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martes, 23 de junio de 2020

Arcane 17


Arcane 17

Por Mario Wong
Escritor peruano

Ito Gho
…estaba en bicícleta, por la tarde (no lejos de donde vivo), en la avenue de Troudaine, ¡increíble!, una pequeña galería -Guillet Arcane 17-  de arte, exhibía un cuadro del pintor japonés Itô Gho -nació en Tokyo, en 1940 ; estudios de bellas artes en su ciudad y en París (1965-66)- , lo increíble era una « flor de pétalos blancos » (parecía la hoja de la planta de marihuana), sobre fondo  rojo y que tiene, en torno a la « corola », en el « centro » de ésta…, se halla el rostro de una mujer, como si fuese uno más de los « pétalos » o, acaso, son hojas que… -y se trata de una planta o un árbol que… ;  cuya frondación es un…, mejor tiene…, tiene la forma de un cuadro, más pequeño (que combina el rojo con el verde claro); se trata de… ¿ una « mise en abîme », pictural?-, de su cabellera sobresale una parte del « pétalo (u hoja blanca) », que se proyecta, hacia arriba, como si se tratase (quiero creerlo) de su aura y… , ¡ « siete pétalos »! ( U ocho, en realidad, con el « pétalo aureático » , del  rostro que… ; y…, éste « pétalo (u hoja) » se…; inicialmente, no me había dado cuenta que…)

J’étais à vélo, dans l’après-midi (non loin d’où j‘habite), sur l’avenue Trudaine, incroyable ! une petite galerie d’art -Guillet Arcane 17- , exposait un tableau du peintre japonais Itô Gho – né à Tokyo en 1940 ; études aux  Beaux-Arts de sa ville et à Paris (1965-66)-, l’incroyable, c’était une « fleur aux pétales blancs » (elle ressemblait à la feuille de la plante de marijuana), sur fond rouge et qui a, autour de la « corolle », au « centre » de celle-ci…, s’y trouve le visage d’une femme, comme si c’était un autre des « pétales », ou peut-être, ce sont des feuilles qui...et il s’agit d’une plante ou d’un arbre qui… ; dont la  frondaison est un…, mieux, a…, a la forme d’un tableau, plus petit (qui combine le rouge et le vert clair) ; il s’agit de… une « mise en abîme » picturale ? de sa chevelure saillit une partie du « pétale  (ou feuille blanche) », qui se projette, vers le haut, comme s’il s’agissait (je veux le croire) de son aura et…, « sept pétales » ! (Ou huit, en réalité avec le « pétale auratique », du visage qui… ; et…ce « pétale (ou feuille) » se … ; initialement, je ne m’étais pas rendu compte que…)

París-Montmartre, 7 de mayo del 2020.

(Traduction Nelly Détré)

miércoles, 29 de abril de 2020

Covid-19: la biopolítica y el Estado de excepción


« Covid-19 », la bio-política y el Estado de excepción

Por Mario Wong
Escritor peruano

…toda la belleza de un mundo en ruínas. 
Anónimo, Nuit debout

(…) Admitirse como sobreviviente es una tarea tan dolorosa como inútil. 
Por eso la postergamos y así hemos llegado a la situación en que nos encontramos hoy.
Rodrigo Fresán, Historia argentina


Covid-19
La catástrofe es, actualmente, un estado permanente; no es solo la catástrofe de la violencia política y del horror de la historia, que caracteriza el siglo pasado en su conflictividad ligada a la existencia de bandos, partidos, frentes políticos ligados a tal o cual ideología (clasista o « no-clasistas »; mas bien éstas, con los efectos de la mundialización resultantes de la crisis de los estados naciones y de la quiebra del pacto o « contrato social » de las políticas económico-sociales provindencialistas, que trajo consigo el desempleo masivo y los flujos migratorios, están de vuelta con los movimientos de extrema derecha nacional-populistas; casi en todos los países europeos, sobre todo los de Europa del Este; está, también el Brexit, antes la elección de Trump, y en Latinoamérica de Bolsonaro, en el Brasil y la caída y huida de Evo Mor…, en Bolivia). No hay que olvidar que el presente siglo se inicia, según varios historiadores, con el derrumbe de las torres gemelas del WTC el 9/11, a causa del triple ataque terrorista de grupos islámicos (Ben Laden y la red de Alquaida), que daría pie a la declaración de guerra de « Bush junior » contra el « eje del mal ». El « Covid 19 », por « otro lado », tiene que ver con el bio-poder (el « biopouvoir », ese concepto tan caro de Michel Foucaul –Surveiller et punir , Le pouvoir de la bataille,…,  en cuanto al análisis de las bio-políticas concierne), y otro tipo de guerra, que lleva a los estados, a nivel mundial, a recurrir al Estado de excepción. Hay demasiada confusión que nos impide ver…, too much confusion!

La guerra de los mundos
La catástrofe mundial ya ocurrió (aunque todos estuviésemos esperándola, y es por eso que siempre la postergábamos; es así como nos encontramos en la situación actual); hace mucho tiempo que soplaba un aire verdaderamente pestilencial, y ¡solo los idiotas no querían darse cuenta de ello! No hay límites en la bajeza con respecto al trato que les otorga a los sujetos el sistema capitalista mundializado (la cuestión de winners & lossers, no está por nada dentro de la ideología, y sola « moral », les profits, de la omnipotencia del mercado globalizado). El filósofo alemán Peter Sloterdijt ya había sonado la alarma: en términos de dinámica procesal, el « mundo del futuro » podría aparecernos como un parque de domesticación humana, un campo de concentración inmenso (los cuartos de gasificación y los hornos de incineración, con sus relentes deletéreos, no estarían ausentes). El único desafío, a todo ésto del sistema concentracionario (las tecnologías cibernéticas de punta lo hacen posible y… ; un mundo a lo H.G. Wells, A. Huxley, Phlipps K. Dick…), mundial, sería la reconstitución integral de las premisas de la vida desde el corazón de lo irrespirable. Alternative: Desobediencia civil.

París-Montmartre, 9-21 abril del 2020

martes, 19 de noviembre de 2019

Exposición artista colombiano Franco


Más allá de las apariencias, o del  abstracionismo « mítico-expresionista » (El Dorado) en la pintura (*) del artista colombiano Franco


Por Mario Wong
Escritor peruano

« L’origine ne désigne pas le devenir de ce qui est né mais bien ce qui est en train de naître dans le devenir et le déclin. L’origine est un tourbillon dans le fleuve du devenir et elle entraîne dans son rythme la matière de ce qui est en train d’apparaître. (…) »
Walter Benjamin

A Miguel Rodríguez Liñán y a Tito Diez

La pintura « matérica-abstracta » (y hago uso del oximoron; pinta sobre yute y utiliza diversas materias: arena, vidrio…, restos metálicos, óxidos… ; y la  abstracción…, ¿ expresionista ?) de Franco es una explosión de múltiples  colores -en sus series « El Dorado », « Senderos » y  « Atmósferas »-, que bien podría hallarse emparentada con la « abstracta-expresionista », onirista-mítica, de un Jacson Pollock (1). La encuentro  de repente, yo, en el jardín de los senderos que se bifurcan (Borges)  del arte contemporáneo, en esta segunda exposición en la galería Mona Lisa, en sus nutrientes míticas precolombinas y en ese lenguaje, personal, del mundo de los sueños como una impugnación frente a una modernidad, un progreso, que  ya « tocó techo ».
… Así, su arte subvierte el espacio de la representación, y « manifiesta » (expresa) la destrucción de los diversos eco-sistemas del planeta Tierra; los « espectros » de la destrucción (los he visto en…), como si se tratase de una historia, pictórica, universal de la infamia, se hallan ahí presentes en sus cuadros. Son rostros fantasmáticos que nos sorprenden; es como si el caos fuese el motivo de su arte, y Franco recorriese el terreno de las representaciones indígenas (de sus geometrías, laberintos y senderos… ; véase su serie « El Dorado »), como si estuviese en búsqueda de una « salida » a la locura…, a la entropía y anomia social del capitalismo globalizado. He visto lo que he visto…, hay cosas que no recuerdo y sin embargo… (D.C.)
Las imágenes no son el substrato de « nada sólido» (…léase L’art à l’état gazeux, de Yves Michaud); el espectador no puede « estabilizar » las imágenes para « fijarlas » mejor  en una « visión retiniana » (M. Duchamp, y su crítica del  art rétinien…, del « fin del arte » o de lo estético vilipendiado… ; del repudio de lo bello y del triunfo de la fealdad y de la nada, o de lo insignificante y la « copia » (W.B.) en el arte contemporáneo), de esencias inmóviles (como si fuese una mariposa, que no es posible describirla sino cuando ella se halla con las alas abiertas, en una vitrina, atravesada por un alfiler… ; pero, ¿cómo describir una mariposa batiendo sus alas en pleno vuelo?); las imágenes, en los cuadros de Franco, en esas explosiones múltiples del color, tienen, lo repito (me repito…) algo de espectrales, como si oscilasen en distintos tiempos y espacios...  Bien podría aplicárseles la expresión wiggensteiniana de « verlas » una vez como tal cosa y, otra vez como tal otra… (2); son las capas, bien trabajadas, de lo matérico de sus pinturas, que hace que sus « superficies » creen ese efecto… ; los elementos utilizados dan a su pintura textura y volumen y trasmiten, con el uso de otros recursos técnicos, también velocidad y movimiento.

  

(*) Galerie Mona Lisa, 32 rue de Varenne, 7ème Arr., Paris; exposición de noviembre. Incluye pinturas de tres series: « El Dorado », « Senderos » y « Atmósferas »; y también algunas esculturas de su exposición anterior  (mes de julio) : « Seres ».

París-Montmartre, 7 de noviembre del 2019.


Notas :
(1) Más no creo que sea la misma técnica, action painting, que inventase el pintor norteamericano…, que descartaba el uso del caballete y practicamente del pincel (usaba directamente el chisguete, la espátula y otros medios…, para verter y salpicar, chorrear, gotear…)  y que implicaba -pintaba con la tela extendida sobre el suelo-, la involucración completa de la mente y el cuerpo del artista (esto último literalmente, ahí están las fotos), como si fuese un ritual chamánico, en la obra…, que adquiere el dinamismo que caracteriza el estilo de este  gran artista.

(2)Cito in extensius: «(…) Que l’image soit instable, cela signifie qu’elle voue notre langage lui-même –qu’il s’agisse d’interpréter ou même, seulement, de décrire ce que nous voyons – à l’oscillation des temps et des aspects. Si l’image n’est le substrat de rien de solide, mais un simple, jamais simple en réalité, passage des aspects, alors le langage qui tente d’en consigner l’expérience ne saurait être lui-même  qu’un passage des temps dont  l’expression wittgensteinienne « voir (l’image) une fois comme telle chose, une autre fois comme telle autre chose » (einmal als das eine,einmals als das andere Ding sehen) donnerait probablement la formule de base. Ce n’est pas un hasard, d’ailleurs, si la théorie des aspects, dans la linguistique de… » (Véase Didi-Huberman, Essayer voir, Paris, Les éditions de Minuit, 2014, pp. 63-64). 

domingo, 3 de noviembre de 2019

Allégorie. Juan Ignacio Valenzuela



Juan Ignacio Valenzuela o de la « Allégorie » (*) –« Angelus Novus » (Klee, W. Benjamin), Polichinelle…, en tiempos de catástrofe

Ahí donde el pensamiento se detiene en una
constelación saturada de tensiones…
Walter Benjamin

A Ingrid Bedoya L. y a Julio Le Parc
Por Mario Wong
Escritor peruano

Angelus Novus de Paul Klee y retrato deWalter Benjamin
Angelus Novus de Paul Klee y retrato deWalter Benjamin
Cito in extensius  a  W. Benjamin -para empezar esta nota-, la tesis X, de «Sur le concept d’histoire », de Écrits français:
« Hay un cuadro de Klee intitulado Angelus Novus. Vemos un ángel que parece alejarse de algo, a lo que su mirada permanece puesta. Sus ojos están exorbitados, su boca abierta y sus alas desplegadas. Tal deberá ser el aspecto que presente el Ángel de la Historia. Su rostro está vuelto hacia el pasado. Ahí a donde nuestra mirada parece que se suceden una serie de événements. No hay otro que uno que se ofrece a sus miradas: una catástrofe sin modulación ni tregua, amontonando los descombros y proyectándolos eternamente ante sus pies. El Ángel querría bien inclinarse sobre ese desastre, curar las heridas y resucitar a los muertos. Pero una tempestad se ha levantado, viniendo del Paraíso; ella ha inflado las alas desplegadas del Ángel; y él no consigue más replegarlas. Esta tempestad lo lleva hacia el porvenir, al cual el Ángel no cesa de darle la espalda mientras que los descombros, frente a él, se elevan hacia el cielo. Damos el nombre de Progreso a esta tempestad». [1]  Esta tesis es, sin duda, una alegoría de la historia en tiempos catastróficos que…
El filósofo italiano Giorgio Agamben toma, en uno de sus últimos libros[2], a un personaje de la comedia napolitana, que se expandió en el arte, el Polichinelle, y que proviene de la historia en tiempos de desastres, tiempos de mutaciones inquietantes, épocas des tournants historiques (la caida de la República de Venezia, en tiempos de Tiepolo, la ascensión del nazismo, las dictaduras del…)
Juan Ignacio Valenzuela
Desde el momento que entré a la sala de la biblioteca de la embajada Argentina -6, rue Cimarose, 6ème Arr. de París- las esculturas del artista argentino Juan Ignacio Valenzuela, en su exposición intitulada « Allégorie », sentí que me interpelaban; las más que presentan una suerte de autómatas (la llave, que les da cuerda a sus figuras, se halla ahí, en sus espaldas; lo cual hizo que surgiese la cuestión sobre la libertad de sus personajes alegóricos) en lo alto de sus « estructuras », como asomándose al vacío; personajes invisibles como en « La Fortaleza » (es el título de una de las piezas) o en frágil equilibrio –en « Cíclico », « Instinto », « El abrazo »…, todos de su Serie Alegoría. Éstos, indistintos, tal vez pertenecientes a un « castillo kafkiano », en tensión abismal, como si se sorprendiesen (o nos sorprendiesen…), en un instante, antes de la caída; y, al mismo tiempo, como si la rueda continuase girando, « Cíclico », en la tensión de « ese equilibrio », inestable,
De Allégorie
ellos permanecen como el « Polichinelle trapecista » (1797-1804; scène 46), obra de  Giandomenico Tiepolo (1727-1804); éste en el momento de la « caída ». O, quizás, « un funámbulo que anda (marche) sobre una cuerda inexistente;  él se mueve libremente, con su torpeza insistente (gaucherie ardue), disciplinada, acrobática, en el espacio que se abre entre ellos y más allá de ellos »[3], anota Agamben.
Obra plástica toda ésta, de J.I. Valenzuela, « política », en estos tiempos de caos, de crisis permanente, de desastre, que expresa el coraje del artista; hay, pienso, una parte que « aparece » como si estuviese sumergida (me viene a la memoria la « teoría del iceberg », de Hemingway), en la oscuridad de lo que aconteció, de los événements que marcaron la historia de los países del Cono Sur, del continente américano, en las últimas décadas del siglo pasado. Se trata, pues, de las « resonancias alegóricas » -W. Benjamin hablaba, en lo que respecta a su concepción de la alegoría, de « constelaciones dialécticas »; esto es de imágenes sorprendidas, en su movimiento dialéctico, en el acto en que se detienen (Stillstand) - de su obra, en la que el vacío se halla muy presente; lo cual crea una tensión, la del vértigo de la caída que sorprende e interroga al espectador.
 
*
Memorial a Walter Benjamin por Dani Karavan en Port Bou
Memorial a Walter Benjamin por Dani Karavan en Port Bou
Port-Bou, « último » punto de frontera –Walter Benjamin (26 de septiembre, 1940)
En los trenes que recorrían esa parte de Europa en guerra (1936-1939) -la Península Ibérica bombardeada (Guernica, 1937); y los soldados republicanos que intentaban cruzar la frontera francesa (sufriendo la humillación de la derrota, y las injurias, empujones e incluso culatazos de los gendarmes franceses)-, la estación de Cerbère (como « Cerbero », el can de siete cabezas que vigila la entrada del Hades; su nombre ya era un maleficio de la suerte), es casi un símbolo[4], que quitándole el velo au réel ponía de manifiesto la insignificancia de la existencia humana.
En movimiento inverso -en esa red de ríos que son los trenes nocturnos- había llegado Walter Benjamin a Port-Bou (en ese su último viaje insomne), en 1940, huyendo de la persecusión nazi, después de las « leyes de Nuremberg », con una maleta negra (no era la « valise portative » de Duchamp, pero portaba documentos importantes que W. B. quería salvar de la catástrofe europea, su catástrofe y la de todo su mundo, como la de Stefan Zweig). Llegó hasta allí; pocos días después, un mes de octubre, se suicidaría tomando no sé cuantas pastillas de…
El azar, su mala suerte, que él se la representaba como un enano jorobado que lo… ; de ahí todo se desliza entre sombras y… ; como si se encontrase perdido en los subterráneos de… ; él que presintió (su experiencia, de esos últimos años de vida, lo manifiesta) la desmesura destructiva y criminal del siglo XX, atravesado por « champs de forces », tan poderosas como las que rigen el cosmos; …en esa larga noche que no tiene fin y… ; y esa era la larga noche de Europa, « cruzada de largos trenes siniestros, de convoyes de vagones de mercancías -escribe A. Muñoz Molina- o ganado con las ventanillas clausuradas, avanzando muy lentamente hacia los páramos invernales cubiertos de nieve o de barro, delimitados por alambradas y torres de vigilancia »[5]
(Serge Personne, Rev. « Sieteculebras », Cuzco-Perú, 2007).

París-Montmartre, 15-17 de octubre del 2019.



(*) J. I. Valenzuela, Allégorie, exposition, Ambassade d’Argentine, París-Octubre-2019.



[1] W. Benjamin, Écrits français, París, Éds. Gallimard, 1991, pp. 343-344; la traducción es mía. Cito, seguido, la tésis en francés: « Il y a un tableau de Klee dénomé Angelus Novus. On y voit un ange qui a l’air de s’éloigner de quelque chose à quoi son regard semble rester rivé.Ses yeux sont écarquillés, sa bouche es ouverte et se ailes sont déployées. Tel devra être l’aspect que présente l’Ange de l’Histoire. Son visage est tourné vers le passé. Là où à notre regard à nous semble s’échelonner une suite d’événements, il n’y (en) a qu’un qui s’offre à ses regards à lui: une catastrophe sans modulation ni trêve, amoncelant les décombres et les projétant eternellement devants ses pieds. L’Ange voudrait bien se pencher sur ce désastre, panser les blessures et ressuciter les morts. Mais une tempête s’est levée, venant du Paradis; elle a gonflée les ailes deployées de l’Ange; et il n’arrive plus à les replier. Cette tempête l’emporte vers l’avenir auquel l’Ange ne cesse de tourner le dos tandis que les décombres, en face de lui, montent au ciel. Nous donnons nom de Progrès à cette tempête».
[2] Véase G. Agamben, Polichinelle ou Divertissment pour les jeunes gens en quatre scènes, Paris, Éds. Macula, 2017.
[3] G. Agamben, Ob. Cit., p. 95. Agamben reflexiona sobre la «scission zoe/bios» (vida desnuda/vida política, o cuerpo biológico/ cuerpo político…), al final de su libro Homo sacer 1 (1997), en la « Apostille » a Polichinelle ou Divertiss… ; cito, seguido, el final  de«Apostille»: « (…) Il n’y a pas, chez Polichinelle, une vie végétative séparée de la forme de vie, une zoe qui pourrait être séparée et distinguée du bios. En vérité, Polichinelle n’est ni l’un ni l’autre. Il est plutôt le tiers qui apparaît dans leur coincidence –c’est-à-dire dans le moment ou ils chutent ensemble– et comme le trapéziste de la scène N° 46, ou un funambule qui marche sur une corde inexistante, il se meut librement, avec sa gaucherie ardue, disciplinée, acrobatique, dans l’espace qui s’ouvre entre eux et au-delà d’eux. » ; véase la scène 46, del « Polichinelle trapéziste », de Tiepolo en la p. 96.
[4] En contraste con el symbole religieux ver M. Eliade, Méphistopheles et l’androgyne, Paris, Éds. Gallimard, « folio-essais », 1962, p. 304.
[5] Antonio Muñoz Molina, Sefarad, Barcelona Ed. Seix-Barral S.A, 2009, p. 46. 

martes, 1 de octubre de 2019

Pez/Poisson de Mariela Dreyfus


Pez / Poisson [1], N.Y., 9/ 11 (2001) , o del « cuerpo del deseo » (fantasmal) en la poesía de Mariela Dreyfus

Por Mario Wong
Escritor peruano

« Dis-moi où est l’amour, si tu sais,
dis-mois vers où nager.
-Quand j’étais petite, répond la femme,
J’aimais me regarder dans une phrase brisée.
Ma grand-mère m’avait appris à le faire.
Pour le temps du malheur, disait-elle. C’est
pourquoi je te donne mes mots. »(*)
Xavier Orville

…la pesadilla,/ aunque cercana,/  Ha pasado sin apenas tocarnos.
Roberto Bolaño

Pez/Poisson
Pez/Poisson

De Memorias de Electra (1984), primer libro de Mariela Dreyfus, recuerdo estos versos: «(…)// Sólo nuestros cuerpos voraces y al centro mi memoria/ compitiendo como una máquina de pinbol/ súbitamente enloquecida.// Hemos cogido el instante/ y yacemos desnudos/ burdos semidioses.» (de « Poética ») ; y de un libro muy posterior, Placer fantasma (1993), he retenido las siguientes líneas, de la parte final, del  poema «Este ruido no cesa»: « Entra en mi pesadilla../ En este ojo cíclope que todo lo deforma. / Como un perro que aúlla en la boca de un túnel/ o una ventana que arroja su música sobre la noche hambrienta.// Arden en mi pupila otra vez/ la inocencia convertida en cuchillo; la ternura/ en asfixia; el deseo en chacal.» Leyendo, ahora, Pez/ Poisson, libro bilingüe de la poeta, tengo la impresión (y no explico nada), que la fragmentación es parte de su experiencia poética en las últimas décadas; cito:  « (…)// El gran río que arrastra entre su oleaje metáforas de vida a esta hora arrastra sin embargo/ dislocadas falanges  vagos rostros rasgadas pantorrillas que por su lecho avanzan// Légamo  tálamo limo: ¿qué se hará dime entonces el polvo de la tierra adónde volverá ? » (p. 56). El tono de la última línea, es sin duda, elliotíano[2] …, « actualizado », si podemos decir. Cito seguido, in extensius (léase la p. 42; las itálicas son de la poeta): « Ciudad metálica: como una madre de espaldas a la vida en tu interior se gesta una masacre./ El altísimo altar de sacrificio es de neón y plexiglás caben en él miriadas de seres esperando en/ la frente una señal.// Temo por tu consistencia. El horror de haber engendrado un niño-monstruo que anida en mí. Que tus/ ojos no puedan ver la luz…// Ciudad metálica: los cables han sido cortados las calles se cierran los coches se atascan en la boca del infierno.// (…) Se expresa poéticamente la experiencia de la maternidad, en tiempos del horror post 9/11 (2001), New York under terrorist attacks…

1.-  « Matria », del gran río de la memoria (poética) que frente al desastre…
Hanna Arendt, que vivió la ascensión del nazismo al poder -en la Alemania de los 30s-, en su ensayo La condition de l’ homme moderne sostiene que las nuevas generaciones, por el solo nacimiento de un infante, abren el mundo a una experiencia inesperada; la cual no puede ser pensada en los términos que regían a las anteriores que están marcadas por… ; cito: «(…) Le nouveau a toujours contre lui les chances écrasantes des lois statistiques et de leur probabilité qui, pratiquement dans les circonstances ordinaires, équivaut à une certitude; le nouveau apparait donc toujours comme un miracle. Le fait que l’homme est capable d’action signifie que de sa part on peut s’attendre à l’innattendu, qu’il est en mesure d’accomplir c’est qui est infiniment improbable. Et cela à son tour n’est possible  que parce que chaque homme est unique, de sorte qu’à chaque naissance quelque chose d’uniquement neuf arrive au monde. Par rapport à ce quelqu’un qui est unique, on peut vraiment dire qu’il n’y avait personne auparavant. Si l’action en tant que commencement correspond au fait de la naissance, si elle est la condition de la condition humaine de natalité, la parole correspond au fait de l’individualité, elle est l’actualisation de la condition humaine de pluralité, qui est de vivre en être distinct parmi des égaux » [3]. La poética de la memoria o la « memoria poética » puede ser, pienso, una  de las líneas (interpretativas) de lectura de Pez/ Poisson; al menos en esta parte, de ahí que haya citado a la filósofa judía-alemana, Arendt. El desastre se halla ahí presente y un nacimiento, una nueva vida (« matria »), que en el caso de la poeta Dreyfus está ligada a la creación. Cito: ¿Adónde la palabra con su mínima lengua su conciso latido invertebrado? Un gameto la letra un cigote/ incipiente un semiótico mar de balbuceos.// (…) (p. 30) 

… La catástrofe dio inicio al nuevo siglo (y al tercer milenio). Cito, seguido, Pez/ Poisson: «Avanzas en tu gestación y en la ciudad el peligro se gesta/ Crece la vida en el noveno mes de este año impar en sus guarismos: cero uno cero uno cero uno/ Y tú que eres nada el cero el huevecillo de pronto aúnas células y huesos y te tejes/ En mi casa interior te tejes… » (p. 34).Vallejo de los Heraldos y también de Trilce … ; y de la página 32, cito completo el poema anterior:

« Matria: mórbido crecimiento de tu morada azul.
Modelada materia donde anida
lo amniótico y carnal.

Vadeas esa oleada de voces abriéndose a la tarde
y plácido te mueves en mi mar íntimo y tibio.

Tu minúscula imagen mimetiza
la metálica urbe cual matrioshka:
allá afuera está ella dentro yo
y aún dentro de mí va tu figura
mi muñeco mimado y somnoliento.

Madre Manhattan: magnífica guarida multiforme.
Megamatriz marina y musical.
Miríadas de ritmos red de manos:
me crezco en ti y en mí se multiplica el otro
cuando mareada me miro en tu mercurio.

Mariela Dreyfus
Mariela Dreyfus
2.- Del « corps du désir » en Pez/ Poisson, o del fantasma de la…
Antes  de entrar a lo que me interesa tratar -en esta parte de este ensayo- quiero  señalar un aspecto « formal » en Pez/ Poisson. En uno de sus ensayos literarios Stephane Mallarmé sostenía que todo es verso desde que escribimos: « … le vers est tout, dès qu’on écrit. »; él va al extremo:  «… que la forme appelée vers est simplement elle-même la littérature; que vers il y a sitôt que s’accentue la diction, rythme dès que style » [4]. Hago mención de esto para precisar que en  el poemario de Mariela Dreyfus hay textos que están más cercanos a la « prosa »  que al verso, estrictamente hablando; la cuestión se resuelve, pienso (y aquí « sigo » a Mallarmé) en la acentuación de la dicción, en el ritmo que está determinado por el estilo poético. El escritor barcelonés  E. Vila-Matas sostenía que todo, en literatura (o arte)  puede transformarse muy fácilmente; no creo, me aventuro a sostener, que se planteen grandes dificultades de convertir los textos en « prosa » a versos, y a la inversa[5].
« Love is a shadow/ how you lie and cry after it », versos de Sylvia Plath que cita Mariela Dreyfus en uno de los últimos poemas de su libro Placer fantasma (en la parte intitulada « El amor terco a todo »). Me pregunto, en esta parte final, dónde se encuentra el « cuerpo del deseo » o el deseo fantasmal  en Pez/ Poisson, y aquí me refiero, lo preciso, a la creación poética como sublimación, metafórica  (imaginada) de deseos y pulsiones; las pulsiones de destrucción (Eros & Tanatos…) se hallan muy presentes en estos últimos tiempos de la Guerra del fin…, post 9/ 11, que se inició con la (hagan memoria)…, y que no tiene cuando terminar! Vuelvo al poemario del 93; cito los primeros versos del texto que precede el epígrafe de la Plath: « Dame el abismo que nace de tu perfil de piedra que horada/ la noche y corta mi respiración/ Un cuchillo torcido  un hacha de lumbre/ Contigo dolor y deseo se… » [6].

… Es frente a la destrucción que se « impone » la vida del nouveau née (infante); en un puro acto de amor de la madre que crece en la ciudad, en su miríada de ritmos y en la red de manos, y que hace posible que en ella se multiplique l’autre. De Pez/Poisson cito seguido: « Asoman por un canal metálico y angosto. Es una procesión de famélicos peces que a falta de vigor casi/ se arrastran, como arañando en un mar vacío. Mi hijo cierra la marcha y sonríe. De pronto se distingue un/ elevado resplandor violeta, inmensa nube de humo presagiando. Tosen y se atosigan los minúsculos peces; el agua del canal presta se tiñe. (…) Aspiro el aire que me queda,/ me lo trago: luego se lo entrego boca a boca a mi hijo, esperando que el beso le… » Pero el « fantasma » de la destrucción, de la fragmentación, se halla presente: « No lo asfixia el humo más mi exceso; estalla por exceso de amor a mi costado. El oscuro canal ahora arrastra/  partículas del pez que era mi hijo. Voy contando jirones uno a uno… » (p. 38).

… La ciudad metálica, « boca del infierno », como en los días más altos del verano ardía; pero, el niño, en el vientre de la madre continuaba gestándose. Cito seguido:

    « Ésta es la música del balbuceo: un sonido que se instala primigenio y virtual sobre las cosas. En la cueva uterina te deslizas con un ritmo de sístole de diástole… (p. 40).
   « A ciegas viajas entre venas y vísceras. Cada miembro te roza con su propia lumínica coloración: higado bermillón riñones blanquiazul… (p. 42).
   « ¿Qué olor qué nombre qué gesto? Indago sobre ti, que creces en mí, inmisericorde. Ágil molusco microscópico anfibio delgado pez de… » (p. 44).

En la ciudad metálica, la corriente del estigio (…un Styx; de la Traducc., p. 47) río entregaba, por la mañana, la estadística que les traía la muerte… Y finalizo este texto, ya bastante largo, citando en francés, entièrement, uno de los últimos poemas de Pez/ Poisson:

« Qu’adviendra-t-il des enfants de l’incendie enfants du masque à oxygène ?
Contre le ciel violacée leurs silhouettes découpées ou disloquées dans le temps :
Ils fuient furieux l’instinct de mort qui les assiège le doute qui rôde l’aube profonde qui les projette en denses particules sur l’air
Lasanges étoiles cercles : ovales qui s’installent là où furent les lèvres les ligaments et un zigzag en plexus
Perspective de l’enfant qui se brise l’enfant qui ne naît pas le non-né en absence »  [7].

… añado, yo, sólo: masque à oxygène, « masque à gaz », ciel violacée, « cielos violados »…, una realidad terrible, una catástrofe que no…

París-Montmartre, 7 de agosto del 2019

 (*) « Dime dónde se encuentra el amor, si tú lo sabes,
 dime hacia dónde nado.
-Cuando yo era  pequeña, responde la mujer
Amaba mirarme en una frase rota.
Mi abuela me enseñó a hacerlo.
Para el tiempo de desgracia, decía ella. Es
por eso que te doy mis palabras. » (X. Orville, La tapisserie du temps présent, Paris, Éds. Bernard Grasset, 1979, novela, pp. 59-60; la Traducc. es mía). 


[1] Mariela Dreyfus, Pez/ Poisson, Nantes, Éds. Du Petit Véhicule, Mai 2019; (Ed. bilingüe: Traducteur collectif de la Faculté de Traducc. Et d’Interprétation  de la Univ. De Grenade; Photographies de Jorge Ochoa; la edición en español es del 2005). 
[2] En lo que respecta a T.S. Eliot, léase La tierra baldía.
[3] « … lo nuevo tiene siempre contra él los favores aplastantes de las leyes estadísticas y de sus probabilidades que, prácticamente en las circunstancias ordinarias, equivale a una certeza; lo nuevo aparece entonces siempre como un milagro. El hecho de que el hombre es capaz de acción significa que, de su parte, puede esperarse lo inesperado; que él tiene la capacidad de realizar lo que es infinitamente improbable. Y ello, cuando ocurre, no es posible que debido a que cada hombre es único, de suerte que en cada nacimiento algo únicamente nuevo ocurre en el mundo. En relación a ese algo que es único, podemos verdaderamente decir que no había nadie antes. Si la acción en tanto inicio corresponde al hecho del nacimiento, si ella es la condición de la condición humana de la natalidad, la palabra corresponde al hecho de la individualidad, ella es la actualización de la condición humana de pluralidad, que es vivir como ser distinto entre iguales. » Véase H. Arendt, La condition de l’homme moderne, Paris, Éds. Calmann-Levi, 1961 et 1983, pp. 234-235 (la traducc. y las itálicas son mías).

[4] S. Mallarmé « Le mystère dans les lettres » (1896), Œuvres complètes, Éds. Gallimard, 1945, Bibliothèque de la Pléiade, p. 361.
[5]  La problemática es otra (en lo que se refiere a la poesía y la prosa ), y se trata de cuestiones, fundamentales, que plantea la poesía, « le courage de la poèsie »; se han formulado con respecto a la poesía de Hölderlin (de su « periodo francés », en la ciudad de Burdeos; la primera versión de uno de sus poemas hace mención a la belleza de las mujeres morenas y al vino, si mal no recuerdo; y se titula Dichtermut: « Courage du poète » ); todo eso ha suscitado una intensa reflexión  del filósofo francés Philippe Lacoue-Labarthe, fallecido recientemente -en su libro Heidegger. La politique du poème (Paris, Éds. Galilée, 2002, pp. 130-155)-, sobre la lectura chovinista (« Ur-faciste », diría U. Eco) que hiciera Heidegger, en los comienzos de los 30s (en plena etapa de la ascensión de Hitler al poder en Alemania),  y la lectura que hizo W. Benjamin, en su ensayo intitulado « Deux poèmes de Friedrich Hölderlin », escrito durante el invierno de 1914-1915 (y que permaneciese inédito hasta el año 1955; se trata en realidad de tres versiones).
[6] M. Dreyfus, Placer fantasma, Lima, Centro Cultural Peruano Japonés, 1993 (del poema « Dame el abismo que nace de tu perfil… », p. 51). 
[7] Ob. Cit., p. 49. Señalo que excepto en algunas alteraciones textuales, mías, en este ensayo, las itálicas provienen de la poeta. Cito la versión original del poema: « ¿Qué será de los niños del estruendo los niños del incendio los niños de la máscara de oxigeno ?/ Contra el cielo violáceo sus figuras recortadas o rotas en el tiempo:/ Huyen enfurecidos del instinto mortal que los circunda de la duda que ronda del hondo amanecer que los arroja/ en partículas densas sobre el aire/ Rombos estrellas círculos: óvalos que se asientan donde fueron los labios ondas los ligamentos y un zigzag en/ el plexo/ Perspectiva del hijo que se quiebra del hijo que no nace del nonato en ausencia » (p. 48)


lunes, 11 de marzo de 2019

El otro laberinto de Julio Carrasco Bretón




Primera aproximación crítica a El Otro laberinto [1], libro de ensayo del artista mexicano Julio Carrasco Bretón

Por Mario Wong
Escritor peruano

« L’hétérogénéité constitutive du réel se donne à nous sous le masque de l’unité, de l’unité homogène. Pour la perception superficielle, le masque est le réel même. Tomber le masque, c’est prendre le risque du vertige  (…) »
Moses Dobruska (*)
« Cuando llegamos a examinar las nociones fundamentales de nuestros políticos, descubrimos que esas nociones son, en gran parte, ilusiones. Se deduce de esto que la unión no es  si misma una buena cosa como tampoco lo es en si la separación. Es también absurdo tomar partido en favor de la unión  y/o de la separación, como estar a favor de subir una escalera o de bajarla ».
G. Keith Chesterton

El otro laberinto, Julio Carrasco Bretón
Portada El otro laberinto
I
El sugestivo título del ensayo de Julio Carrasco Bretón me  remitió a mis lecturas, allá en Lima (años 70-80s), de Octavio Paz. Me dije, Julio Carrasco se propone actualizar, de alguna manera, la problemática de lo que es el « carácter del mexicano » en el nuevo siglo, en esta otra etapa de la globalización, marcada por la quiebra de las identidades  y las tradiciones que acompañaron la formación de los estados-naciones.
A una pregunta que le hiciese, a Octavio Paz, Claude Fell sobre si podía « concebirse El laberinto de la soledad como un « décryptage » de los mitos mexicanos », él respondió: « … Yo creo que El laberinto de la soledad fue una tentativa por describir y comprender ciertos mitos; al mismo tiempo, en la medida en que es una obra de literatura, se ha convertido a su vez en otro mito » [2].
Bien, quiero abordar la problemática de la psicología del mexicano, en el siglo presente, a partir de uno de los « événement-mitos » que han marcado a la generación de Julio Carrasco, una generación rupturista, el del « 2 de octubre del 68 » ; sobre ésto Paz escribió:

« El carácter de México, como el de cualquier otro pueblo es una ilusión, una máscara; al mismo tiempo es un rostro real. Nunca es el mismo y siempre es el mismo. Es una contradicción perpetua: cada vez que afirmamos una parte de nosotros mismos, negamos otra. Lo que ocurrió el 2 de octubre de 1968 fue, simultáneamente, la negación de aquello que hemos querido ser desde la Revolución y la afirmación de aquello que somos desde la Conquista y aún antes. Puede decirse que la aparición del otro México o, más exactamente, de uno de sus aspectos. Apenas si debo repetir que el otro México no está fuera sino en nosotros: no podríamos extirparlo sin mutilarnos. Es un México que si sabemos nombrarlo y reconocerlo, un día acabaremos por transfigurar: cesará de ser ese fantasma que se desliza en la realidad y la convierte en pesadilla de sangre. Doble realidad del 2 de octubre de 1968: ser un hecho histórico y ser una representación simbólica de nuestra historia subterránea o invisible. (…) » [3]

Me interesa esto de la historia subterránea e invisible y subrayo también, en la cita (las itálicas son mías), lo del otro México que si sabemos nombrarlo y reconocerlo… ; en ese événement, traumático, que fue la matanza de estudiantes en la plaza de Tlatelolco, se entrecruzaron los dos Méxicos: el México pretendidamente « moderno », desarrollado, y el México tradicional, « arcaico » (para utilizar el término, sesgadamente ideológico, al que recurre Mario Vargas Llosa, en su libro sobre el escritor peruano José María Arguedas). ¿Cómo interviene el « sincronismo », de esas dos historias (de esos dos Méxicos) en el presente siglo ? ¿Continúa a determinar, con las atingencias que hace Paz (sobre la máscara y lo real), el carácter de México, lo mexicano en nuestro mundo fragmentado ?

II
Sobre esto de la nación y la identidad, sobre la « fractura histórica », comienzo citando, in extensius (del capítulo intitulado « Dicotomía de la identidad nacional »): 

« …, en la identidad nacional del mexicano perdura un tajo histórico, que divide en dos su identidad y al mismo tiempo separa esas dos mitades, que deberían estar juntas para dar unidad al « ser mexicano » y por ende identificarse plenamente con su axiología de nación. Lo cierto es que no sucede así desde el mismo nacimiento de la patria, pues lo señala con tino la misma lápida dispuesta en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, plaza también de las tres torturas, de las tres masacres: la prehispánica, la de la Conquista y la del movimiento estudiantil de 1968; lápida en fin, que dice que ahí no hubo ni vencidos ni vencedores, que fue el parto doloroso de una nación.
Ese tajo histórico natal no ha cerrado plenamente, no ha terminado de cicatrizar en el subconsciente colectivo mexicano. La cicatriz no está concluida porque si fuera cicatriz… »[4]

Se requiere,pues, una especie de entendimiento « intespectivo » (Nietzsche), paradójicamente « fuera del tiempo », para entender el « secreto » de ese periodo histórico, la « razón » (de la sin razón) del México de esos años; a partir de descubrirle la fisura, la brecha, la « zona de riesgo », de vértigo, que nos aproxima al abismo, y que desde una « perspectiva oblicua » arroja una mirada única  sobre ese tiempo, esa época [5].
No hay identidad que no sea problemática en el mundo globalizado del capitalismo, neoliberal, distópico; en el que la dinámica de las desterritorializaciones coexisten y/o se apoyan con las intervenciones siempre más autoritarias del poder del Estado y de sus aparatos de dominación. Julio Carrasco, en el Corolario a El otro laberinto, constata: « …México está hoy sumergido en la atopía y la anomia; la utopía al alcance de su consciencia hoy también la tiene secuestrada la Iglesia, entre otras instituciones aliadas al poder. Por ello es que no se contempla un futuro viable para nuestra patria como país de justicia, probidad y equidad » [6]. ¿Qué ocurrió para que esto último no sea posible? Ese es el trabajo de examen de la psicología del mexicano, emprendido por Carrasco en este ensayo, para poder diagnosticar el mal que corroe su país (y en el que encuentro más de una similitud  y/o coincidencia con las realidades de otros países del Hemisferio Sur). En este ensayo escribe, sobre la esquizofrenia social que, como una enfermedad endémica, ha contagiado a todo el país; y cito seguido : « La esquizofrenia social es un padecimiento colectivo en todos los componentes de la sociedad mexicana, sean estos gobernantes o gobernados. Ambos sectores padecen de esta disfunción psicológica, en términos de acciones sociales y políticas; ambas partes no quieren o están incapacitadas para entender, valga la expresión, la verdadera realidad del país. Realidad lamentable, pero susceptible de ser transformada. El común de los mexicanos no quiere ver dicha realidad y mucho menos ser participe de su transformación, tal como si fuera una atmósfera mental permanente de autismo hacia la política de injusticia, inequidad e impugnidad que prevalece » [7].
Esta problemática de la identidad, de la fragmentación du réel (de la no-cohesión, de la antropofagia social), está marcada por el estigma racial que impera en México desde la Conquista. Retengo la opinión de Julio Carrasco Bretón, sobre un cuadro de Alfaro Siqueiros, cuya imagen para él sintetiza « la condición existencial del ser mexicano »; cito, otra vez, in extensius:

 « Cada vez que contemplo el cuadro del rostro de Siqueiros me estremezco, por la fuerza pictórica de este genio del muralismo mexicano y maestro nuestro. Ese cuadro que tiene un rostro de piedra y dos manos en perspectiva, que visualmente reclaman a quien contempla la pintura la ausencia metafórica de la identidad, nos ilustra el drama del rostro de piedra, del no rostro, de la ausencia de identidad, o de asumirla con conocimiento de causa, o por qué no decirlo, de aceptación de nuestro pasado de parto sangriento de nación para considerarnos como mexicanos. Rostro de piedra, frío, informe, sin vida, herencia volcánica. « Rostro no rostro » por ser cabeza de piedra que no obstante, gesticula con los brazos y las manos abiertas pidiendo…, esperando recibir algo» [8].

… y el párrafo antepenúltimo - a esta parte (de los inicios de este libro), intitulada « Herencia de vicios coloniales »- sobre el verbo « chingar », considerando la hipocresía y la tolerancia, que se entremezclan, y la relatividad del respeto y las consideraciones sociales, cita a Paz: « … Extremadamente lúcido, Octavio Paz nos brindó las coordenadas gramaticales de un mapa psicológico del mexicano, donde existía una poliangularidad del verbo chingar. México se caracteriza por tener una población que se chinga mutuamente: el jefe medio le paga al empleado (o sea que se lo chinga), y el empleado simula que trabaja (o sea que se chinga al jefe, « trabajando a medias »). Por ello, podemos concluir que en el fondo no sólo todos se chingan, sino que han chingado a la nación en su conjunto, permitiendo a su vez que de afuera los imperios modernos nos chingen como nación »[9]. Y debería concluir yo, (mi lectura de) esta parte señalando que lo que ocurrió el 2 de octubre de 1968 fue « una verdadera chingadera », y (pero…, antes) me atrevería a preguntarle (…, con una cierta aprensión) a Carrasco, si es que podríamos decir que en ese ritual sangriento de la plaza de Tlatelolco, una tragedia (y no hay que olvidar que Paz renunció a su cargo de embajador en la India [10], el gobierno de turno, de Díaz Ordaz, del PRI chingó al pueblo mexicano.

III
Recurro aquí, en esta parte final, a la reflexión que Julio Echeverría, compatriota de Carrasco, hace sobre la fórmula « dialéctica negativa » o « dialéctica en suspenso » de Teodoro Adorno, uno de los grandes teóricos de la Escuela de Frankfurt; se trata de mantener el espacio de la crítica, como forma de conocimiento, al mismo tiempo que se denuncian las síntesis en términos, valga la redundancia, de « totalidades totalitarias » (no está demás mencionar, que para Adorno se trataba de pensar después de Auschwitz; « hay que pensar, decía Adorno, de manera que Auschwitz no se repita »).
« La humanidad -escribía Adorno- ha debido someterse a un tratamiento espantoso para que naciese y se consolidase el yo, el carácter idéntico, práctico, viril del hombre, y algo de todo esto se repite en cada infancia. El esfuerzo por mantener unido el Yo pertenece al yo en todos sus estadios, y la tentación de perderlo ha estado siempre asociada a la ciega decisión de conservarlo… La angustia de perder el Yo, anulando así la frontera entre éste y el resto de la vida, el temor de la muerte y de la destrucción, está estrechamente ligado a una promesa de felicidad que ha amenazado constantemente a la civilización ». « Por detrás -y esto corresponde a la reflexión de Echeverría- surge entonces una doble denuncia del carácter « total », diríamos « fuerte », de la dialéctica. Por un lado, la dialéctica como razón cumple la función de sustituir o compensar la debilidad del yo; por otro, el pensamiento y la primacía lógica de la identidad no son sino la otra cara de la subordinación que la sociedad exige a « cada quien ». Un poder de unificación y de cohesión que termina por sacrificar a la individualidad, por « deteriorarla », en cuanto supone la expulsión de todos aquellos elementos que están demás en la propia economía  identificatoria del sujeto ».
Julio Carrasco Bretón
Julio Carrasco Bretón
Y concluyo esta nota crítica, ya bastante extensa, con el siguiente párrafo de la reflexión de Echeverría, por lo que concierne al común, al individuo y a la problemática de la identidad (en referencia al proceso cultural y civilizatorio, en México), sujetos de los cuales he tratado de ocuparme en esta mi primera aproximación a El otro laberinto:

« La dialéctica en Adorno se revuelve contra si misma. La « vida deteriorada » del individuo se opone a la sobrepotencia del Sistema. Pero a su vez, el poder del Sistema se asienta en la debilidad del individuo, que es vista como incesante búsqueda de socialización, de comunidad. Pero en la débilidad y en el « deterioro » está la capacidad de resistencia y de modificación del Sistema. Solo el individuo o pequeñas agregaciones, pueden oponerse al poder y a sus formas en una dinámica en la cual su reducido peso cuantitativo se compensa con la enorme carga simbólica de su impugnación. Impugnación que es tal justamente porque alude a otras posibilidades de agregación que no están presentes en el programa sistémico, o que en su defecto no logran ser « integradas » o introducidas en él, y cuya presencia implica de todas maneras la posibilidad de « modificarlo » (11). Y esto me permite reconocer el carácter transgresor, de impugnación del Sistema, y también de transformación social y política que tuvo el 2 de octubre del 68 en México (y los otros movimientos événementiels como el mayo francés, del mismo año, y la « Primavera de Praga »)[11].

París-Montmartre, 19 de febrero del 2019.
.

(*) Prefacio al libro Fragmenter le monde, del psicólogo y psicoterapeuta Josep Rafanell i Orra.
P.S., esta nota crítica la escribí para la presentación de El otro laberinto, en el Centre Culturel du Méxique, París, el 6 de marzo último; por cuestiones de tiempo sólo fue posible que mi exposición se limitase a la primera parte, y a algunas menciones rápidas de la segunda. Es esto lo que me lleva a publicarla completa. 


[1] Julio Carrasco Bretón, El otro laberinto. Ensayo sobre la psicología del mexicano en el nuevo siglo, México DF, Grupo Editorial Canzontle, 2018.
[2] Claude Fell, « Vuelta a El laberinto de la soledad (Conversación con Octavio Paz) »; In: Octavio Paz, Pasión Crítica, Barcelona, Ed. Seix Barral, 1985, 1990, p. 110.
[3] Octavio Paz, El laberinto de la soledad, Madrid, Eds. Cátedra, 1993, 2012, p. 391.    
[4] Julio Carrasco Bretón, Ob. Cit., pp. 121-122.
[5] Véase Ilan Stavan/Juan Villoro, El ojo en la nuca, Barcelona, Anagrama, 2014, p. 40. Y agrego yo que Peter Sloterdijk, en uno de sus libros, sobre un cuadro de un artista coreano, en que el yin y el yan, aparecía atravesado, de derecha a izquierda, por una cuña, la que rompía las viejas armonías asiáticas (el tao), sostenía que testimoniaba, así, una experiencia catastrófica del mundo, en la cual no se puede adicionar l’Un et l’Autre en una unidad superior. Y que resultaba inquietante y reconfortante, al mismo tiempo, ver como el artista coreano había llegado al límite de la mentira holística: la fractura atravesaba la imagen del Tao mismo. Ciertamente, el círculo y la cuña formaban una nueva estructura, « pero esta estructura se hallaba delante de nosotros, como algo que se había -¿acaso para siempre ?- fragmentado, dislocado, mutilado. En la pintura, ni el círculo del tao, en otro tiempo armonioso, no podía integrar la cuña gris que lo atravesaba, agresivamente, ni la cuña llegaba a alienar, desde luego, las mitades del círculo, la una respecto de la otra, volviendo, así, irreconocibles los antiguos ajustes. Sin embargo, aunque separadas violentamente, ellas podían recordarnos que una comunidad partida podría expresarse, también, en un mundo que se deteriora. (…)  » (P. Sloterdijk; la traducción es mía).
[6] Ob. Cit., p. 169.
[7] Ob. Cit., p. 79.
[8] Ob. Cit., pp. 57-58.
[9] p. 58.
[10]  « …En 1968, después de la matanza de Tlatelolco -dice el escritor mexicano Juan Villorro- hubo una ruptura entre los intelectuales y el poder, pero un par de años después el presidente Echeverría lanzó la «apertura democrática» y muchos escritores se precipitaron a apoyarlo con Fuentes a la cabeza. Lo que me interesa destacar es que nunca ha quedado muy claro cual es el sitio de la independencia. Lo único que le faltó al PRI fue fundar un fideicomiso de apoyo a la disidencia, para controlarla desde dentro ». (Véase Ilan Stavan/Juan Villoro, Ob. Cit., p. 69). 
[11]  (11) Julio Echeverría, « Las rupturas postmodernas y la temática de la identidad »; In: N. Lechner, W. Schmidt, B. Echeverría, J. Hernandez, G. Vattimo, G.E. Rusconi, M. Ferraris, J. Echeverría, Debates sobre Modernidad y postmodernidad,  Quito, Editores Unidos Nariz del Diablo, 1991, pp. 180-181. Solo añado, a esta nota final a pie de página, por lo que concierne a la impugnación, de la revuelta (y el jugement del sujeto), el primer epígrafe (de un capítulo inacabado con el que debía concluir La Vie de l’esprit, libro póstumo de Hannah Arendt, sobre el análisis de la actividad de juzgar), que es un verso de Lucain, de La Pharsale (I, 128): « La cause victorieuse plaît aux dieux mais la cause vaincue plaît à Caton. » (el segundo epígrafe es un citación del Fausto de Goethe. Ver « Endurance du thaumazein et carence de jugement », Cap. VI del libro de Jacques Taminiaux La fille de Thrace et le penseur professionnel. Arendt et Heidegger, Paris, Éds. Payot, 1992, p. 212).