lunes, 6 de noviembre de 2023

La lengua de viaje de Esther Andradi


Presentación en Barcelona del último libro de Esther Andradi: 


La lengua de viaje.  Ensayos fronterizos y otros textos en tránsito 


Buena Vista Editorial, Córdoba, Argentina, 2023
248 pp. Contrataportada de Nora Domínguez




Viernes, 10 de noviembre de 2023 a las 18:30 horas en c/de la Verge nº 10, Barcelona, España.

«En La lengua de viaje, Esther Andradi presenta un conjunto de textos autónomos que hacen del pulso de lo viviente una agitación de la escritura.

La lengua es eso que resta después del terror político, según las palabras de Hannah Arendt y a la que Derrida le añadió, la posibilidad de volverse loca como la madre. Locas de miedo y locas de atar, lenguas y madres, mareadas entre las idas y vueltas por países, tiempos, traducciones y acentos, resultan la ofrenda literaria de una escritora que fue y volvió de viaje, que va y viene muchas veces..

En este libro de ensayos, escritos en diferentes épocas,  vibran los avatares de  las vidas de escritoras y escritores migrantes, anécdotas singulares, los diferentes tejidos que probaron y fueron conformando bastidores de memoria. Así aparecen caminantes y viajantes; Herta Muller, Juana Manuela Gorriti, Helena Araujo, Sebald o Flora Tristán junto a los recorridos autobiográficos de la misma autora..

Andradi recoge experiencias, relatos, crónicas, pensamientos que marcaron su desarrollo vital e intelectual, y delimitaron, abultaron y le dibujaron huecos y grietas a su historia nómade, que vive inmersa en una lengua extranjera y escribe y publica en otra.

Un “vivir entre lenguas” como lo llama Sylvia Molloy, una bifurcación potenciadora. El tema nos interpela con fuerza por su radiación contemporánea. Las capas de la memoria se hojaldran, se vuelven foco expansivo o detalle y se recrean en las escenas  maravillosas del baile de una vieja traductora o en el grito de una niña afro-alemana, futura poeta, en la puerta de un orfelinato. Sí, un libro donde la escritura es protagonista. El sistema metafórico y su sintaxis se despliegan con rigor, maestría e intensidad afectiva. Muestran que la lengua nace allí en el grito doloroso del abandono, en su evocación, en la traición que sufre la paria, o en el músculo atento por seguir nombrándolos.» (De la contratapa Nora Domínguez. Colección Agalma). 

Los ensayos reunidos en La lengua de viaje completan su trilogía berlinesa, junto con la novela Berlín es un cuento y el reportaje literario Mi Berlín. Crónicas de una ciudad mutante.

sábado, 10 de febrero de 2018

Entrevista a Esther Andradi. Por Cristian Jara

Esther Andradi. Mi Berlín: crónicas de una ciudad mutante

Por Cristian Jara
Escritor y periodista peruano

Esther Andradi
Esther Andradi
Esther Andradi: Escritora y periodista, ejerció el periodismo durante largos años, residió en diferentes países, y actualmente vive entre Berlín y Buenos Aires. Nació en Ataliva, un pequeño pueblo de la pampa argentina, estudió Ciencias de la Comunicación en Rosario y en 1975 emigró al Perú. En Lima fue reportera, articulista, jefa de redacción. En 1983 se estableció en Berlín, enseñó español, realizó entrevistas para la Voz de Alemania, escribió guiones para tv y reportajes para radio. Ha publicado testimonio, cuento, microficción, poesía y novela. Sus relatos figuran en numerosas antologías en diversos idiomas. Sus ensayos sobre cultura, migración y memoria circulan en diferentes medios de América, España y Alemania. Es autora de las novelas Tanta Vida, Sobre Vivientes y Berlín es un cuento. Tradujo la poesía de May Ayim al español. Editó la antología Vivir en otra lengua, presentando la literatura latinoamericana que se escribe en Europa. Ha sido traducida a varios idiomas, últimamente al islandés.

Mi Berlín: crónicas de una ciudad mutante, (Mirada Malva) es un libro que recoge crónicas, entrevistas y perfiles de vida, donde la periodista y escritora Esther Andradi, ofrece visiones diversas sobre la ciudad de Berlín, antes y después de la caída del muro, sin dejar de lado lo actual y cotidiano que se respira en la capital alemana.

"Para todos el muro de Berlín significaba algo omnipresente"


Principio trágico
Esta historia comienza en enero de 1985, con el estallido de un avión poco después de iniciar despegue, en La Habana. Fallecieron todos los pasajeros. En aquel vuelo iba también el profesor que Esther Andradi había elegido para trabajar su tesis. Ella tenía dos años viviendo en Berlín pero muchos deseos de hacer un doctorado, recibió la noticia con estupor, el frío berlinés (20 grados bajo cero) hacían que el estupor se convirtiera en una innombrable tristeza, el silencio se tornaba espeso, los coches no se atrevían a circular. Esther había salido de Argentina huyendo de la dictadura, había ejercido periodismo en varios medios de comunicación de Perú, y ahora se encontraba al otro lado del charco, en Berlín, con una tesis incipiente y sin beca; padeciendo además una infección de ovarios que la obligó a permanecer tres semanas en el hospital.

Berlín, un laboratorio social
Una vez recibió el alta, abandonó la tesis y decidió sacar sus ficciones del cajón y ser escritora; además de eso, aun sin ser Berlín Occidental una ciudad de interés periodístico, ella a través de colaboraciones periodísticas siguió dando cuenta de que en esta ciudad la historia cotidiana latía en cualquier rincón, era “un lugar donde podía vivir mi ser mujer libremente, no era acosada en la calle con piropos, no importaba cómo me vistiera o desvistiese, era un ser más”, así fue como también en Berlín encontró oportuno registrar con su pluma lo que iba surgiendo a su paso, sintiéndose capaz de atravesar obstáculos, —a pesar del clima y el idioma,— para vivir tal experiencia. Pronto supo que deseaba quedarse a vivir en Berlín, “porque aunque encerrada en un muro, era un laboratorio social, artístico, diferente a todo lo que yo había conocido”.

Mi Berlín. Crónicas de una ciudad mutante
Portada Mi Berlín
Historias cotidianas
Esther Andradi que actualmente vive en Berlín, donde escribe y lee en alemán, poco a poco fue cayendo en cuenta que su condición de extranjera le permitía mostrar una visión distinta; gran parte de ese registro es lo que ha plasmado en Mi Berlín: suma de colaboraciones periodísticas en diversos medios de América Latina, y donde confluyen un desfile de personajes que conforman pequeñas historias cargadas de un poderoso significado, como el caso de un frutero kurdo que ha podido descubrir la fórmula para vivir feliz, también un ruso dispuesto a jugarse el pellejo por amor, al interior de un tanque de guerra; descubriremos la historia de un barco cuyo nombre es “Amor” y que casualidades de la circunstancias, se debate entre dos aguas alemanas. Se reúnen también significativos episodios históricos como la tragedia de Rosa de Luxemburgo, además de testimonios de injusticias, que todavía perviven en la actualidad.



La Alemania dividida
Durante la Alemania dividida, esta escritora y periodista después de pedalearse en bicicleta calles, tiendas y mercados, tomó consciencia de que para todos, el muro de Berlín significaba algo omnipresente. A su juicio y viéndolo desde la distancia añade que tal división sólo pudo tolerarse porque ambas ciudades disponían “de innumerables espacios verdes, lagos, bosques, lo que alimentaba la ilusión, al menos en Occidente, de no estar amurallados”.

La caída del muro
Pero la noche del jueves 9 de noviembre de 1989, cayó el muro de Berlín. Esther Andradi estuvo ahí para contar la sorpresa y la fuerte repercusión en la vida cotidiana de alemanes y extranjeros. Al margen de las muestras de euforia y perplejidad conocidas por todos, abundan datos curiosos que se recogen también en el libro. “Con el paso de los años gran parte de la ciudadanía de una y otra Alemania han admitido”, se trata de “las amplias ventajas sociales de la Alemania del Este, tanto en salud como en vivienda”, asegura y está convencida de que fueron mujeres las primeras en sufrir aquella diferencia, porque en la ex RDA la pregunta de “carrera o familia” no era tan decisiva como en Occidente para ellas.

Regreso a Argentina y el corralito
A principios de los años 90 Esther Andradi deja Berlín y se traslada a Buenos Aires; quizá rememorando la pampa santafesina donde nació y transcurrió su infancia, fueron años de grandes experiencias pero también de contrastes desafortunados dado que se topó con esa restricción monetaria conocida como corralito cuando, “en diciembre del 2001 explotó la burbuja neoliberal en Argentina, “la gente se largó a las calles a quemar los bancos que se quedaron con sus ahorros, el país entero era un cacerolazo, desfilaron varios presidentes en una semana”, recuerda.

Berlín una vez más
Tuvieron que transcurrir todavía 2 años para que en 2003 se volviera a dar cara a cara con un nuevo Berlín que conforma un segundo capítulo de su vida en Alemania, y que en el libro opera como un contraste fuerte con todo lo anterior que ella vivió y vive actualmente. A la pregunta cuál es el Berlín de Esther, ella responde que todos: el de los ochenta, el de la unificación y el de la actualidad. Y es que “después de vivir tanto tiempo vinculada con esta ciudad, siento que también Berlín es una parte mía, así como yo soy una parte de Berlín. Parte de mi juventud está aquí, y el comienzo de la escritura, el nacimiento de mi hija, el amor…

Los refugiados y la guerra
En lo que respecta a la historia alemana reciente, Esther cuenta que ha vivido dos momentos impactantes: “en 2003, cuando el entonces canciller Gerhard Schroeder se opuso a que Alemania participara en la guerra de Irak, “porque la guerra siempre es un fracaso” y por ser él mismo, un huérfano de guerra; y en 2015, cuando la canciller Ángela Merkel, confrontándose con sectores de su partido permitió el ingreso de miles de refugiados al país. La situación era absolutamente inédita, las fronteras estaban desbordadas, pero la ciudadanía inventó rápidamente miles de iniciativas de acogida y recibimiento, fue una situación sin igual y no sin consecuencias”, advierte.

Y es que el tema de los refugiados en Alemania “ha puesto sobre el tapete un debate que la política alemana viene eludiendo parcial o totalmente desde hace años: ¿Es Alemania una nación de inmigrantes o no? Después de más de seis décadas de ingreso de migración turca y europea y asiática y latinoamericana y africana, era hora”. Así pues y en todo lo que pueda acontecer de cara al futuro con los refugiados que actualmente se encuentran en Alemania, Esther considera que “la experiencia muestra que la política inmigratoria propone y luego la realidad dispone.

Cuando hace 50 años llegaron los primeros trabajadores turcos jamás se pensó en una integración a la vida alemana, y ya ves, con el tiempo los trabajadores trajeron a sus familias, los hijos crecieron aquí, y ahora ya existe una cuarta generación de turco-alemanes en el país”.

Defender la sencillez
Aunque Berlín, una ciudad mutante, el año pasado fue atacada por el terrorismo islamista, cierto es que las calles de aquella ciudad donde hace casi tres décadas cayó el muro, sigue siendo un espacio vital de libertad. Para Esther al igual que muchos, una forma de resistencia a la violencia y al terror consiste en “defender el disfrute de la sencillez de la vida”. Ella lo hace desde su labor periodística, la misma que exige cierta capacidad de movimiento y eso le ha valido para huir de tópicos y conocer de cerca culturas y personas que conforma todo lo que somos al final de cuentas: seres humanos o, “como dice un personaje de Eduardo Galeano un mar de fueguitos, ninguno igual a otro… todo depende de la distancia que tomemos para observarnos. Estemos donde estemos, nos diferencian nuestros sueños”. En Mi Berlín encontraremos mucho de eso.

Publicado en
http://tipotapa.es/2017/11/13/esther-andradi-mi-berlin-cronicas-de-una-ciudad-mutante/

viernes, 4 de noviembre de 2016

Presentación de Mi Berlín de Esther Andradi, en alemán

Edición en alemán, Edit. Klak, 2016

EL LIBRO


MEIN BERLIN. Streifzüge durch eine Stadt im Wandel
Editorial Klak, Berlín, 2016 
Traducción de Margrit Klingler-Clavijo

Presentación el próximo día 9 de noviembre de 2016 a las 19:00 horas en el mítico espacio KLAK Fabrik

Acompañan a la escritora Esther Andradi, el poeta alemán Martin Jankowski y el músico argentino Juan Lucas Aisemberg (viola).

Berlin: KLAK-Verlag, 2016, 162 Seiten
ISBN 978-3-943767-59-9
14,90 Euros


Texto de contratapa:
"Ya se trate de un viejo sombrero,  de un barco llamado "Amor", o de las "piedras de la memoria"; del tiempo de la ciudad partida en dos o el del crecer juntas en el nuevo Berlín:  Con exquisita mirada y lenguaje preciso Esther Andradi encuentra siempre el detalle cotidiano en Berlín. En sus crónicas, publicadas entre 1983 y 2014 en Perú, Argentina o México, Andradi dibuja las enormes transformaciones producidas en la ciudad. Se leen también retratos muy personales de Frida Kahlo, Rosa Luxemburgo y Christa Wolf, del pintor español Josep Renau y una entrevista con la abogada berlinesa Seyran Ateş, así como revela qué tiene que ver Buenos Aires con Fritz Lang y su mítico film Metrópolis".

Aguda y extraordinaria mirada sobre una ciudad en mutación permanente.

" Soy una latinoamericana que cuenta desde allí el antes y el después del derrumbe. Como una prolongación del viejo ejercicio de escribir cartas, estos textos hablan desde mi perplejidad y el asombro, evocando una ciudad de gentes desde las costuras que la hicieron famosa."
Esther Andradi

Mi Berlín. Crónicas de una ciudad
mutante,
Mirada Malva,
Granada, 2015
"Mi Berlín es también un homenaje a Walter Benjamin y a todos los que no pudieron sobrevivir a la barbarie. Textos como las piedras de la memoria. Todo un arte: Vivir para escribir. "
Diana Paris, a propósito de Mi Berlín. Crónicas de una ciudad mutante,  de Esther Andradi


Imagen de portada: Mario Vázquez

Ver evento en facebook 




LA AUTORA

Esther Andradi, escritora, ejerció el periodismo durante largos años, residió en diferentes países, y actualmente vive entre Berlín y Buenos Aires. Nació en Ataliva, un pequeño pueblo de la pampa argentina, estudió Ciencias de la Comunicación en Rosario y en 1975 emigró al Perú. En Lima fue reportera, articulista, jefa de redacción. En 1983 se estableció en Berlín, enseñó español, realizó entrevistas para la Voz de Alemania, escribió guiones para tv y reportajes para radio, fue madre. Entretanto ha publicado testimonio, cuento, microficción, poesía y novela. Sus relatos figuran en numerosas antologías en diversos idiomas. Sus ensayos sobre cultura, migración y memoria circulan en diferentes medios de América, España y Alemania. Es autora de las novelas Tanta Vida, Sobre Vivientes y Berlín es un cuento. Tradujo la poesía de May Ayim al español. Editó la antología Vivir en otra lengua, presentando la literatura latinoamericana que se escribe en Europa. Ha sido traducida a varios idiomas, últimamente al islandés.

Esther Andradi, Autorin

ist Schriftstellerin. Sie lebte in verschiedenen Ländern und pendelt zwischen Berlin und Buenos Aires. Geboren wurde sie in Ataliva, einem kleinen Dorf in der argentinischen Pampa. Nach dem Studium der Publizistik in Rosario wanderte sie 1975 nach Lima in Peru aus, wo sie als Reporterin, Kolumnistin und Chefredakteurin tätig war. Seit 1983 unterrichtete sie Spanisch in Berlin, führte Interviews für die Deutsche Welle, schrieb Drehbücher für Fernsehen und Rundfunk-Features, wurde Mutter. Sie hat Chroniken, Erzählungen, Mikrofiktionen, Gedichte und Romane veröffentlicht. Ihre Erzählungen sind in zahlreiche Anthologien in verschiedenen Sprachen eingegangen. Ihre Essays über Kultur, Migration und Erinnerung erschienen in Amerika, Spanien und Deutschland. Sie hat die Gedichte von May Ayim ins Spanische übersetzt, gab die Anthologie VIVIR EN OTRA LENGUA (In einer anderen Sprache leben) heraus und stellte die Literatur von Lateinamerikanern, die in Europa schreiben, vor. Ihre Werke wurden in mehrere Sprachen übersetzt, unlängst ins Isländische.

lunes, 11 de mayo de 2015

Palabras como piedras. Sobre Mi Berlín de Esther Andradi

Palabras como piedras
Por Diana Paris [1]
Escritora y editora argentina

Esther Andradi nació en un pequeño pueblo de la provincia de Santa Fe, Argentina.  Es guionista, periodista, poeta, novelista, residió en diferentes países, y actualmente vive entre Berlín y Buenos Aires.

Ha publicado traducciones, testimonio, cuento, microficción, ensayo, poesía y novela. Sus relatos figuran en numerosas antologías, en diversos idiomas.

Es autora de  Ser mujer en el Perú;  Come, éste es mi cuerpo; Tanta Vida; Sobre Vivientes; Berlín es un cuento.  Editó, entre otras, la antología Vivir en otra lengua, y es compiladora, junto con Sandra Bianchi, de Cartón Lleno. Breve muestra de la microficción en Argentina

Sus ensayos sobre cultura, migración y memoria circulan en diferentes medios de Latinoamérica y Europa para los cuales escribe columnas y entrevistas en alemán y español  

Mujer, exilio y lengua son los tres ejes que vertebran sus textos.  Mi Berlín. Crónicas de una ciudad mutante, no queda exento de este triple registro conceptual.  Editado recientemente por Mirada Malva en España, ya fue presentado en Madrid, en Buenos Aires y en Rosario. Y hoy nos convoca en Montevideo.

Si tuviera que describir en una sola palabra a Esther y su obra, elegiría trashumante, tanto como lo es su origen  -mixtura de árabe y piamontés-, de argentina/peruana/berlinesa… 

De su pueblo del interior “exiliada” en  Buenos Aires, de allí a Perú, luego a Berlín, donde reside. Va y viene, mientras escribe porque “La escritura es el ancla con la que tejen [los escritores que viven en el exilio] el vínculo con el país lejano, una suerte de istmo en el mar de otro idioma”. Y en ese deambular le ha tocado asistir al final de la opereta de las sociedades donde el destino la puso a retratar con palabras el acontecer histórico: el derrumbe de la sociedad peruana tradicional a fines de los setenta, la caída del muro de Berlín en los ochenta, el estallido neoliberal en la Argentina en el inicio del nuevo siglo…

Mi Berlín está compuesto por 34 crónicas publicadas entre 1983 y 2014 en diarios y revistas de Perú, la Argentina y México. Son treinta años de la historia de esa ciudad que es a la vez la historia de su gente, sus modos de sobrevivir al agobio que deja como consecuencia la barbarie, el holocausto, la fragmentación de las familias, la inmigración creciente, la babel de culturas en pugna a uno y otro lado del muro. Cada crónica es una instantánea de  los cambios en la vida cotidiana de esa ciudad cosmopolita antes, durante y después de la caída del gran bloque que separó al Oeste del Este.

Desde la mirada de Esther, en sus retratos-crónicas desfilan amores y desengaños, la compra de un viejo sombreo por un marco, un anciano con intenciones de suicidio, viajes en bicicleta desafiando la frontera entre ambos “Berlines”, músicos callejeros, libertad recuperada, abrazos de familias regados con champaña y lágrimas el día de la reunificación, y a la vez: retrata la tensión muda que se respira en la nueva etapa, el racismo, la xenofobia,  la multiculturalidad,  las cenizas del nazismo que reavivan los grupos neonazis, la diversidad creciente. Y la lectura nos coloca como privilegiados espectadores de sucesos y nombres, rostros anónimos o famosos: Rosa Luxemburgo, Frida Kahlo, Albert Einstein, jóvenes ilusionados o desapasionados, inversores astutos en terrenos ayer bombardeados. Y asistimos a escenas que desde  la letra de Esther nos narra  la perplejidad, el asombro, la historia política y la vida cotidiana.

Si hay una columna vertebral en Mi Berlín, es la “cuestión alemana”: esa esquizofrénica división entre Berlín Occidental y Berlín Oriental, dos ciudades en una, dos Estados, dos administraciones, “caprichos de la geopolítica”; esos 168 km de cemento -o como bien metaforiza la autora- “la costura” de la división, con sus ventajas y sus claudicaciones al caer de la gran pared: el trauma de pasar del paternalismo socialista del Este al consumismo capitalista del Oeste. Baste un ejemplo: recibir un cheque para ser cobrado en un Banco de Berlín que no tiene jurisdicción en la parte occidental del muro es una odisea que ya habría querido poder sumar Homero para dar mayor dramatismo a la épica de Ulises.

Que un barco llamado “Amor” se incendie tras un paseo en el Spree, que la autora compre en una verdulería cuyo dueño (un kurdo, la minoría turca casi sin existencia) como si se transportara a una verdulería del barrio de su infancia, que un vendedor de pájaros coloque cada día a una blanca cacatúa frente al espejo para que tenga compañía, que llueva desde hace cinco semanas en Berlín con una “incontinencia celestial”, y tantas otras “fotos” son invitaciones a detenerse en esos textos que enmarcan el paisaje. Pero a fuerza de tener que elegir, me decido por  “El nombre de las piedras”, stolpersteine: piedras para tropezar, piedras para recordar, piedras de la memoria.

Un grupo de personas se reúnen a las puertas de un edificio. Esther Andradi es del grupo. Están allí porque sucederá un evento inaugural: reponer la memoria. En ese edificio vivían los Meyer, arrancados de sus viviendas y asesinados en Auschwitz hace 80 años cuando Hitler fue ungido canciller: 1933, entonces eran unos 170 mil judíos alemanes viviendo en Berlín.

¿Cómo eran las casas de esos habitantes? ¿Había niños? ¿Con qué jugaban? ¿Qué objetos tutelaban el paso de las horas cuando aún el monstruo nazi no había aparecido en escena? Nadie conoce detalles de sus habitantes. Ahora graban en la ciudad huellas con algunos datos para no olvidar. Pocos datos: la señora Hertel acerca un puñado de certezas tras arduas investigaciones.

Nombre, fecha de nacimiento, fecha de deportación, lugar de exterminio. La placa queda incrustada como un monumento al tropiezo: “Esto sucedió”, parece que rezaran cada uno de los asistentes al acto barrial.

Leer es siempre un ejercicio de tejido: enlazamos este y el otro punto y construimos la red. Cuando leí Mi Berlín me resonó otra y antigua lectura de mis años de joven estudiante en la facultad de Letras. ¿Por qué la voz de Esther hacía eco en mi memoria? Donde ella pregunta, yo recuerdo respuestas. Donde ella señala vacío, yo recuerdo escenas de hogar. Donde ella se detiene a mirar, yo recuerdo descripciones semejantes, objetos, celebraciones… ¿ Déjà vu? No. Diálogo entre textos. Piedras preciosas que atesoramos en la memoria y relucen cuando vuelven a pulirse en la emoción.
En ese laberinto de páginas leídas guardadas al correr de los años, hice un consciente trabajo de la memoria lectora y me topé por fin con el eco: era Walter Benjamin, el escritor berlinés nacido en 1892, que se suicida en España en 1940, acorralado por los nazis.

Había  vivido sus años de niñez en la placidez de un barrio como este donde ahora se rememoran los años de oprobio y se restituye la dignidad. En Infancia en Berlín hacia 1900 hay buena parte de lo que ignoraban los vecinos reunidos esa mañana de sol en la vereda de la casa donde vive Esther: 
  
 “Las tardes de invierno mi madre me llevaba a veces cuando iba a hacer la compra. Era un Berlín oscuro y desconocido el que, a la luz del gas, se extendía a mi alrededor.”

“Y  ocurría a veces que el salón con el juguete o el chocolate, no me significaban tanto como el vestíbulo donde la vieja ama me quitaba, al llegar, el abrigo como si fuese una carga y, cuando me iba, me colocaba el gorro como si quisiese bendecirme.”

Había luz a gas, madres que salían de compras con el hijo de la mano, juguetes, chocolates y abrigos, las familias tenían el hábito de la visita de cortesía. Las casas (luego bombardeadas) lucían salón y vestíbulo.

“Ya conocía todos los escondrijos del piso y volvía a ellos como quien regresa a una casa estando seguro de encontrarla como antes… Una vez al año había regalos en los lugares recónditos…como si fuese el ingeniero desencantaba la sombría casa y buscaba huevos de Pascuas.”

En esos años había rituales y brillaba la ilusión de las Pascuas y el hallazgo de la sorpresa, y la utopía de poder volver siempre a la casa y que allí esté plantada como un viejo roble para ofrecer abrigo.

“Blumeshof 12. No había timbre que sonara más amble. Detrás del umbral de este piso estaba más a salvo que en el de mis propios padres. En su interior estaba sentada mi abuela, la madre de mi madre.”

Familias, tradiciones, objetos cotidianos. ¿Dónde fue a parar todo eso? ¿Cómo pudo ocultarse toda esa vida en una palabra siniestra: “Abreise”, partida cuando obligaron a los habitantes de la casa a declarar que no poseían nada? Quiénes se apropiaron de las vidas y destinos de esas familias, ¿descansarán en paz?¿La Historia los juzgará realmente alguna vez? 

Pero sí había mucho para declarar… Escuchemos a Benjamin evocando su infancia, espejo de la vida de tantos que habitaron Berlín antes de la oscuridad:

 “Mi madre tenía una alhaja de forma ovalada. Era tan grande que no se podía llevar en el pecho…El momento más importante, cuando mi madre la sacaba del cofrecillo donde solía estar…Era para mí el talismán que la protegía de todo mal que podría amenazarla desde afuera. A su amparo yo estaba igualmente a salvo…”

“…al igual que la madre de Blancanieves, la reina, estaba sentada junto a la ventana cuando nevaba, nuestra madre estaba también junto a la ventana con su costurero y no cayeron tres gotas de sangre porque llevaba dedal mientras trabajaba, adornado de pequeñas concavidades, huellas de antiguas puntadas.”

“Me servían la cena en una bandeja de porcelana. Debajo del vidriado, entre zarzales de frambuesas silvestres se abría paso una mujer afanándose por entregar al viento una bandera con el lema. COMO EN CASA NO SE ESTÁ EN NINGÚN SITIO.”  [2]

Alhajas, costureros, bandejas y la sensación de estar a salvo porque se estaba en casa. Surrealista, kafkiano: la guerra arrasando con todo…

Leo en Mi Berlín también un homenaje a Benjamin y a todos los que no pudieron sobrevivir a la barbarie. Cuando Esther Andradi reflexiona sobre la violencia de los años hostiles en la Alemania nazi, leo la misma fatalidad en las dictaduras de América Latina; cuando habla del despojo que los poderosos infligen al prójimo, cuando transmite que nos congelamos en la intemperie del exilio y hay que hacer el ejercicio cotidiano de no olvidar la lengua natal, cuando Esther reúne esos rituales nos está proponiendo inaugurar placas, que como piedras, hagan de la memoria una huella de nuestra identidad. La identidad humana. 
Textos como piedras para recordar. No profanarás la verdad con el fuego de las bombas. Todo un arte: vivir para escribir.





[1] Presentación en Montevideo, Mercado de la Abundancia-Casa de los Escritores, el 12 de mayo de 2015.
 [2]Todas las citas pertenecen a Walter Benjamin: Infancia en Berlín hacia 1900, Alfaguara, Buenos Aires, 1987.

viernes, 6 de febrero de 2015

Mi Berlín. Crónicas de una ciudad mutante de Esther Andradi

Nuevo título de Mirada Malva

EL LIBRO

Mi Berlín. Crónicas de una ciudad mutante de la escritora argentina Esther Andradi


Cuando llegué al sector occidental de Berlín en 1983 tuve la peregrina idea de sobrevivir como corresponsal extranjera en esta ciudad que entonces estaba dividida en dos. Nada más difícil. Hasta poco antes de la caída del muro, Berlín no tenía ningún interés para los medios de comunicación. Para mí sin embargo fue un destino de privilegio: en menos de veinte cuadras a la redonda sentía respirar la historia. El pasado de la guerra, el presente dividido en los dos sistemas que pugnaban por el control del mundo, el futuro multicultural, entrometido y mestizo, todo éso veía deslizarse por las calles y los barrios del Berlín Occidental. Entonces decidí escribir sobre lo que a mí me interesaba, desde el hundimiento de un barco llamado Amor, la descripción del sitio donde estaba mi oficina o escenas en el mercado, el protagonismo en estas notas lo ejerce la vida cotidiana. Son algo así como la otra crónica, la otra cara de esta metrópoli que después estuvo en el centro de la noticia y cuya coyuntura también registré. Como una prolongación del viejo ejercicio de escribir cartas, estos textos hablan desde mi perplejidad y el asombro, evocando una ciudad de gentes desde las costuras que la hicieron famosa.


LA AUTORA


Escritora, ejerció el periodismo durante largos años, residió en diferentes países, y actualmente vive entre Berlín y Buenos Aires. Nació en Ataliva, un pequeño pueblo de la pampa argentina, estudió Ciencias de la Comunicación en Rosario y en 1975 emigró al Perú. En Lima fue reportera, articulista, jefa de redacción. En 1983 se estableció en Berlín, enseñó español, realizó entrevistas para la Voz de Alemania, escribió guiones para tv y reportajes para radio, fue madre. Entretanto ha publicado testimonio, cuento, microficción, poesía y novela. Sus relatos figuran en numerosas antologías en diversos idiomas. Sus ensayos sobre cultura, migración y memoria circulan en diferentes medios de América, España y Alemania. Es autora de las novelas Tanta Vida, Sobre Vivientes y Berlín es un cuento. Tradujo la poesía de May Ayim al español. Editó la antología Vivir en otra lengua, presentando la literatura latinoamericana que se escribe en Europa. Ha sido traducida a varios idiomas, últimamente al islandés. 





PRESENTACIÓN EN CASA DE AMÉRICA DE MADRID

Miércoles, 4 de marzo de 2015. 19:00 h.   



Presentación del libro 
  
Mi Berlín. Crónicas de una ciudad mutante de Esther Andradi 


Participan: 

Consuelo Triviño, escritora
Max Meier, encargado de proyectos culturales de la Embajada de Alemania en España. 
M. Ángeles Vázquez, Editorial La Mirada Malva. 

y la autora. 


Entrada libre hasta completar aforo.

Casa de América
Plaza de Cibeles, s/n. 28014 Madrid
Tel: +34 91 595 48 00

@casamerica