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miércoles, 31 de enero de 2018

Poemas de Manjola Brahaj

POEMAS DE MANJOLA BRAHAJ 



OJOS DE HIELO

En los ojos de ella los inviernos estaban sentados;
con piernas congeladas,
tras puertas cerradas y tristes.
Goteaba en su turbio brillo
una vida entera llena de sin sentidos.

Sus manos sentían los inviernos sentados con los pies cruzados,
temblaban,
tocaban el rostro pálido,
los cabellos,
como si quisiera alejar el miedo,
delante de una película vacía que se mostraba
en el monitor de la memoria cansada de correr.

En sus ojos actuaban todos los dramas
de una vida corta,
en un solo instante,
sin ninguna melodía,
en la oscuridad de un vacío místico,
en el torbellino de una lluvia otoñal y sin piedad.
Sus ojos se parecían a los cristales turbios
Nebulosos y lóbregos de la ciudad.

Ellos se buscaban a sí mismos
cuando el último drama seguía,
el enigma no tenía escogido el curso.

No se ha muerto nadie, solo los ojos.
No se ha perdido nada, solo los ojos.
En sus ojos los inviernos estaban clavados
para sembrar un baile loco de lejanos olvidos. 




REZAR

Rezar,
aunque  sea el fin
por todas las lágrimas no derramadas
y cantar una canción larga,
tan larga,
que cantando se consuma una vida entera
y no poder terminar su canto.

Sí, rezar,
aunque es una noche negra
y tu eres más negro que nunca
Rezar por tu negrura  

Rezar cuando nada tengo tan cerca de mí,
más que tus ojos,
que me devoran viva.

Rezar, aunque no creamos en nada,
solo en el amor,
por todas las palabras que no nacieron
y se quedaron en nuestros vientres secos.

Rezar,
y con los sonidos de esa larga canción;
Cerrar el rezo
pero no la canción.
Cerrar la negrura
pero no el amor.
Cerrar las palabras
pero no la respiración.




NO ERA AMOR

No era amor,
era solo el deseo de no estar sola,
de tener alguien que me llame por las noches,
de tener alguien que me ame un día y otro día
de tener una cosa que soñar.
Era el deseo de amar.

No era amor, era el destino.
Una cosa que tenía que pasar,
y ahora... un sueño que tengo que olvidar
con el vino.

No era amor, era el deseo de tener una mano
en mi cuerpo,
una noche que se fue en vano,
con estrellas en la frente,
y se murió cayendo desde un puente.

No era amor, era el deseo del amor,
y terminó siendo sexo, solo eso. 
Era el destino, una cosa que tenía que pasar,
y ahora, es... No sé lo qué es?
Pero no lo puedo olvidar.